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Francamente ahora mismo estoy que muero de los nervios por el maldito primo de Charles, no me puedo creer que no me haya avisado de esto antes.
En este mismo instante estamos debajo de la mesa de la cocina mientras las trabajadoras hablan entre ellas tan tranquilas, no sé cómo he podido ser tan tonta de no darme cuenta que si este no internado es  tan estricto lógicamente no faltarían a su horario de comida.

Miro a Drew y le hago señales para que busque una manera de salir ya de una vez, la verdad es que no sé cómo he acabado aquí, debajo de la mesa donde arriba están unas deliciosas pizzas que me estoy muriendo de ganas por probar.

Él se acerca a mi oído y susurra lo más bajito posible tres palabras—. Sígueme el juego.

Confundida asiento mientras él toma de mi muñeca para estirar fuerte y agarrar una pizza entera.

—¡Coje la otra!— exclama y yo obedezco mientras que las cocineras nos empiezan a perseguir tirándonos todo lo que encuentran a su paso.

Siento algo pincharme la espalda y aulló de dolor mirando a mis espaldas para ver el creador de mi dolor.

—¡Viejas locas! ¡Me habéis tirado un tenedor muy grande a la pierna!— chilló alarmada mientras que sigo corriendo.

—¡Ladrones! ¡Esa comida es para sus compañeros!— grita una de ellas con una voz muy grave que rápidamente se la puede confundir con una voz de hombre.

Twist me hace girar por una esquina para luego entrar en una habitación oscura.

No me fijo en el interior ya que mis ojos observan desde una ventanilla como las cocineras van en nuestra búsqueda.

Me río al ver su cara de espasmo al darse cuenta que nos han perdido y al girarme me sorprendo bastante de lo que veo.

Todos los Twist reunidos.

Ellos me miran de arriba abajo, salvo Charles que como ya me conoce me sonríe y me saluda con su mano.

—¿Qué hace aquí?— pregunta una niña castaña con los ojos color avellana, que puedo deducir que es Leandra Twist, es un año más pequeña que yo, tiene dieciséis.

Drew me mira y me sonríe indicándome que me siente.

—Hemos ido a buscar nuestra cena— sonríe burlón mientras pone las dos pizzas en medio.

—Ah entonces gracias linda, gracias a eso hoy tenemos— nos mira a todos para ver si estamos atentos—. ¡Más comida!— exclama y todos reímos.

Es Lio Twist, el que va a mí clase. Tiene los ojos azules y el pelo marrón, parece una persona muy agradable la verdad.

—No es por nada pero estoy muy intrigada la verdad— les digo captando la atención de todos los presentes—. ¿Por qué os reunís si sois de dos bandos completamente distintos? ¿Estáis en contra de la manera en la que está organizado todo esto?

La más pequeña me mira, es Theresa, tiene apenas trece años. Es muy guapa, tiene el pelo marrón y los ojos de un azul verdoso precioso.

—No nos gusta, es una manera fatal de hacer las cosas. Somos familia, no nos pueden separar, no tienen el derecho aún habiéndolo hecho ya— sus ojos se llenan de agua y sé que en poco tiempo lágrimas brotaran de ellos—. No tiene el derecho, pobre mi Charles ¡Me han alejado de él! La única manera de vernos es aquí, y a escondidas— susurra lo último.

Me da mucha pena esta situación, la manera en la que lo ha dicho. No puedo. Una niña pequeña es una niña pequeña, no es que todas me den ternura, la verdad es que la mayoría me ponen de los nervios y más las que tienen trece años y están para empezar la adolescencia y no saben manejarla, se vuelven más tontas.

Pero ella, lo que ha dicho es tan real, que te separen de tu familia es de lo peor. En mi caso lo fue cuando mi padre murió pero para eso no hay solución, ellos pueden arreglar esto.

—¿Queréis acabar con esto?— nada más sacar estas cuatro palabras de mi boca ya veo cómo todos me miran atentos asintiendo—. Vamos a destruir está tontería que han creado.

***

El plan cada vez va mejor de lo que pensaba, dentro de poco acabaremos con todo esto.

Me quedan 19 personas que unir a mi bando.

He conseguido ocho pero de estás séis han sido muy fáciles porque ya querían acabar con esto y las otras dos ha sido solo tocarles la fibra de la hermandad.

Pero ahora viene lo difícil.

Las diecinueve personas que quedan, son todos familiares.

Los Edson.

Siete hermanos, que son tres chicas y cuatro chicos.

Dos hermanos gemelos.

Tres hermanos, dos chicas y un chico.

Séis hermanos más, pero en el caso de esto son cinco chicas y un chico.

Y por último.

Un hermano más, chico.

Ósea que son cinco grupos de hermanos, que entre ellos son todos primos y que al parecer algunos se llevan bien entre ellos y otros no.

Ay por la sandía dónde narices me he metido.

La que me espera.

Hey Hey Hey
Vale vale, la semana pasada no subí nada. Soy culpable. Pero prefiero tardarme una semana más y escribir algo mejor.
Y bueno que no volverá a pasar este tipo de cosas, todo estará controlado.
Hasta la próxima.
12/11/17

Operación Salvando Al InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora