XXIII-. No fue un error.

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La verdad no tenía ni la menor idea de qué era esto, sólo seguía a Emilio. Aunque en las películas siempre que un hombre hace esto, termina siendo hermoso... ¿No?

—y...  Hemos llegado. —dice quitándome el paliacate.

Él me quita el paliacate, la verdad fue más allá de mis espectativas. Solo está una mesa con dos platos sobre ella, unas velas y espumas en una Canastita.

—para empezar no quiero que creas que esto es todo, tenemos varias actividades más, esta es solo es la entrada. —dice sonriendo, involuntariamente lo abrazo, es decir... Es muy hermoso lo que hace. —toma, esto es para ti. —me da la canasta.

Dentro de esta hay varias cosas, como varios chocolates, un osito de peluche y hasta el final hay una carta. Así que la abro.

—¡espera! Leela hasta el final...

—de acuerdo... —digo caminando. —¿dónde estámos?

—en una pequeña propiedad de mi padre, no muy lejos de casa. —sonríe. 

—espera permiteme ayudarte. —dice jalando la silla.

—voy por la comida, esperame. —dice parándose.

Reviso mi celular, y tengo una llamada perdida de Alec, junto con unos mensajes de él. ¡Rayos!  Es lo malo de ponerle silenciador al celular.

¿Entonces nos vemos? -15:30
Olvidalo nos vemos mañana-16:15

¡maldición!

Alec debe odiarme, soy la peor persona del planeta... Ni siquiera me merezco ser su mejor amiga.

—listo... —dice Emilio. —toma, espero y te guste... Creo que es tu platillo favorito. —dice sonriendo.

Nos sentamos y comemos, la verdad es que sí le quedó riquísimo, debo decir que cocina mucho mejor que yo.

—esperame, ahora traigo tu regalo. —abro mis ojos como plato.

—¿¡Otro!? —él ríe.

—descuida sé que te encantará. —dice parándose.

Aprovecho que no está Emilio para hablar con Alec.

—¿Hola?

—Hola, ¿qué quieres? —puedo deducir que está enojado.

—¿estás molesto... Conmigo? —muerdo mi labio.

—¡no..! ¿Cómo crees? —ruedo mis ojos.

—Alec, eso me sonó a sarcasmo...

—pues... será porque lo es. —dice para después suspirar desanimado.

—lamento fallarte, pero es que yo...

—no importa, divierte con Emilio, como él te ama tanto de seguro este año ustedes dos ganan el lugar de rey y reina en el baile de invierno... ¿No crees? Se ven lindos juntos.

—Alec, en verdad quería estar contigo... Pero...

—lo siento ya me voy, y por si lo preguntas voy al cine con Ana, tienes razón... Por una vez le voy a hacer caso. —dice para después colgarme.

Definitivamente tenía razón... Alec me odia, ¿cómo no? Si digo algo y las cosas son diferentes.
Una lágrima cae por mi mejilla e inmediatamente la limpio, es que... No quiero arruinar de nuevo lo que hemos construido.

—ya vine. —dice Emilio con una caja, forrada con un moño azul. —abrelo, sé que te va a encantar o lo que sigue de eso... Mi madre me ayudó un poco pero yo tuve la respuesta final.

Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora