Parte 75

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LAS DECORACIONES DEL CASTILLO EMPEZABAN A DARLE LA SERIEDAD NECESARIA PARA EL EVENTO QUE OCURRIRÍA EN UNAS HORAS; por todas partes se podían ver a los elfos haciendo los últimos detalles para el gran día de la princesa, y en el gran vestidor que tenía, varios magos y brujas empezaban a decirle lo que debía hacer para cuando empezaran a arreglarla. Algunas cuantas se encargaban de hacer los últimos detalles para su hermoso vestido de novia, otros se encargaban de hacerle un peinado digno de ella, y, por último, otros se encargaban de maquillarla de una manera en que sus ojos azules resaltaran.

—Deberías estar tranquila— le recordó su mejor amiga —No queremos que por tus nervios se pueda arruinar todo el esfuerzo que están haciendo estas personas.

—Lo lamento— se volvió a erguir en la silla —Es solo que no puedo creer que en unas horas me convertiré en la señora Nott.

—Por fin están juntos— suspiro Astoria, interrumpiéndola por unos toques en la puerta, donde su guardián llegaba con una sonrisa.

—Decir que te ves guapa sería un insulto— todos quedaron callados al escuchar como aquel joven se había expresado —Porque no existe una palabra que sea comparada a cómo te ves ahorita.

—Muchas gracias John— le regalo una sonrisa, ganándose un pellizco por parte de quien la maquillaba —Lo siento, estaré quieta.

—Solo vengo a decirte que todos los invitados han llegado y han sido acomodados de la manera en que usted pidió, princesa.

—¡¿Todos han llegado?! — se levantó Astoria, lista para ir al encuentro de su espero —No hagan nada para que la princesa se ponga más nerviosa de lo que esta.


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Todos los invitados veían la hermosa decoración del castillo, hablaban sobre el gran esfuerzo que habían hecho los elfos, sobre como sería la coronación más esperada de varios años. Pero cerca de donde se encontraba el ministro, estaba un grupo que se distinguían por su postura elegante y por la mirada fría que le dedicaban a quienes los observaban por mucho tiempo.

—Debes respirar Theo— le recordó Draco al ver que su amigo estaba muy pálido.

—Eso hago Draco— le respondió acomodándose nuevamente el peinado que tenía.

—No te dejara plantado— le dio un pequeño golpe en la espalda Blaise —Si lo llegara a hacer, es porque hiciste algo mal.

—La princesa se ve increíblemente guapa— llegaron las mujeres a juntarse con sus parejas.

—¿La han visto? — suspiro enamorado Theo, queriendo que pronto fuera la hora —Se me hacen muy tontas las tradiciones, como no ver a la novia hasta que sea entregada.

—Draco también la cumplió— le dio un beso en la pálida mejilla de su esposo.

—Temía a que te enojaras si hacia algún capricho.

La música empezó a sonar, indicando que en cualquier momento la boda empezaría. Todos los invitados se levantaron de sus asientos y soltaron una pequeña risa al notar que ciertos gemelos eran los encargados de entregarla como figura paterna; pero Theo no lo noto al contener la respiración y ver a la persona más bella se acercaba a él.

—Estás muy bella— le dijo en un suspiro al no encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.

—Nott— hablaron los gemelos al mismo tiempo —Te dejamos a nuestra querida Sofía,

—Una amiga que siempre hace todo lo posible por el bien de todos.

—Una mujer que no juzga sin conocer.

—Decidida.

—Fuerte.

—Valiente.

—Extremadamente tierna.

—Entiendes lo que queremos decir— lo amenazaron una vez que terminaron la infinita lista de virtudes que tenía la princesa.

—Ella es una Weasley— volvieron a hablar al mismo tiempo.

—Aunque no tenga la cabeza roja.

—No nos gustaría que tú seas nuestro sujeto de pruebas para todos los artículos que hagamos.

El ministro empezó la ceremonia, cuando por fin, los gemelos Weasley habían decidido que era hora del protocolo y dejar en paz a Theo, que lo hacían sentir más nervioso de lo se sentía ante las amenazas; aunque los gemelos volvieron a interrumpir cuando se levantaron a darles a cada uno un papel, que cuando empezaron a leer, se dieron cuenta de que eran sus votos, unos que ya habían dicho con anterioridad, pero le agregaron la parte divertida que debía tener siempre una boda.

—¡Démosle la bienvenida a la Reina Penélope y al Rey Theo! — se abrieron las puertas y ellos entraron con una sonrisa en su rostro; la música que habían escogido para su primer baile se escuchó por toda la sala, haciendo que todos empezaran a soltar las lágrimas.

—¿Cómo se encuentra señora Nott? — le robo un beso a su esposa para que todos aplaudieran.

—Es difícil escuchar mi nuevo apellido, rey Theo— le dijo pegándose más a su cuerpo.

Los aplausos se volvieron a escuchar cuando se terminó su pieza y todos los invitados pasaban a la pista de baile a tener algo más movido; Penélope disfruto mucho a sus amigas y bailar con los pequeños guardianes que la querían como una más de su familia.

—Es hora Sofía— le hablo Filip, cuando regresaba de la pista para refrescarse.

—¿Tan pronto? — le pregunto nerviosa mientras se iba a la pista a buscar a su esposo —Filip te explicara todo, te veo en unos momentos— le deposito un beso en el cachete y antes que le contestara salió de la pista hacia la habitación.

—¿Filip? — se preguntó extrañado y busco con la mirada al noruego, quien lo vio sentado junto a su esposa. Camino unos cuantos pasos hasta que el adulto lo vio y le hizo una seña.

—Generalmente el día de la boda, es necesario que se haga la consumación.

—¿Consumación? — sus cachetes se volvieron rojos al entender a que se refería —¿Por qué es tan importante que sea en el día de la boda? 

—Sabes muy bien que la realeza no puede amar a una persona— le dijo con una sonrisa, como si explicara a un hijo —Y si la boda se hiciera sin amor, pasaría algo extraño en el momento de la consumación.

Theo entendió todo y soltó un suspiro nervioso. Era ahora o nunca donde por fin podría unirse para siempre con la única mujer que realmente amo.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora