Centro mi mente en un solo pensamiento, escuchar un poco más en esta clase, no quiero reprobar esta materia y sinceramente tengo el deseo de graduarme este año si es posible.
A veces siento que me vuelvo una total reina del drama y que creo que toda mi vida se está arruinando, tal vez sí se acabe arruinando o tal vez no pero creo que no tengo que obsesionarme mucho con eso, aunque aquí estoy dándole vueltas a esto otra vez cuando hace menos de cinco segundos había decidido atender a la clase de Biología.
Miro a mi al rededor y siento que sigo demasiado incómoda, se nota mucho que no he escogido ningún bando, aunque gran parte de esta clase la conozco por la operación que he decidido crear aún así aquí, delante de los demás no pueden saludarme y sinceramente necesito alguien para hablar, aunque no exactamente en medio de la clase si no más bien en el recreo o entre clase y clase.
Echo de menos a mis amigos, a saber qué hacen esos locos ahora mismo y a saber cuántos de ellos lograran graduarse este año, la verdad es que aún no he mirado universidades aunque ya sé que carrera quiero seguir pero si lo pienso bien necesito dinero y no sé cuando podré coger el dinero de mi padre y si llegare a tiempo de pagar la matrícula.
Suena el timbre y tan solo consigo pensar en una cosa, otra clase de Biología malgastada, siempre que me propongo escuchar en una clase y intentar entender algo acabo olvidándome completamente de que tenía que escuchar y pienso en todas las preocupaciones que invaden mi mente.
Quiero terminar ya con la operación, quiero destruir esta jerarquía y que esto parezca el típico internado normal de toda la vida, sin bandos, aunque no expresamente sin bandos si no que se les vaya el poder a los grandes, que nadie mande, no sé muy bien como entenderme a mí misma.
—Tienes que salir tengo que cerrar la clase— la profesora me mira cansada, llevo tan solo una semana aquí y ya le caigo mal a la profesora de Biología, materia que justamente no se me da muy bien, muy bien hecho Alice.
Agarro mi mochila y salgo de la clase adentrándome en los pasillos que actualmente están bastante vacíos.
Y la mala suerte es que no sé si ir a la cafetería por el simple echo de que la monotonía me cansa y sé que iré ahí tendré que aguantar miradas mientras como y me rayaré al final.
Y pensar que llegue hasta aquí por culpa de mi madre, yo flipo.
Sinceramente creo que tengo que olvidarme de todo, siempre estoy recordando a mi progenitora y no sé de qué me sirve recordarla y de que me sirve estar aquí pensando que mi vida es una mierda.
Tengo la opción de cambiar mi vida, y aunque sea en estas cuatro paredes pienso hacerlo.
Si puedo hacer algo bueno ¿por qué no hacerlo?
Y desde hoy esos van a ser los pensamientos que tengo que tener y punto.
No pensaré en el pasado aunque teniendo aquí al idiota vaya a ser difícil lo lograré.
Vamos a ver cómo resulta ser mi nueva yo.
***
Sonrió mientras con mi bandeja voy a mi mesa, la mesa solitaria pero MÍA.
Puedo ver cómo todos los que quieren mi ayuda me observan y hacen como si nada.
Ya sé que papel tendrán ellos dentro de los grupos.
Primero que todo intentarán hacerse muy amigos de Chad y Tyler porque quiero saber que es lo que traman los pequeños y segundo irán abriéndole los ojos a sus compañeros diciéndoles que si no notan que sin ellos esos imbéciles no son más que eso, imbéciles, y con eso los irán uniendo a nosotros y cuando seamos un mayor número tan solo nos juntaremos y ellos quedarán solos, después de eso ya nadie estará controlado por nadie.
Aunque soy consciente que antes de eso querrán venganza, aunque creo que a esos tontos les va a costar.
La venganza, que gracia con eso, yo jamás conseguí vengarme de nadie.
Será que antes tenía los ojos muy vendados o que básicamente aún no tenía de quién vengarme, lo que sí sé es que la venganza es dura de saciar y no voy a permitir que me hagan algo esos, es gracioso como los adolescentes se creen invencibles.
—¿Y qué haces?— me dice con una sonrisa coqueta sentándose a mi lado.
—Pensando en ti— sonrío coqueta haciendo que ese chico básicamente se sorprenda y sonría aún más.
—¿En serio?
Me acerco a él como gata y al ver que tanto mira mis labios inconscientemente me saca una sonrisa, aunque una de esas que no sabes si es bondad o no lo que la provoca.
—Sí— rozó con mi mano su mejilla y veo cómo él práctica babea por mí—. Pensaba en que risa y pena da que te creas que tienes algún mínimo punto a tu favor para volver conmigo Brad.
28/07/18
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Operación Salvando Al Internado
Short StoryLa madre bondadosa deja de serlo y envía a su hija lo más lejos que puede tenerla... Alice tiene que aguantarse e irse lo peor es que ella no sabe que una vez dentro del internado tendrá que convivir allí un año entero... Conocerá a las típicas rega...