Capitulo 20

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-¿Qué?- me preguntó tratando de librar su cuerpo de debajo del mío.

-Falta algo que tienes que decirme- le dije sonriendo, a pesar de mi esfuerzo para ser serio.

-Ah, sí...eso- pensó –No sé de qué me hablas-

Dijo sonriendo, tratando de librarse del problema con su ternura.

-Ah, entonces, nos quedaremos así hasta que lo recuerdes- dije estirando mis manos hasta su cuello –Y mientras lo haremos de nuevo-

-¡Lo diré, lo diré!- pensó mientras que se ponía blanco como las sabanas. Ah, no era tan mala la idea hacerlo de nuevo –Vale, vale, dame un minuto-

Asentí y me incorporé entre sus piernas, sin darle oportunidad de escapar antes de decirme lo que quería escuchar.

-Ok, soy una persona adulta, responsable de todo lo que diga, si hago esto mal estará en contra de mi moral, así que...- pensó viéndome, algo mortificado –Así que...-

Me quedé esperando a que dijera algo, pero solo se quedó ahí mordiéndose los labios.

-Oi- le llamé

-¡Un minuto!- me contestó molesto –Por Dios, pero no puede ser posible que diga algo tan serio en estas condiciones y después de hacerlo sería algo muy trivial-

Parecía estar buscando escusas para no decirme, aún tenía muchas ganas de escucharlo.

-Además, no creo estar preparado para decirlo ¿Cuántas veces me he enamorado? ¡Solo esta  vez! no soy capaz, no soy capaz- pensó suspirando antes de empezar a hablar –Te...lo diré más tarde-

Mi paciencia y mi humor se vieron algo afectados por lo que dijo al fin, yo no quería presionarlo en decir que me quería, eso no sería del todo en como quería oírlo.

-Vale- le dije algo decepcionado mientras que levantaba de entre sus piernas.

-Ah, no, está triste- pensó incorporándose –Solo son dos palabras... tal vez si las digo de forma casual sería más fácil para mí-

Pasé una mano por mi cabello, estaba alborotado. Escuché lo que pensaba y me alegraba que quisiera cambiar mi humor, pero no quería que se obligara a decirme. Entonces sonreí para que viera que estaba bien. Lo miré y él sonrió también, cubriéndose con el futón.

Para mí, acostarse con la persona amada, debía ser algo que no tuviera motivo de burla, es algo especial, y esperaba que saliera bien. Sabía que él era virgen, y me preocupe por que todo saliera bien, se quejó un poco por mi desesperación, pero al final se sintió mejor. Todo esto era algo perfecto para mí, y no lo degradaba, pero no tenía significado si no podía escuchar que me amaba. Ok, pude escuchar que me quería, pero no es lo mismo, no tiene importancia si él no tiene el valor, o la necesidad de hacerme saber. Aun así, no lo obligaría.

Pasé una mano por su cabello para arreglárselo de la misma manera, aunque lo tenía más desordenado.

-Ah- exclamó cuando sintió mi mano desenredar sus mechones –Que dulce...-

Me miró cuando ya yo estaba terminando de peinarlo y sin pensar me dijo:

-Te amo-

Detuve mi mano y lo miré sorprendido, tal vez esa era mi reacción más honesta. Mi boca se fue ensanchando en una sonrisa muy idiota y sentí vergüenza.

-Ah, lo dije- pensó convencido –Qué más da...salió bien. Se está sonrojando-

Me reí ante tanta felicidad junta, y aprovechando que tenía mi mano en su cabeza, lo empujé hasta mi pecho para abrazarlo.

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