―¿Me puedes explicar donde se han metido? ―la voz masculina llena de preocupación y enfado hace que Ariadne se arrepienta de inmediato haber decidido llamar a su hermano y contarle lo que estaba sucediendo. Por otra parte para Manuso habían sido días infernales al no saber nada de su querida hermana y sobrina, por arte de magia no podía comunicarse con ninguna, ni siquiera podía encontrar a Katerina.
―Hermanito... ―suplica la mujer por si existiera la manera que el hombre dejara de regañarla.
―Nada de hermanito pony... he pasado las peores cuarenta y ocho horas de mi vida y no he podido tomar el primer avión disponible por que la nieve que ha caído ha cortado todas las carreteras de los alrededores y es imposible marcharme. ―explica de una sola vez sin tomar siquiera un respiro―. Dime por favor que se encuentran bien... tu silencio me está matando hermanita.
―Pero claro si no me has dejado decir ni una sola palabra... ―sonríe sabiendo que recién su hermano se dará cuenta de eso―. Nos marchamos de mi casa, estamos viviendo temporalmente con Donkor. ―dice a sabiendas que Manu al procesar esas palabras se volverá loco.
―¿Qué es eso de que están viviendo con Donkor? ¿Ari, que me escondes? ―a pesar de todo se siente tranquilo saber que ese hombre está cumpliendo con su palabra de protegerlas, pero algo en la voz de la mujer lo hace sospechar de algo más.
―Nicole sabe toda la verdad, ―explica― tuvimos que contarle ya que destruyeron el coche de Don y entraron a mi casa, ―un escalofrío la recorre de solo recordar la imagen de su hogar destruido― dejando amenazas de muerte y más encima habían dejado en la cama de mi hija ratas gigantes. ¿Lo puedes creer? Se metieron con mi pequeña... ―la desesperación en la voz de su hermana lo destroza y el estar tan lejos lo hace sentirse inútil.
―Dios mio pequeña ¿Cómo se encuentra mi niña con todo esto? ―deja su lugar y sale de la casa para que lo golpee el aire frio en la cara.
―Dentro de todo está bien, solo con algunas pesadillas. Es que en realidad hemos tenidos unas semanas muy duras, hace dos días fue el funeral de la mamá de Anggelo, luego el coche, la casa y por último Eusebio... se mató en un trágico accidente de coche. ―relata para que su hermano pueda comprenderla.
―¿Qué dices? ¿Eusebio de la Katerina?
―Ese mismo.
―¡Que mierda es todo esto! ¿Cómo lo tomó Katerina? ―no existía nada que Manuso no supiera sobre su amiga y hermana, por años ha sido su único confidente.
―Intenta sobrellevarlo trabajando más de lo normal, a Sifis se lo lleva Nicole a casa de Donkor. ―ahí estaba de nuevo esa manera tan diferente de decir el nombre de ese hombre. Algo cambia en la voz femenina al nombrarlo, un trémulo algo que su hermano nunca antes había escuchado.
―La comprendo... ―Claro que lo hacía, él ya había vivido eso, ya había perdido al amor de su vida junto a su hija sin nacer.
―Lo siento... ―se disculpa Ari sabiendo que ese es un tema que a pesar de los años transcurridos aun le duelen y lo hará por el resto que le quede de vida.
―Tranquila. Mira tengo una idea pero deja ver unas cosas y te llamo apenas tenga una respuesta. ―dice ansioso comenzando a tramar un plan para las fiestas de Navidad y Año Nuevo que se aproximan―. Pero no creas que se me ha pasado por alto que algo me estás escondiendo. ―la mujer sabe que no se le puede mantener ningún secreto a su hermano, es inútil.
―Por eso te amo... ―sonríe al teléfono―, pero por el momento no puedo decirte nada, necesito estar frente a ti, pero no temas que no es algo malo. ―explica para que no se le pasen malas ideas por la cabeza.
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CODIGO DE LEALTAD
DiversosAriadne Menegaki hace dieciocho años que huyó de su pueblo natal, donde hasta el día de hoy las tradiciones son la ley. En ese lugar dejó a su familia, a su gran amor, y también a su infierno. Hoy, dieciocho años después, su pasado regresa en el ro...