Capitulo 18

1.1K 120 7
                                    




-¿Te llevo a tu casa?- le pregunté cuando ya íbamos de vuelta en el carro.

-No...te ayudaré a limpiar las frutas- me dijo colocándose el cinturón, y luego sus audífonos. No me había dado cuenta de que los traía, pero parecía que conocía mi secreto por qué con esto no podía escuchar más información de sus pensamientos. Lo que hacía era solo seguir la letra de las canciones.

Esa vez, manejé con cuidado, arrepintiéndome la manera tan brusca que lo había hecho en la mañana, sin saber que aquel tiempo que pasaríamos sería inocente y agradable.

Observé a Naruto varias veces en el viaje de vuelta a casa, solo miraba por la ventana, pestañeando un par de veces, cuando estacioné el auto fuera de mi casa, se mordió los labios.

Bajamos del auto y entramos a la casa, él se dirigió con las bolsas hasta la cocina, con la misma confianza que antes, yo lo seguí y miré vaciar las frutas en el lavaplatos, luego abrió la pila de agua fría y la dejó caer sobre ellas. Me quedé observándolo mientras que mis ojos cansados se cerraban por si solos.

-¿Estás cansado?- me preguntó sin mirarme, pues me estaba dando la espalda.

-Un poco- respondí pasando una mano por mis ojos, presionando mis dedos sobre mis parpados para relajarlos.

-Entonces ve a dormir-sugirió viéndome de reojo. No vi tan mala la idea, pero aun yo quería pasar tiempo con él –No me hagas insistirte-

Me dijo sonriendo, él de verdad lograba ser sumamente adorable cuando quería.

-Vale- dije obedeciendo sus órdenes, siendo el tonto enamorado típico.

Caminé hasta mi cuarto y quité mi camisa, tirándola donde no pude ver. Desabroché el botón de mi pantalón y bajé la cremallera para quitármelo pero no alcancé a hacerlo, el solo hecho de ver las sábanas de mi cama lisas, destilando frío, y mis almohadas acolchadas más de lo normal hacían que mi cuerpo cayera sobre ellas, sin darme tiempo ni de terminar de desvestirme. Ni siquiera use una sábana o el futón para cubrirme, simplemente me dormí, como un bebé recién alimentado.

No me alcanzó a soñar nada cuando sentí como a mi lado se hundía el colchón, y rápidamente me desperté intrigado. Mi visión estaba borrosa, como siempre cada vez que me levantaba sin quererlo.

Entonces vi a Naruto sentado allí, mirando por la ventana, comiendo plácidamente una ensaladita con una pequeña porción de cada fruta que compramos. Todavía cargaba los audífonos puestos, me preguntaba cómo podía durar tanto tiempo con ellos puestos sin que sus oídos se fastidiaran.

Me había quedado ahí observándolo masticar mientras pensaba en la letra de la canción que escuchaba, siempre que lo hacía era una diferente, completamente distinta. Cuando se dio cuenta de que ya había despertado, levantó su plato para que lo viera.

-¿Quieres?- me preguntó. Sonreí y asentí –Iré a prepárate una entonces, has dormido mucho, ya es medio día-

No me había sorprendido el hecho de cuánto tiempo había dormido, y aunque estaba agradecido de que estuviera dispuesto a prepararme una ensalada de frutas, no era lo que yo quería.

Sujeté su muñeca cuando estuvo a punto de levantarse y me miró algo sorprendido por el gesto inesperado.

-¿Qué?- me preguntó -¿Tal vez quiere algo más de almuerzo?-

Pensó. Era la primera vez que lograba escuchar que pensaba algo con sus audífonos puestos, me alegró el hecho de que estuviera tan concentrado en atenderme.

No pienses en Nada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora