Parte 2

37.5K 2.6K 731
                                    

ERA EL ÚLTIMO VIERNES DEL MES DE AGOSTO, en un orfanato en el centro de la ciudad de Salamanca; dentro del lugar había un patio, ocupado por varios niños de diferentes edades, ignorando los gritos de una madre suplicándoles que entraran a su aula correspondiente, pues las clases estaban a punto de empezar; todos los niños la ignoraban, excepto una: una niña menor de seis años, su cabello lacio era muy blanco, casi como la nieve, su piel era similar a la porcelana y unos ojos azules, que a simple vista parecían blancos.

Sofía estaba esperando pacientemente leyendo el libro malgastado de la clase, sentada en la parte más cercana del pizarrón manchado de tiza de diferentes colores; Sofía no era una niña extraña, aunque muchos lo consideraban como una, ella era una niña que prefería la lectura que a salir a jugar al patio.

—Penélope, me alegra que estéis lista para la clase de hoy— le comentó la madre que había llegado al salón, esperando a que los otros niños llegaran a este.

—Las clases son lo más interesante del día madre Jimena— le respondió la niña con una sonrisa.

—Ojalá todos fueran como tu cariño.

La pequeña Penélope solo le regalo una pequeña sonrisa mientras que sus compañeros corrían al salón, gritando cosas para molestar a Sofía y lanzando hojas para burlarse de su comportamiento tan extraño; pero a Penélope no le importaba en lo más mínimo, ella solo quería leer todos los libros escritos en el mundo, no dejaría que un par de compañeros la molestaran, además que, si le daba importancia, perdería tiempo que podría ser mejor invertido en la lectura.


⊰∘╭╰▵ღ◠♔◠ღ▿╯╮∘⊱


Las clases habían terminado y los niños corrían al comedor, era costumbre que los últimos viernes de cada mes, los bienhechores del orfanato llevaran una comida diferente y deliciosa; Penélope recibía el último platillo en esos días, obteniendo menos comida de lo que estaba acostumbrada, todo por la envidia de sus compañeros al obtener las miradas de las parejas que esperaban agrandar su familia; pero ese viernes de agosto de 1986 fue diferente para ella.

—Penélope Sofía— le habló la madre superiora antes que la niña llegara al comedor.

—¿Si madre Patricia?— pregunto la niña, evitando que su panza rugiera de hambre.

—Unas personas quieren verte.

—De acuerdo— la niña siguió a la madre de avanzada de edad a su oficina, donde tres jóvenes de diferente edad la miraban la ventana que daba a la calle, le regalaron una sonrisa al momento de percatarse de su presencia, Penélope solo se quedó parada en la puerta, intimidada por los tres hombres.

—Buenas tardes, señorita Penélope— dijo uno haciendo una reverencia con su cabeza —Hemos venido por usted.

—¿Me estáis adoptando?— su boca formo una 'o' mientras que sus ojos azules se llenaban de lágrimas.

—La queremos llevar a donde usted pertenece— le respondió otro, uno que tenía un acento parecido al de ella.

—Sé que tienes muchas dudas, pequeña— le hablo el más joven, mientras se agachaba para quedar a su misma estatura —Te prometo que a donde te llevamos, no sufrirás ninguna broma y serás feliz.

—¿Lo prometéis?— le preguntó mientras aceptaba la mano del más grande de los tres.

—Lo prometemos— contestaron los tres al mismo tiempo —Responderemos cualquier duda que tengas, en el momento adecuado.

—Madre Patricia, ¿me están adoptando?— pregunto la niña con una sonrisa, apenas podía contener su alegría.

—Así es cariño, haced las maletas— le dijo abriendo la puerta —Los jóvenes y yo debemos hablar sobre ciertos asuntos importantes.

Penélope corrió lo más rápido que sus pequeños pies podían, una sonrisa y muchas lágrimas estaban presentes al momento de guardar las pocas pertenencias que tenía; estaba realmente feliz de formar parte de una familia, que seguramente la recibirían con un gran abrazo y muchos juguetes.

—Gracias por todo madre Patricia, espero que esta no sea la despedida definitiva— dijo estrechando la mano de la madre superiora —Os mandaré cartas cada vez que pueda.

—Eres una niña ejemplar y diferente Penélope, suerte en vuestra nueva vida.

Penélope corrió hacia los jóvenes que la esperaban en la puerta principal del orfanato, el más joven de ellos le tendió su mano y se subieron al carro, Sofía sonrió y deseo con todo su corazón que su nueva vida fuera la que siempre había soñado.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora