Capitulo 21

1K 105 32
                                    




Mientras él dormitaba sobre mi pecho y como yo soy tan esperanzado, empecé a pensar cosas que me harían muy feliz, no tanto como en estos momentos, pero esta idea me había hecho considerar cosas que, si Naruto leyera mis pensamientos, seguro me patearía de nuevo. Algo así como...una vida juntos, no estaría tan mal.

Me quedé haciendo planes sin su consentimiento, soñando despierto, solo para tener la idea. Aun así, ya me había decidido.

Busqué una cobija para ambos en el sofá, ya que no quería despertarlo. Al fin nos acurrucamos y nos quedamos allí, envueltos hasta que amaneció.

-Oye...- lo llamé cuando desperté tal vez se haría tarde para sus clases –Despierta-

Pasé mis dedos por su cabello varias veces, mientras trataba de incorporarme, pero él seguía sobre mí sin darle mucha importancia al nuevo día.

-Naruto- le volví a llamar tocándole las pestañas con los dedos. Esa pequeña hilera castaña que de no ser por el color de su cabello, creería que son de mentira.

-Ah, una mosca...- pensó arrugando la nariz, despertándose a duras penas.

Abrió los ojos con cuidado y me observó durante un rato.

-No...solo es Sasuke- pensó bostezando –Hola-

-Buenos días- le dije dándole un beso, calmado, como si fuera solo de rutina –Siento despertarte, pero se nos hará tarde-

-Mm...- exclamó molesto, escondiendo la cara sobre mi pecho –Aun tengo sueño-

-Vamos, prometo darte algo dulce de desayuno- le dije para que se animara, aun así se levantó con mucho pesar.

Se sentó a un lado con ambas manos sobre su cara, tratando de no dormirse.

-Ah, rayos...realmente estoy cansado- pensó deslizando sus manos –Además el cuerpo me pesa-

-Ve darte una ducha- le dije levantándome del todo, estirando los brazos –Prepararé panquecas-

-Bien- respondió estirándose de la misma manera –No puede ser que durmiéramos aquí y así-

Sonreí y fui al baño por un momento, de verdad ahora parecíamos una pareja que hubiese pasado toda la vida juntos. Cepillé mis dientes frente al espejo, sin lamentar mi cabello desordenado. Cuando terminé salí de allí para ir a cocinarle, y me lo encontré frente a la nevera comiendo un pedacito de pastel que tenía guardado de hacía una semana.

-¿Qué haces?- le pregunté alterado, quitándole el pedacito de las manos –Podría estar dañado-

-Ah, pero sabe bien- me dijo con la boca llena –Imposible, ¿Cómo dejar que un pastel se dañe?-

-Tu estómago podría congestionarse- le dije poniendo los ojos en blanco. Bueno, también podría acostumbrarme a estos episodios de irresponsabilidad.

Caminó sin decir nada hasta el baño, pero antes de entrar del todo, se detuvo, y caminó a donde yo estaba de nuevo.

-¿Me doy una ducha?- me preguntó.

-No tienes que preguntarme- le respondí confundido –Hazlo si quieres-

-Ya sé, pero... ¿Qué se supone que usaré?-

Me quedé viéndolo, y él de la misma manera. No podía responderle por obvias razones, pero tenía razón, nada de mi ropa le quedaría.

-Debería ir a mi casa- dijo al fin –Si, me ahorraría muchos problemas-

No pienses en Nada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora