El tiro de gracia...

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Calvin (Adam):

—¿Así que ahora está embarazada? ¡Y encima te odia!— se burló John, quien se movía rápidamente de un lado a otro golpeando una pelota de ping pong con una raqueta, en la sala de juegos del bar Lucky Strike Lanes & Lounge. Nuestro bar favorito en Hollywood, al menos uno de varios.

—No lo digas de esa manera— me quejé, dándole un sorbo a mi Gimlet que consistía en vodka con jugo de lima. Era algo que a Taylor le hubiera encantado beber. Pero eso era justo en lo que no quería pensar, en ella. Luego de darme cuenta de que Taylor se había mudado con cierto novio había resultado devastador para mí, pero luego saber que estaba embarazada había sido el tiro de gracia.

—Es la verdad— soltó John con una risotada, a la vez que seguía golpeando la pelota con agilidad en la pared iluminada con luces fluorescentes. –No me lo tomes a mal, amigo. Pero tal vez era lo mejor, ella necesitaba a un hombre como el que tiene ahora a su lado, y tú... tú necesitas volver a ser el viejo Calvin, ese que tenía una chica diferente cada semana y no temía beber más de tres mojitos— quizá John tenía razón, Taylor encontró la tranquilidad y seriedad que tanto buscaba, pero aun así no podía evitar sentirme estúpido al pensar que tendríamos otra oportunidad.

—No lo sé, aún me siento como si estuviera perdiendo una parte de mi vida. Ya no sé qué hacer...— solté un sonoro suspiro y me recargue en el asiento afelpado de la barra.

—Oh no, no y no— gruño mi amigo, y dejó caer la raqueta sobre la mesa de juego. –No puedes deprimirte ahora...— me sacudió

—Tengo todo el derecho de sentirme tan mal como quiera— murmuré de mala gana

—¡Te necesito feliz, porque me voy a casar!— anunció con voz alegre

—¿Qué?— me quedé anonadado. ¿Acaso había dicho que se iba a casar? ¿John? El que me aconsejaba que por ningún momento pensará en matrimonio. Esto sí que era un mundo paralelo.

—Como escuchaste... ¡Me voy a casar! Y este fin de semana no iremos a Los Cabos a festejar mi despedida de soltero— canturreo dándole un gran trago a su bebida

—¿Los Cabos?— repetí aturdido

—¡Sí! ¡Sabes que es mi playa favorita! No te vas a echar para atrás, ¿Verdad?— me miró con seriedad

¿Qué hacía? No podía abandonar a mi amigo en su viaje tan fascinante cuyo final era el tan terrible matrimonio del que tanto decía estar en contra.

—Claro iré, pero aun no entiendo. ¿Cómo es que te vas a casar, si me juraste que nunca lo ibas a hacer? Luego me hiciste jurarlo a mí también—

John arrugó la nariz, como si fuera la pregunta más estúpida del mundo. –Tenías razón, resulta que cuando estas con una chica que amas tanto... sólo quieres hacerla feliz— se encogió de hombros. Luego una canción comenzó a sonar atreves de las bocinas y John comenzó a bailar alegremente.

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Al día siguiente...

Resulta que el propósito de mi amigo al citarme en ese bar, era raptarme para llevarme arrastrando al aeropuerto e ir a Los Cabos, San Lucas.

—No puedo creer que me hayas obligado a venir— murmuré, mientras me dejaba caer sobre la silla playera frente a piscina del hotel

—¡No seas llorón! Tú amabas venir conmigo, — respondió dándome una margarita a la vez que se sentaba a mi lado. —¿Recuerdas la última vez que venimos? Bebimos tanto que olvidamos esa noche. Tú te largaste con una hermosa chica y a mi dejaste tirado en mi propio vomito— recordó John soltando un suspiró manteniendo la mirada en el horizonte, donde el agua salada bañaba la playa

Mine (TAYVIN) 2da temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora