Las malas decisiones, tienen malas consecuencias

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Taylor:

El sol se hundía en el horizonte, a través Central Park que estaba justo al lado de Upper East Side, el caprichoso barrio de elite situado en el distrito metropolitano de Manhattan; el lugar donde James se había querido mudar. Pegué mí frente al cristal de la gran ventana del apartamento, las luces de las calles comenzaban a encenderse dando vida a Nueva York.

Todo parecía interesante desde aquí, pero la verdad era que me moría de aburrimiento.

Después de llegar de mi antiguo apartamento (Más bien, el nuevo apartamento de Austin) me di un largo baño de burbujas en la tina de hidromasaje, para luego meterme en una camiseta que había encontrado en las cajas que me había traído de la mudanza, la única camiseta que se había salvado de terminar en la basura descuidadamente. También me encargue de darles un baño a mis pequeñas gatas y llenarlas de su loción avillanada.

Sin nada más que hacer, me recosté en la cama con la vieja camiseta de Adam puesta y con un gran plato de cruasanes rellenos de nata y un gran vaso de leche con chocolate, no pude evitar reírme de mi misma al pensar que en mi estado normal jamás se me ocurriría cenar esto, pero últimamente tenía un hambre insaciable.

Me acomodé sobre los mullidos cojines y tomé el libro sobre maternidad que mi amiga Lily me había pasado, pues ella ya era madre de una hermosa niña llamada Dixie de cinco años y sabía del tema.

Me situé en la sección de "Tres meses de embarazo" que era la que coincidía conmigo y comencé a leer: "Durante este mes, la barriga de la madre empieza a abultarse por lo que el embarazo comenzará a apreciarse a simple vista" hice una pausa y baje el libro, para mirar la zona. Sí, había una gran elevación en mi abdomen ahora. Ni siquiera me di cuenta cuando fue que creció tanto, supongo que había estado tan mortificada pensado en otras cosas que ni me había puesto a pensar que cada día mi estómago crecía más.

Continué leyendo, "Lo mismo ocurre con los pechos, que aumentan su volumen y peso. Por su parte, también comienzan a adquirir un color más amoratado en ciertas zonas." Al leer esto, me levanté de un golpe, y me paré frente al espejo de la habitación deshaciéndome de la camiseta, quedándome simplemente en bragas, pues como decía el libro mis pechos habían crecido tan considerablemente que mis hermosos sostenes me habían dejado de quedar. Además que era cierto, había marcas purpuras en ellos.

—Dios... ¿Qué me está pasando?— murmuré frente al espejo

Estaba tan mortificada por los inevitables cambios en mi cuerpo, que ni siquiera me di cuenta de que James había llegado a casa temprano ese viernes por la noche, cuando me había dicho que llegaría tarde porque saldría con unos amigos.

—¡Tay!— lo escuche decir, aproximándose a la puerta

Rápidamente entre en pánico, sabía que era una ridiculez, que ahora éramos pareja y vivíamos juntos pero jamás me había visto desnuda. Me apresuré a ponerme de nuevo la camiseta, y volver de nuevo a la cama para hacerme la dormida.

James entro silenciosamente en la habitación y cuando me vio, sonrió. Luego procedió a acercarse cautelosamente para depositarme un beso en los labios, aun así no abrí los ojos.

Lo cual fue inevitable, cuando sentí que sus traviesas y entrometidas manos se escabullían bajo mi camiseta. En ese momento abrí los ojos de golpee y me alejé de él bruscamente. — ¡Dios! ¿Qué crees que haces?— exclamé horrorizada, reacomodándome la camiseta

James abrió la boca para decir algo, pero pareció cambiar de opinión y se alejó sentándose en una esquina de la cama. –Creí que traías puesta esa camiseta para recibirme— parecía ofendido, al parecer creyó que yo lo recibiría con una sesión increíble de sexo

—Claro que no, ¡Respeta mi cuerpo, estoy embarazada por Dios!— le reclamé remilgadamente, sabía que estaba siendo exagerada. Pero eso sí que me había molestado.

—Lo siento, no quería faltarte el respeto...— alzó las manos de manera irónica, —Yo sólo pensé que como tú y yo... nunca tuvimos nada de nada, ahora que vivimos juntos sería otra cosa— dijo esto último con tono suave, acercándose de nuevo a mí. –No te molestes conmigo, por favor...— suplicó, tirando de mi camiseta

Vacilé un poco, y cedí cuando él acercó sus labios a los míos. Pero retrocedí de inmediato cuando deslizó sus manos bajo mi camiseta y presiono mis pechos, haciéndome sentir una sensación de dolor. —¡James!— lo golpee

—¿Qué?— exclamó frustrado

—No me manosees— demandé, —Mis pechos, me duelen horrible— me quejé, —Ni siquiera puedo usar un sostén y tu... vienes y quieres... ¡Ahg! ¡Sólo aléjate de ellos!—

—¡Y yo que voy a saber!— gruñó desesperado

—Pues ahora lo sabes— respondí molesta, reacomodándome en la cama, esta vez cubriéndome con una manta para que no le ocurriera volver a intentar algo.

Lo escuché soltar un suspiro frustrado. Luego se recostó a mi lado. –No volveré a tocarlos, sólo por favor, podemos intentarlo...— suplicó

—Tampoco quieres verlos— murmuré contra la almohada

—Claro que quiero—

—No, no quieres... ahora tienen unas horribles marcas purpuras— confesé

—No importa— respondió James entre risas. ¿Ósea que  esto le provocará gracia? Maldito imbécil.

—No te rías, maldición. –dije y le di un golpe. –Esto es serio—

El chico maldijo en voz baja y se levantó de la cama, pero al tropezarse con algo maldijo en voz alta esta vez. —¿Qué diablos es esto?— grito

Me levanté, y miré que se acaba de tropezar con una de las cajas que había traído de la mudanza.

Me levante de un salto y le quite la caja. –Nada, nada— respondí

—¿Qué es?— insistió, arrebatándome la caja y mirando su contenido. Lo primero que sacó fue un álbum de fotografías, que reconocí de inmediato por un corazón mal hecho con las iniciales "T.S y A.W"

—Devuélveme eso— ladré intentando recuperarlo, pero él no me lo permitió.

Y comenzó a hojear el álbum, su ceño fruncido y su mirada lo decía todo. —¿Es enserio, Taylor?— escupió furioso, refregándome una fotografía mía y de Adam en pijama. No me dejó hablar para cuando salió de la habitación, con el álbum.

—¡James, James!— corrí tras de él

Pero James fue más rápido y acercó a la ventana, para luego abrirla. –Lo tiraré— sentenció

—¡No, no lo hagas!— mi parpado inferior comenzó a temblar y la sangre me subió del cuello hasta las mejillas, —¡Si lo haces, me voy de este estúpido apartamento y no me volverás a ver, habremos terminado definitivamente!—

—No lo harías...— dijo con tono burlón, —Tu publicista ya hizo que la noticia se esparciera hasta el último rincón... Tú no te arriesgarías a quebrantar tu perfecta imagen—

James tenía razón, era demasiado tarde para echarse para atrás.

Mis ojos de colmaron rápidamente de lágrimas, y me eché a llorar, dejándome caer sobre el sofá.           —¡Basta, déjame de fastidiarme!— cerré los ojos y me  cubrí mi cara con mis manos. –Sólo devuélveme el álbum...—

—Será mejor que lo guardes bien, porque a la próxima no dudaré en arrojarlo por esta maldita ventana hasta donde me alcance la mano...— dijo y lo arrojó en la mesa de té frente al sofá

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¡Hola! Creo que inconscientemente se me hecho costumbre publicar en jueves (es media noche, en teoría ya es jueves) pero no se acostumbren jaja igual de pronto comenzaré a hacerlo otro día

¿Que les ha parecido el capítulo? ¿Quien siente ganas de golpear al James? ¿Como se atreve a tratar a nuestra bb así :(?

Intentaré irme a dormir, aún teniendo en mi mente la imagen del cruel-maldito-James en mi cabeza.

Besos,

-LinaD

Mine (TAYVIN) 2da temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora