¿Era necesario? Si le preguntaban a Agustín la respuesta era no. Ya estaban en octavo grado y eran pre-adolescentes que comenzaban a pensar en besar y tener novia/o. No tenían tiempo ni querían jugar al amigo invisible, pero las profesoras se habían empecinado y no les quedaba otra opción.
Todo por culpa de algunos, sí del grupito del fondo que lo único que hacía era molestar a los demás. Pero un día se pasaron, eran tantas las burlas hacia otros compañeros que los profesores decidieron tomar cartas en el asunto. No solo dieron una gran regañada con charla sobre el bullying incluida, sino que también tuvieron la maravillosa idea de jugar al amigo invisible. De este modo podía llegar a tocarte cualquiera de tus compañeros y la socialización estaba asegurada.
Tal vez la idea no era tan mala, pero Agustín no tenía problemas con nadie y ya conocía a todos. No tenía ganas de andar jugando. En cambio, Moira estaba bien, a ella le había tocado Jennifer, una de sus amigas. Agustín tampoco se quejaba de a quién debía darle regalos, Celeste era la chica más tímida y dulce, sólo había hablado una vez con ella y parecía demasiado buena.
Se sentaba al frente y siempre estaba atenta a la clase, realizaba todas las tareas y si le pedías algo, ella te lo prestaba sin dudar un segundo.
-Ya cámbiale la cara, la nerd no es tan mala- dijo Moira a su lado. Agustín la miró y puso mala cara, no le gustaba que la llame así- Está bien, perdón. No quise insultar a tu novia-levantó las manos en son de paz y al mismo tiempo soltaba una carcajada.
-Moira, algo interesante que aportar a la clase- la profesora Marina fue fría y seca. Todos se habían puesto de acuerdo para no dejar pasar una. Esta vez no los perdonarían tan fácilmente.
Todos los pares de ojos voltearon hacia ellos dos y el silencio se hizo presente, mientras la profesora seguía esperando. Moira se puso nerviosa y se achicó en su lugar.
-No profesora, lo siento- dijo mientras bajaba al cabeza. La docente la miró un par de segundos y luego continuó con la clase.
El primer día del juego, Moira estaba emocionada para ver si le habían dejado algo, a Agustín le daba igual. Pero luego de revisar varias veces su banco y entre sus cosas, Moira hizo una mueca de desconcierto.
-No me han dejado nada- dijo sin entender- Bueno, tal vez mañana.
Agustín asintió y se sentó en su lugar, cuando iba a colocar sus cosas, notó que bajo su banco había un bombón. "Hola. Soy tu amigo invisible", decía la nota que acompañaba al dulce.
-Mmmmmmmm, ¿quién será?- la voz de Moira casi pegada a su oído, lo hizo voltear.
-Mi amigo invisible- contestó con burla, mientras veía a su amiga fruncir el ceño.
-Ja ja ja qué gracioso- le respondió sarcástica. Él sólo hizo una mueca de burla.
El segundo día fue igual, sólo que Moira ya comenzaba a disgustarse de no recibir nada. Mientras que Agustín encontró una Tita, su dulce predilecto.
-Yo creo que debe ser mujer- Moira le dijo en el recreo.
-Y que gusta de ti- soltó Jennifer. Los dos amigos la miraron, Agustín sorprendido y Moira parecía molesta.
-No digas tonterías- su voz denotaba molestia y Agustín lo percibió, pero seguramente era porqué ella no había recibido nada.
-No es una tontería. Sólo piénsenlo, ¿cómo sabía que era tu dulce favorito? Y sin olvidarnos de la nota- volvió a decir Jennifer y Agustín tuve que darle algo de crédito a la chica al recordar lo que decía: "Espero que te guste, sé que es tu preferido".
-Bueno, no importa. Aún tengo tiempo de adivinar quién es- dijo el único varón, aunque realmente no le importaba demasiado. Se levantó y se fue con su grupo de amigos, mientras dejaba a las dos chicas hablando solas.
Al tercer día, Agustín encontró un paquete de rocklets, "Soy mujer", era lo único que decía la nota. A su lado, Moira azotó su mochila al suelo.
-¡Estoy harta! ¡No es justo que tú recibas y yo nada! ¡Mi amigo invisible es un estúpido!- gritó totalmente enfadada.
Agustín y Jennifer la miraron sorprendidos, mientras que el grupito del fondo (el que había provocado todo el lío) la miraron como si estuviera loca.
-Rara- musitó por lo bajo Ariel, el líder del dichoso grupito busca pleitos.
Agustín agradeció que su amiga no lo escuchó, sino se hubiera armado una grande.
Al cuarto día y el último del juego, ya que al quinto había que adivinar quién era; sobre el banco de Moira había una nota. Ella estaba feliz y la tomó entre las manos emocionada, buscó por si había algún regalo pero no encontró nada. Eso la desanimó un poco, pero al menos tenía una nota. Sólo que al leerla toda la felicidad se fue al traste.
"No pienso regalarte nada ni darte alguna pista. Déjame de joder". Estaba escrito en la parte de atrás de un boleto de colectivo, con una birome azul y cabe aclarar con varios errores ortográficos. Moira gritó frustrada y tiró el papelito al tacho de basura, el grupito del fondo comenzó a reírse y ella les lanzó una mirada asesina. Para luego sentarse en su lugar mirando el pizarrón, mientras fruncía el ceño y se cruzaba de brazos. Estaba haciendo una rabieta de acá a la China.
Agustín suspiró cansado y se sentó a su lado, para luego notar una caja completa de bombones, la cual tenía otra nota: "El cielo es azul, el césped verde y Leonardo DiCaprio...".
No entendió mucho la nota, pero sí le gustaron los bombones. Moira lo fulminó con la mirada, para luego mirar su regalo y trasmitirle todo su odio, y volver a mirar a su amigo y finalmente asesinar al pizarrón.
El quinto día llegó, todos decían sus teorías y quienes creían que era su amigo invisible. Algunos adivinaban y otros no, Moira se quedó congelada cuando se enteró que su amigo o enemigo invisible era Ariel, el chico malo de la clase. Ahora entendía porque no había recibido nada.
Agustín se sorprendió de la suya, no era ni más ni menos que Celeste, la misma chica que le había tocado a él.
El timbre sonó dando finalizadas las clases. Moira seguía de un humor de perros.
-No voy a volver a jugar a este estúpido juego- soltó aún enfadada y molesta. Pensar que al principio estaba feliz con la idea.
Agustín miró a su costado, a unos diez metros estaba Celeste quien se iba a subir a su auto. Él le sonrió y ella se puso colorada como un tomate, pero a los segundos se la devolvió pero era mucho más tímida.
Agustín llegó a la conclusión de que tal vez no era tan malo jugar al amigo invisible.
*******************************************************
ESTÁS LEYENDO
¿Cómo decir TE AMO?
Historia CortaEmpezó por un crayón rojo y ¿cómo terminará? A veces no expresamos lo que sentimos con palabras, tal vez por duda, por vergüenza, por miedo al rechazo... pero sí lo hacemos con actos. Una historia de amor a través de los años. Logros obtenidos: -His...