XXII-. Excusa para hablar contigo.

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—¡acá estoy! —dice Alec. Obviamente me sobresalto y con ello un pequeño grito se escucha.

—Alec, deja de perder el tiempo asustándome. —él ríe.

Los dos nos sentamos en una mesita. Observo a Alec, la verdad sí es muy guapo, lástima que sólo es mi mejor amigo, y más aparte tiene novia.

—¿y...? ¿tú me ibas a decir una cosa? —se sienta y sube los codos a la mesa juntando sus manos y haciendo un pequeño puente para recargar su cabeza.

—este... —creí que estaba lista para decirle, pero no, es más complicado de lo que imaginaba. Aparte no puedo confesarle a Alec justo el día que Emilio y yo cumplimos un mes. —era una broma, te iba a hacer una broma pero después de horas de pensar, decidí no hacerla. —él asiente con su cabeza.

—bien, bueno a lo que yo iba. Vámos a estar allá solo un día pero nos tendremos que ir muy temprano, para llegar allá y que tengamos tiempo de descansar un poco y para que te arregles porque las mujeres se tardan años arreglandose. —yo comienzo a reír. —no es broma, sí se tardan una eternidad en un solo ojo.

—¿y mi madre? —digo preocupada.

—descuida, le dije a mi madre que hablara con la tuya, para que así fuera más fácil conseguir el permiso, claro, si es que quieres. —dice sonriendo.

—bien, allá estaré, solo que déjame ver mi closet primero. —él ríe. Pero llega un momento serio.

Alec toma parte de mi mejilla y con su dedo pulgar la toca, como sobandola, o algo parecido. Muerdo mi labio, esperen, un segundo...  ¡no me puedo besar con mi mejor amigo este día!  Si eso es lo que sucede. Así que alejo mi cara de su mano.

—yo lo siento, creí ver una mancha de plumón negro. —dice riendo.

—bueno, yo ya me iba, adiós Alec. —digo parandome.

—¿nos vemos al rato? —dice igual parándose.

—si te llamo antes de las tres, nos vemos. —digo sonriendo. Y salgo de la biblioteca con una sonrisa.

Tomo una charola para recibir mi comida y como ni Elizabeth ni Nayeli estan en mi vista me siento sola en una mesa. Cuando derepente las sillas de las mesitas son ocupadas por personas. Alzo mi mirada y veo a Elizabeth y Nayeli sentadas riendo.

—¿cómo va todo? —dice Elizabeth.

—suelta la historia amiga. —dice Nayeli riendo como loca.

—¿historia? ¿cúal historia? —digo confundida.

—Alec y tú en la biblioteca, casi solos, no sucede diario. —¡rayos!

—¿Quien te dijo...? —si Emilio se entera me doy por muerta.

—yo, por si no te diste cuenta, estaba sentada en la mesa de hasta atrás cuando Alec te tomo de la cara, así que salí disparada de ahí... Pero no pude oir su conversación así que... ¿nos dirás? —dice Nayeli, mientras que Eli arquea una ceja.

—pues no es ningún secreto... —digo sonriendo. —solo me invito a una reunión por el trabajo de su madre... Quiere que vaya con él ya que supuestamente soy de confianza, pero bueno...  Le he dicho que sí, creo que es una oportunidad perfecta.

—quiero tu vida Sami, ¡tienes a dos guapísimos chicos muriendo por ti y tú no te das cuenta! —dice Nayeli, yo frunzo mi ceño.

—lo de Emilio si lo creo, pero ¿Alec?  Alec no está enamorado de mí...  Y si es que me llega a decir comentarios lindos es porque somos mejores amigos. —Elizabeth niega con la cabeza.

Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora