Visitas Inesperadas

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TAYLOR:

Me despierto de un sobresalto.

Un ruido, tardó unos segundos en reaccionar.

Una puerta cerrándose.

Me siento aturdida, por un momento no reconozco dónde estoy, miró a mi alrededor y poco a poco las fotografías que adornan en la pared se van a haciendo más conocidas, el dosel de mi cama, el perfume de vainilla que desprenden las sábanas, Adam.

Adam, estiró mi mano para sentirlo, pero me encuentro con las sabanas removidas, no está.

Me levanto de un golpe, y sintió un ligero tirón en mi vientre, cuando el dolor ha pasado me levanto con cuidado y me colocó mis sandalias.

Los recuerdos de la noche anterior van surgiendo en mi cabeza como una película, Adam y yo hablando hasta tarde, mientras él acaricia mi vientre y ya no hay más, supongo que me quede dormida, lo sé porque traigo el mismo vestido amarillo del día anterior.

El aire de finales de septiembre sacude violentamente las cortinas de mi balcón, alcanzo las manijas y la cierro.

Escucho una voz en el silencio de la noche. Su voz. Está en el pasillo y oigo claramente sus murmullos.

Abro la puerta con cuidado y asomo la cabeza ligeramente, él habla por teléfono.

—Cariño, tranquila...—dice con dulzura en su voz. –Estaré ahí pronto, lo sé, pero te lo recompensaré— dice persuasivo, ella parece alzar la voz. —¿Qué te parece esa cena con tus padres de la que tanto me has estado hablando?— se vuelve a escuchar la chillona voz de Eiza, reclamándole. –No, no estoy con ella, ¿De acuerdo? Me estoy quedando en un hotel... ¡Te lo juro!— esta vez suena desesperado

Entró de nuevo en la habitación, no quiero seguir escuchando sus mentiras. ¿Me miente a mí o a ella? ¿Qué se supone que debo creerle?

Por un momento me siento mareada, me siento como una estúpida. Y yo creyéndole cada una de sus mentiras, me siento traicionada.

Escucho sus pasos apresurados aproximarse hacia la puerta, tan rápido como me lo permiten mis pies y la inmensa barriga de siete meses, me acomodo de nuevo en la cama.

Siento a Adam escurrirse de nuevo entre las sábanas, rodea con su brazo mi vientre y se acurruca junto a mí. Quiero sacudirme para librarme de su agarré, pero permanezco inmóvil y no consigo dormir en toda la noche.

[....]

—¡Taylor, no puedes irte así!— mi mamá me persigue por el jardín, yo camino lo más rápido que puedo lejos de ella, arrastrando mi pequeña maleta. —¡Ni siquiera has desayunado!— alza las manos cuando se da por vencida. —¿Qué hay de Calvin? Creí que anoche habías dicho que te irías con él de vuelta a Los Ángeles— pone sus manos en sus caderas y me mira con desaprobación.

Suelto un resoplido, sigue siendo mi madre después de todo, aunque tenga 27 años y pronto vaya a convertirme en mamá también. –Ya se lo dije, Adam lo sabe. Tengo que estar en Los Ángeles lo más pronto posible—

Mi madre asiente con expresión triste, sé que amaba tenerme con ella en especial en estos días. Me abraza y se despide.

[....]

ADAM:

Cuando abro los ojos y me doy cuenta de que Taylor no está, saltó de la cama. Porque tengo un presentimiento.

Me visto, camino hacía la ventana y tiró de las cortinas. El sol me quema, ¿Qué hora es? Busco mi teléfono, es casi medio día.

Bajo las escaleras corriendo, en busca de Taylor.

Mine (TAYVIN) 2da temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora