Parte 63

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PENÉLOPE CAMINABA DETRÁS DE TODOS LOS ALUMNOS DE LA CASA DE RAVENCLAW, cada uno iba hablando sobre sus vacaciones tan extrañas después un año lleno de torturas por parte de sus antiguos profesores; pero todos comentaban que este año esperaban que no hubiera nada extraño, como todos los años en los que estuvo Harry Potter como alumno de Hogwarts.

Todos llegaron a la estatua que era la encargada de cuidar que ningún otro alumno que no perteneciera a la casa de las águilas con un acertijo, que pocas personas podrían resolver, la estatua se movió poco para poder observar al primer alumno que se había parado.

—Esta cosa se devora a todas las cosas; pájaros, bestias, árboles, flores; carcome el hierro y muerde el acero. Muele duras piedras y las reduce en harina; mata al rey, arruina la ciudad y derriba a la montaña.

Penélope posó su mirada nerviosa en cada miembro que estaba con ella en el grupo, jamás en su vida había pensado que los acertijos fueran tan difíciles y que requerían tiempo para pensar. Varios alumnos se notaban al igual que confundidos como ella pensaba que se veía, otros ni siquiera habían prestado atención a lo que la estatua había dicho y otros miraban con flojera a la estatua, la princesa pensaba que probablemente era porque ya sabían la respuesta al acertijo, pero no se animaban a decirlo en voz alta.

—El tiempo— respondió un hombre, Penélope se giró sorprendida al notar la seguridad de aquel estudiante al decir la respuesta, pero después sintió sus mejillas rojas al ver como se había comportado. El estudiante solo rio en voz baja —Ese acertijo ya me lo había dicho mi abuelo— le dijo cuando se colocó a su lado, dejando pasar a los estudiantes más pequeños —Lean Caddell— le guiño el ojo, dejándola sorprendida y con sus mejillas rosas en frente de la estatua.

La princesa abrió la boca por la primera impresión al ver su sala común; al igual que las otras casas que vivían en una torre, era una sala en forma circular y lo que más destacaba era el color azul. Las vistas que tenía la torre eran asombrosas, y se preguntó a sí misma porque nunca había ido a dormir a su torre; varias estanterías y sillas estaban presentes, Sofía entendió la razón por la que Ravenclaw siempre tenía a los alumnos más inteligentes, la misma sala común les permitía que su estudio fuera el adecuado. Dando por terminado su recorrido, decidió que era momento de buscar su habitación y conocer con quien la compartiría por todo su último año.

—Buenas noches— dijo entrando a la habitación, después de buscar en todas las habitaciones en donde estaba su nombre escrito.

—Hola— le respondieron las demás —Nunca te había visto en nuestra torre.

—¿Cómo te llamas? 

—Mi nombre es Penélope Sofía V de Barreño— se acercó más al círculo donde estaban todas.

—Ya sabía de donde te me hacías conocida— dijo otra, asustando a las presentes mientras aplaudía —Estuviste saliendo mucho en "El Profeta".

—No acostumbro mucho a leer ese periódico por Rita— le dijo algo tímida, esperando que no se diera a conocer de manera negativa.

—Solo te mencionaba que habías roto tu compromiso con Draco Malfoy— una de ellas suspiro asustada —No exageres Valeria, es inocente.

—¿Es verdad que eras la prometida de él?

—Eso es verdad— les dijo con las mejillas rojas —Pero no rompí mi compromiso porque era mortifago, como estuvieron diciendo en varias ocasiones.

—¿Qué materias llevas este año Penélope? — le pregunto otra de ellas, evitando que el tema se volviera más tenso.

—Solo las básicas: pociones, transformaciones, encantamientos, herbología, defensa contra las artes obscuras y runas antiguas— dijo enumerando las que su guardián le había pedido que llevara —¿Ustedes? 

—Las mismas— dijeron todas al mismo tiempo, ocasionando que las jóvenes se rieran. Penélope sintió que un peso de sus hombros se había ido, pensaba que sería más difícil formar un lazo de amistad con ellas.

—Al menos, ya podremos organizarnos para estudiar juntas— dijo Marian, quien se levantó de su cama para empezar a organizar su pequeña mochila.

—Apenas es el primer día y ya estás obsesionada por estudiar-—rodó los ojos la que tenía el nombre de Paulette.

—No es mi culpa que mi sueño sea convertirme en la mejor ministra que ha tenido Londres— suspiro mientras empezaba a trenzarse su cabello castaño.

Penélope decidió levantarse también para buscar una cama desocupada, estaba tranquila al saber que no se debía desvelar en esperar alguna carta de algún ministro o mago de gran nombre buscando su consejo; por ahora, su única preocupación era ser una estudiante más y no reprobar alguna materia, como todas las preocupaciones que tenían las demás adolescentes de su edad.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora