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Siento una presion en mi brazo y volteo a ver qué es lo que pasa, al mirar me encuentro con una azafata que me está intentando despertar.

—Ya hemos llegado y casi todos los pasajeros han salido— me sonríe y se va a ayudar a bajar a una señora mayor.

Suspiro pesadamente y recojo mi bolso y salgo tranquilamente del avión para ir a buscar mis maletas.

Cuando llegó al establecimiento estoy una gran parte del tiempo buscando mis maletas, cuando las encuentro cojo un carro y empiezo a empujarlo yo sola mientras voy a esperar a alguien. Supuesta mente alguien me iba a venir a buscar pero como ya me imaginaba nadie está por aquí y yo no sé qué hacer.

Doy unas cuantas vueltas hasta que encuentro a un chico de unos veinte y pico años de edad con un cartel con mi nombre.

Me acerco hacia él y cuando llego me dispongo a hablarle.

—¿Me buscabas a mi?— pregunto con una voz inocente.

—¿Tú eres Alice Collins Ross?— pregunta mientras junta sus cejas.

—Alice Collins a secas— digo con un tono de voz neutro— ¿Y tú eres?— preguntó elevando una de mis cejas.

—Michael Drowski, el director y supervisor del internado.— se presenta levantando una mano esperando que la acepte. Miro su brazo elevado y decido juntar mis manos con las suyas solo por unos segundos— Espero que nos llevemos bien.

—Eso dependerá de ti y las decisiones que tomes a mi persona.— respondo cortante y voy rápidamente a entrar al coche mientras él mete mis maletas en el maletero.

Estoy mirando el teléfono móvil, esperando algún mensaje de Brad pero nada, suspiro fuertemente y lo vuelvo a esconder en un bolsillo escondido del bolso.

Leí un poco por Internet y al parecer está prohibido usar el teléfono móvil en el centro o tener uno. Por eso lo he escondido rápidamente, a mi nadie me va a quitar el relacionarme con mi novio y amigos.

Siento que abre la puerta del piloto y se sienta rápidamente en su sitio.

—Bueno el viaje serán quince minutos solamente así que espero que estes tranquila y te aviso, no quiero que mi coche explote por cualquier motivo, así que estaría más tranquilo si estuvieras tranquila y no me molestaras mucho— ruedo los ojos y suspiro, me está cansando este idiota—... No me ensucies ni me hables— le interrumpo.

—¿Te podrías callar de una maldita vez? Eres más pesado que el plomo.

Después de eso no vuelve a hablar en los quince minutos de viaje.

Paramos delante de una reja y cuando veen que es el director la abren inmediatamente. A los segundos aparecemos en un internado bastante grande, hay tres edificios. Estoy segura de que el de delante del jardín es la maldita escuela. No me puedo creer que vaya a pasar mi último año en medio de la nada y alejada de mis amigos y mi novio.

No me puedo creer que mi madre sea un ser tan repugnante como para enviarme aquí y hacer creer a la gente que soy problemática. En definitiva esta mujer me da asco.

Lo único bueno es que no tendré que soportar vivir con mi nueva familia. La verdad en este instante solo deseo que no me haya tocado compartir cuarto con chicas idiotas y regaladas ya que no sabría como no atacarlas en cualquier momento.

Salimos del coche y lo sigo hacia el edificio. Al entrar me encuentro con unas cuantas miradas curiosas al verme con el director, seguro todos tienen ganas de saber quién soy y porqué estoy en este internado. Cada vez que pienso en eso siento la sangre correr por mis venas, me da un gran asco y se que ya lo he dicho pero es que no puedo evitarlo, es mi madre joder, cómo narices ha podido librarse de mí de esta manera tan asquerosa y hostil. Mi madre ha cambiado solamente por el dinero, mi padre jamás me habría hecho algo parecido.

Entro al ascensor y subimos a la quinta planta, durante la subida estamos los dos callados. Espero que el haber hablado un poco borde con él antes no implique con cómo me va a tratar a partir de ahora porque sino habré cavado mi propia tumba bajo el suelo.

Salimos y pasamos al lado de una mujer sentada contestando a llamadas y mirando el ordenador, debe de ser la secretaria. Entramos en una habitación, el despacho del director.

—Toma asiento que te voy a explicar como van las cosas aquí— asiento y me siento delante de él mientras él va a su silla. El despacho es tal y como suele ser en las películas—. Primero te voy a explicar el horario de lunes a viernes. A las 06:30 a.m.  te tienes de levantar, de 07:00 a.m. hasta las 07:30 a.m. debes ordenar tu habitación y prepararte tú para salir. Se desayuna de 07:30-07:50 a.m. A las 08:00 a.m. debes entrar a clase. Tendrás clases seguidas hasta las 13:00 p.m., en ese instante será la hora de comer de 13:00-13:45 p.m. Después volverás a clases hasta las 15:00 p.m., seguido de eso de 15:35-16:00 p.m. van a revisar todas las taquillas y luego ya tendrás toda la tarde libre. De 16:30-17:00 p.m. podrás entrar en la biblioteca y usar los ordenadores con internet. Las duchas son compartidas por sexo, así que tranquila que los chicos tienen su propio baño y las chicas el suyo pero solo tenéis una hora para ducharos de 18:00-19:00 p.m. Después de eso la cena será de 20:00-20:30 p.m. Luego volverás a poder hacer lo que quieras hasta las 22:30 a.m. que es la hora de ir a dormir. De 22:30 a.m. hasta las 06:30 a.m. va ha haber vigilancia así que no intentes escaparte o salir de fiesta porque si te pillan te voy a sancionar.— sinceramente me estoy mareando, tengo el horario programado— A el uso de teléfono móvil está prohibido y si te pillamos con uno también te voy a tener que sancionar.

<<Ten tu habitación es la 102, compartes con dos chicas. Ten la llave y ten el horario que te he relatado y el de las materias que te tocan cada hora. Suerte y espero que disfrutes la estancia en este internado y procura no tener de volver aquí salvo que sea por buenas notícias. Adiós— se levanta y me echa del despacho dejándome completamente sola.

Suspiro y me acuerdo de que no sé dónde están mis maletas por lo que vuelvo a abrir la puerta, pero antes de que me dé tiempo a formular la pregunta él ya me a contestado.

—Tus maletas están en tu habitación Alice, tu solo procura todo lo que te he dicho y nada más y ahora ¡Largo!— exclama por lo que doy un brinco y cierro la puerta inmediatamente.

A conocer mi nuevo hogar.

Operación Salvando Al InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora