"Guardé toneladas de dudas y nervios bajo la ropa. Y a medias
fui otra".
Me equivoqué – Vanesa Martin.
Agustín miró por quinta vez el reloj.
Moira, a su lado, hablaba sin parar de la película que supuestamente estaban viendo. Sí, "supuestamente" porque en realidad ninguno de los dos estaba prestando mucha atención, ella le contaba todo lo que iba a pasar y se adelantaba a las acciones, a pesar que era un estreno. En cambio, él no paraba de echarle el ojo a la hora, como si no perderlo de vista lograría que se mueva más rápido o más lento.
— ¿Pasa algo?— preguntó la chica mientras ponía en pausa la película y comía pochoclos a la vez.
—No, no pasa nada— contestó un poco sorprendido por el interés que surgió en su amiga de repente por él.
Ella entrecerró los ojos mientras seguía llevando más pochoclos a su boca.
—No te creo, no dejas de mirar el reloj— le replicó desconfiada, como si tratara de atraparlo en alguna mentira.
Agustín aún seguía un poco desconcertado, no solo por el repentino interrogatorio sino también por la presencia de Moira en su casa. No lo malinterpreten, no es que le molestara tener a la chica cerca, pero era sorpresivo. Hace mucho que su amiga no pasaba el tiempo con él, generalmente estaba con su novio o perdida por ahí. Por eso cuando esa tarde Moira se apareció diciendo que estaba aburrida y quería ver una película, a Agustín realmente le extrañó.
— ¿Ya terminó la película?— prefirió no contestar directamente.
Moira lo miró, luego miró la tele apagada y volvió a mirarlo.
—No, pero ya no importa— su voz seguía sonando sospechosa.
—Ah— fue lo único que pronunció.
Y luego, volvió su vista nerviosa e impaciente por toda la habitación, pero centrándose una y otra vez en el reloj.
Moira mantuvo su mirada calculadora sobre su amigo por varios minutos. Deseaba saber que le estaba ocultando, pero no tenía ni idea.
— ¿Y qué vas a hacer ahora?— dijo como no queriendo la cosa y Moira no sabía a qué dirección iba esa pregunta.
— ¿Por qué? ¿Tienes algún plan?— terminó más emocionada, si Agustín quería hacer algo a ella le encantaría pasar tiempo con él.
El chico de rulos se dio cuenta que era su oportunidad.
—Pues, verás, la verdad que sí. No sabía que ibas a venir así que tenía pensado salir y no quiero llegar tarde— lo soltó despacio, midiendo la situación y con un poco de temor de cómo reaccionaría la chica.
La sonrisa de Moira fue desapareciendo mientras las palabras de su amigo se acomodaban en su cerebro, hasta estar seria completamente y un poco irritada también.
— ¿Me estás echando?— dijo con rabia contenida y también indignación.
—Claro que no, pero no me avisaste que venías y ya había hecho planes con Celeste...— cualquier tipo de calma desapareció del diccionario de Moira.
— ¿Celeste?— su mente se estaba nublando y no la dejaba ver— ¡Me estás cambiando por esa nerd!— exclamó ya fuera de sí.
No podía ser posible. Ella era mucho mejor que esa nerd insípida.
— ¡No la llames así!— esta vez fue Agustín quien elevó la voz.
—Pero...
—Pero nada— dijo serio— No quiero escucharte diciendo eso otra vez. No a ella— Moira lo miró un poco más calmada o aún sorprendida por la defensa de su amiga hacia esa rubia que se hacía la inocente.
— ¿Por qué?— murmuró desconcertada.
Agustín respiró y se armó de fuerzas.
—Porque es mi novia y no dejaré que te dirijas a ella de ese modo— no podía ser cierto lo que sus oídos estaban captando.
No era cierto. Agustín no podía tener novia, mil veces no.
— ¿Es joda cierto?— tenía que serlo, pero Agustín se mantuvo firme y sintió como espinas se clavaban en su corazón— ¡¿Y por qué no me lo dijiste?!— gritó otra vez fuera de sí.
Furia y enojo corriendo por sus venas.
— ¿Por qué no me contaste sobre Nicanor?— arremetió, no con furia evidente como la chica, pero tan frío y más letal.
Se sintió acorralada. Mordió su labio buscando a toda velocidad una palabra que le diera la respuesta porque no quería ponerse a analizar porque no le había contado nada a su amigo.
—No es lo mismo... — comenzó, pero no supo cómo continuar.
—Eso no responde mi pregunta. ¿Y sabes por qué? Porque no sabes qué contestarme, pero yo te lo diré— ella lo miró y quiso decir algo, pero las palabras no salieron— Estás tan acostumbrada a que todos te tienen que contar las cosas, pero tú no dices nada. Esperas y esperas, pero no das. Quieres que todo se haga a tu manera y no aceptas contradicciones. Eres totalmente egoísta...
Sintió que las lágrimas bañaban sus ojos, él no podía estar diciendo todo eso de ella.
— ¡Vete al infierno!— gritó al borde de quebrarse, pero con el odio escapando de sus poros y sin tratar de ocultarlo.
Azotó la puerta al marcharse.
Quiso disculparse, pero esta vez, Agustín no corrió tras ella.
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Maratón 3/5
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¿Cómo decir TE AMO?
Historia CortaEmpezó por un crayón rojo y ¿cómo terminará? A veces no expresamos lo que sentimos con palabras, tal vez por duda, por vergüenza, por miedo al rechazo... pero sí lo hacemos con actos. Una historia de amor a través de los años. Logros obtenidos: -His...