Parte 31

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EL SEMESTRE DESPUÉS DE LAS FIESTAS NAVIDEÑAS FUERON MUY RÁPIDAS PARA LA PRINCESA, sobre todo porque era feliz: su fiancé la trataba como la princesa que era, y le daba pequeños detalles sin merecerlos, sin embargo no podían pasar mucho tiempo por los TIMOs que se presentaban en esa semana; con Theo tampoco podía pasar mucho tiempo por esta misma razón, pero aún compartían entre ellos libros interesantes; con su gran amiga Luna y su nuevo amigo Colin pasaba la mayoría del tiempo y, aunque extrañaría mucho a los gemelos, la huella que dejaron en las futuras generaciones que pasarían en Hogwarts, sobre todo cuando hicieron un pacto con el poltergeist al momento de pedirle un pequeño favor "Hazle la vida imposible Peeves", refiriéndose a la detestable inquisidora Umbridge.

—Sofía— le hablo con voz soñadora su gran amiga Luna.

—¿Sucede algo Luna? — pregunto preocupada.

—Han descubierto quienes formamos parte del Ejército de Dumbledore— le dijo mientras evitaba que alguien les hiciera caso.

—He escuchado que Umbridge estuvo citando a los sospechosos y les daba verisateum— le contesto en voz baja —Supongo que deben saber quién los traiciono.

—Lo sabemos— le dijo mientras le enseñaba la moneda —Pero, iremos a luchar al ministerio.

—¿Por qué irían a ese lugar? — le pregunto más asustada —Se van a meter en muchos problemas Luna.

—Harry quiere ver si su padrino está bien— le dijo tomándole la mano —Debemos ir todos para apoyarlo si la situación es comprometedora.

—¿Disculpa?

—Fuiste parte de este grupo Sofía— le volvió a tomar la mano —Puedes ayudarnos.

—Desde el inicio de este semestre no he asistido a ninguna reunión Luna— le dijo frustrada —Sabes perfectamente que no debo verme involucrada por el bien de mi imagen.

—¡Luna! — grito una voz que venía corriendo —La brigada está persiguiendo a todos los que están en el grupo.

—Debes venir Penélope— la miro con sus ojos azules —Te lo suplico.

—Luna, esperaba eso de cualquier otra persona— le dijo soltando su mano —Pero, que no entiendas, me rompe el corazón.

—Qué bueno que te encuentro, cariño.

—Buenas tardes Draco— dijo recibiendo el beso de su fiancé en su cachete.

—Gracias por entretener a este par.

—¿Se puede saber que han hecho? — pregunto fingiendo no conocer los motivos —Te recuerdo que estoy en contra de las injusticias, y mi mejor amiga está haciendo acusada.

—Ambas formaban parte del Ejército de Dumbledore— le dijo con una sonrisa burlona —Todos los que formaban parte están siendo castigados.

—¡Eres una traicionera! — grito la pelirroja mientras evitaba que la agarraran los de la brigada.

—Draco— le tomo el brazo mientras escuchaba todo lo que le gritaba Ginny —No les hagas daño.

—Son traicioneras ante el ministerio— le dijo —Merecen ser castigadas.

—Al menos, no le hagan daño a Luna.

—Intentaré que su castigo no sea tan duro como el de los otros— dijo sometiéndose a los encantos de su princesa.

—Lo agradezco— le dio un pequeño abrazo y decidió irse de ahí.

—¿Manolo? — llamo a su elfo en un aula vacía.

—¿En qué puedo ayudarle princesa? — apareció en medio de la sala, esperando las órdenes de su ama.

—Busca a Sirius Black y dile que su ahijado, Harry Potter, ha ido al ministerio de magia— soltó un suspiro— Dile que le metieron la idea de que lo estaban torturando.

—¿Algo más princesa?

—Dile a John que venga— le dio una mirada triste —Has todo lo posible para que los integrantes de la Orden del Fénix puedan ayudar a los jóvenes.

—Manolo se irá en estos momentos.

Penélope se sentó sobre una mesa y espero pacientemente a que su guardián viniera, pero no le sorprendió que la puerta se abriera escandalosamente dejando a la vista a sus tres guardianes.

—¿Qué está pasando Penélope?

—Debió haber tocado antes— le dijo John a Alejandro de manera burlona.

—Debí suponer que sintieron mis sentimientos— suspiro y los miro con lágrimas en los ojos.

—¿Cuál es la razón de tu tristeza? — le pregunto Alejandro mientras la rodeaba con sus brazos.

—He traicionado a Luna y a cada integrante del Ejército de Dumbledore— les dijo evitando que las lágrimas salieran de sus ojos casi blancos —Me pidieron que los acompañara a luchar en el ministerio de magia.

—No los has traicionado— le dijo John, acariciando su pelo trenzado.

—Has hecho lo correcto— siguió Filip, quien conjuraba unos pañuelos —Debes pensar en cómo si vería tu imagen si salías en El Profeta.

—Sin embargo, su mirada mostraba solo decepción hacia persona.

—¿Cuántas veces no te han visto así? — le regalo una sonrisa Alejandro —Son responsabilidades que solo algunas personas pueden entender.

—Alejandro tiene razón— volvió a sonreír Filip —Ser una princesa es ver por tus súbditos, no solamente tus amigos.

—No debes preocuparte— le dijeron los tres.

—Gracias por escucharme y comprender.

—Somos más que tus guardianes, Sofía.

—Somos una familia.

Sofía abrazó a los tres y conjuro unas galletas para disfrutar con las personas más importantes para ella, sabiendo que su vida iba a cambiar para siempre; la guerra mágica de Inglaterra estaba a punto de suceder.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora