Capitulo 23

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No me importó ni me di cuenta de que tan rápido salimos de su casa, pero sé que luego de que él diera una excusa tonta para irse, me apresuré como loco hasta el carro. Realmente no podía esperar, y luego de tenerlo al lado pensando cosas ridículas sobre mí que lo hacían avergonzarse, pensé que podría perder la concentración.

Y así es como yo, un chico rudo e idiota, se sonroja de la manera más estúpida. Pero, me alegraba que el motivo fuera él.

Traté de mantenerme tranquilo, parecer más genial de lo normal, demostrarle que era una persona madura. Cuando llegamos a la casa, bajamos del carro y caminamos el jardín para entrar. Empezaba a impacientarme, tenía una tonta motivación romántica de tomarlo de la mano y salir corriendo hasta la satisfacción.

Abrí la puerta y dejé que pasara, luego la cerré detrás de mí carraspeando.

-¿Quieres tomar algo?- le pregunté para no ser tan directo. Ah, me desesperaba no ser yo mismo en estas situaciones.

Se dio la vuelta y levantó una ceja intrigado.

-¿Enserio? ¿No vas a saltar sobre mí?- pensó.

Sonreí y caminé hasta él, acercándome a su oreja.

-Ah, no- le susurré –Es verdad que estás algo impaciente-

Sujeté sus caderas para que no tuviera chance de empujarme y escapar, mientras que se sonrojaba por lo que dije.

-¿Quién está impaciente?- me dijo mirándome fijamente. Me encantaba esa manera en como sus ojos azules se enfocaban en mí sin apartarse hasta que yo hiciera algo tonto -¿Quién fue el que casi me arrastró hasta el carro para venir aquí?-

-Tienes razón- dije besando su mejilla –Creo que yo estoy algo desesperado-

Apreté sus caderas con mis dedos y él cerró los ojos, luego deslicé mis manos hasta su rostro y sujeté sus mejillas acariciando sus labios con mis pulgares. Estaba a punto de besarlo, de hacer que esa lengua se derritiera en mi boca, de hacerle doblar las rodillas sin remedio.

-Espera- dijo arrimándose hacia atrás.

-No, ¿estás loco?- le dije riéndome. Intenté besarlo de nuevo, pero ocurrió lo mismo.

-Lo que sea que vayas a hacer- pensó ladeando la cabeza –Hazlo como se debe-

Me quedé mirándolo mientras suspiraba algo frustrado, sus mejillas estaban encendidas y su mirada puesta en el suelo.

Tal vez, yo era el tipo más estúpido y despistado del mundo para no darme cuenta, tal vez solo eran mis intenciones incontroladas que esperaban ser saciadas, pero no me había realizado de que lo que él quería era...hacerlo como se debe.

Tomé su mano (como debí de hacerlo antes) y caminé apresurado hasta mi cuarto. Cerré la puerta y lo empujé hasta la cama.

-Él...enserio se dio cuenta- pensó mientras que sus manos temblaban sobre mi futón.

Tomé aquellas manos nerviosas y las envolví con las mías, sintiendo como su frío se evaporizaba con mi calor. Me incliné sobre sus labios y lo besé. Fue algo que me estremeció y al mismo tiempo me enterneció tanto que terminé besándolo con toda la delicadeza del mundo. No quería apresurarlo, solo quería sentir eso por el lapso de tiempo que quisiera. Una vez más, maldigo el hecho de tener que respirar por la boca.

Mientras que dejaba que tomara algo de aire, seguí besándole, la nariz, las mejillas, su frente y su mentón.

-Mm- se quejaba por mi melosidad.

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