Él se sentó de la misma manera, mirándome de reojo. Si aquello no hubiese pasado, hubiese perdido la cabeza y quien sabe cómo habríamos acabado.
-No tenías que hacer eso tan brusco- pensó mirando sus pies.
Este era el momento incómodo seguido de una confesión y después de haber tocado inapropiadamente, así que no sabía exactamente que decir o hacer.
-Ahora te sentarás ahí a esperar que yo muera de vergüenza- pensó sin moverse. Era demasiado adorable.
Lo observé bajar su camisa y acomodarse el pantalón, mientras que sus mejillas ardían.
-¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy tan nervioso?-
-Naruto- le llamé arrimándome hacia él -¿Puedo ir a visitarte mañana?-
-¡No! ¿Para continuar esto? ¡Ni loco!- pensó mirándome como si le estuviese torturando, yo solo sonreí, todas mis intenciones no eran así.
-Así me llevas a pasear- le dije –Al campo, por ejemplo-
Él de inmediato bajó la mirada.
-No quiero ir ahí...-pensó –Ve por tu cuenta-
-Quiero ir contigo- dije rápido.
-Al campo es especial, fui feliz ahí una vez- pensó triste –Si tú vas, no voy a poder deshacerme de ti-
–No te estoy pidiendo una respuesta por lo que dije, solo quiero estar contigo- dije al escuchar eso, si tenía una oportunidad de entrar a su corazón.
-No sé- dijo luego de un rato, chasqueando la lengua –Me tengo que ir-
Se levantó y pasó por mi frente, entonces me apresuré y lo acompañé hasta la puerta. No quería que se marchara, pero hoy si le había fastidiado demasiado.
-Iré a verte- le avisé a pesar de que él no me había confirmado.
-Me molestas- pensó apuntando esos ojitos azules con rabia. Abrió la puerta y salió.
-¡Ah sí! Naruto- le llamé sujetando la puerta antes de que la cerrara del todo. Entonces salí y como si hubiese sido un acto involuntario le besé en la mejilla, ignorando descaradamente todas las incomodidades que seguían frescas.
Fue rápido, solo un toquecito.
-¿Y eso que fue?- pensó llevando los dedos hasta su mejilla, que de inmediato se coloreo, estaba algo sorprendido.
-Mira, yo también puedo ser tierno- dije sonriendo.
Luego de que pensara que era un idiota, le sugerí que podía quedarse la noche si Iruka y Kakashi seguían con lo suyo, me mandó al diablo claro, pero valió la pena intentarlo.
Decidí tomar una ducha para relajarme, aun así había algo mal. Se suponía que debería estar feliz, al fin dije mis sentimientos, él se asombró un poco, pero era importante para mí. Lo que me tenía algo decaído era que tenía miedo de no poder terminar de controlar aquella situación, había ocurrido de nuevo, se había cortado, y además nada me garantizaba que no estuviera fumando desde que le quite la cajetilla.
Era estúpido, lo sé. Llegar y meterme a la fuerza en la vida de una persona, enamorándome por el camino, involucrándome más de esa manera, volviendo aquello personal. No sabía si hacía lo correcto, si estaba funcionando, no me daría por vencido pero no tenía garantía si mis esfuerzos estaban dando frutos.
Me acosté pensando en eso, y mi sueño se vio algo perjudicado. A fin de cuentas terminé levantándome temprano, de nuevo era día libre, y todas las cosas que tenía pendientes ya estaban listas, así que me recosté sobre el sofá y encendí la televisión con una taza de café en la mano. Observé por la ventana y aun parecía muy temprano, pero era media mañana, y las nubes se habían arremolinado en el cielo, aunque no iba a llover.
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No pienses en Nada
Fanfiction"Hay dos cualidades que me distinguen de ser normal: 1.-Puedo correr por largo tiempo sin jadear 2.-Puedo leer la mente La primera no es tan interesante, y la segunda es ridículamente imposible, pero es así. Desde que tengo memoria, he podido escuch...