Primero que nada, quería arrancarle la ropa, pero debido a que casi podía convencerme de que él estaba hecho de cristal, lo hice con cuidado. Levanté su camisa hasta sus hombros, besando su abdomen, su pecho y luego su cuello.
-Nn- gimió arqueando su espalda. Era tan suave, como terciopelo, y el olor que desprendía me hipnotizaba -¿Qué hago? Tengo miedo-
Saqué su camisa del todo y la dejé a un lado. Hasta ahora no me había dado cuenta de que estábamos contrarios al espaldar de la cama, y la luz del medio día se colaba por la ventana, contrastando de colores su piel. Tenía que darme paciencia, quería calmarlo, hacerlo saber que todo lo que pasaría no tenía que asustarle.
-Naruto- susurré cerca de su oído cuando subí por su cuello, él se mordió los labios y sus dedos enredados en mis sábanas se tensaron.
-¡No pronuncies mi nombre así!- pensó mortificado. Y yo aproveché para molestarlo.
-Naruto- volví a pronunciar con una voz más sigilosa –Naruto- de nuevo dejando un beso en su oreja –Naruto...Naruto- con algo de melosidad.
Cada vez que pronunciaba su nombre y le daba un beso, temblaba, estremeciéndose con los ojos cerrados y las mejillas coloreadas.
-No tengas miedo- le dije al final. Él aturdido abrió los ojos despacio –Voy a cuidarte-
Entonces, luego de un vago silencio, colocó una expresión como a punto de llorar, pero no lo hizo.
-Lo sé...pero es que...si te quiero más, me dolerá más perderte, por eso tengo miedo-
Me conmoví ante aquel pensamiento y toqué una de sus mejillas con mi mano, deslizándola con cuidado. La bajé por su hombro hasta su brazo, y luego su mano. La tomé con cuidado y besé la parte frontal, deslizando mis labios, me encantaba, era realmente suave ahí.
Vi de nuevo las marcas de su pasado en esa muñeca, del mismo color de su piel, pero ahora estaban como tejidas, como una confección en una tela hermosa. Besé con cuidado por ahí, también estaba muy suave.
-Yo también estoy asustado- le dije deslizando mis dedos por su palma, enredándolos con los míos –De no poder protegerte, del futuro, de todo-
Sujeté su mano con fuerza y lo miré a los ojos.
-Pero mi voluntad es más fuerte que mi miedo, y sé que...aunque sea débil, no voy a perderte- le dije apoyando su mano contra el colchón bajo la mía, acercándome de nuevo, para besar sus labios.
-Ah... ¿no vas a perderme? Y Yo...no quiero hacerlo- pensó, dándome algo de alivio.
Besé de nuevo su pecho y bajé hasta su ombligo, luego lamí su vientre y empecé a quitarle el pantalón. Se mordía los labios porque el roce de la tela también era suave, pero anhelaba el toque de mis labios de nuevo.
-Mi cuerpo esta...ansioso- pensó. Cuando el pantalón soltó sus tobillos, me incliné hasta su vientre de nuevo, y en vez de lamerlo, deslicé mis dientes, seguido de mis labios. Era una caricia bastante difícil de resistir. Mordí el borde de su ropa interior y lo bajé un poco.
Apenas sintió aquello, pasó las manos hasta mi cabello, sujetándolo tembloroso.
-Ah- gimió con los ojos cerrados, se veía realmente tierno –No así...no ahí-
Ignoré eso, si no le gustaba entonces ¿Por qué gemía? ¿Por qué no me obligaba a soltarlo? ¿O solo me golpeaba como otras veces? Esta ocasión era diferente, estaba siendo adorable, dejándose llevar por el cosquilleo, y no iba a parar.
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No pienses en Nada
Fanfiction"Hay dos cualidades que me distinguen de ser normal: 1.-Puedo correr por largo tiempo sin jadear 2.-Puedo leer la mente La primera no es tan interesante, y la segunda es ridículamente imposible, pero es así. Desde que tengo memoria, he podido escuch...