Parte 36

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VARIOS AMIGOS ESTABAN HABLANDO MIENTRAS ESPERABAN LOS COMUNICADOS DEL DIRECTOR, otros estaban esperando con ansias la comida tan deliciosa que se daba en los banquetes; todos estaban felices, excepto una alumna que estaba sentada en una orilla de su mesa, una alumna de cabellera casi blanca y ojos casi blancos, su piel era de porcelana y sus labios de rosa pastel, su cabello estaba totalmente lacio, y aunque estuviera suelto parecía peinado. Penélope llamaba la atención, ya no era una niña y su cuerpo lo mostraba, no tanto como otras de sus compañeras, pero sus facciones si cambiaron; Penélope hacía suspirar a varios hombres, incluyendo los de su casa; Penélope realmente parecía una princesa sacada de un cuento como decían los muggles, pero era verdad, ella era una princesa de una leyenda; pero a pesar de eso Penélope no estaba feliz, veía como sus antiguos amigos reían sin parar contando unas anécdotas de sus vacaciones, Penélope estaba suspirando por no tener a alguien con quien compartir sus anécdotas. Dirigió su mirada a la mesa de Slytherin y se dio cuenta de que Astoria ya la veía, le regalo una sonrisa y levanto los pulgares en apoyo a quien cenaría sola por solo esa noche.

Una vez que los niños de primer ingreso fueron seleccionados para su casa, Dumbledore presento al nuevo maestro de pociones, un señor muy grande y gordo, quien portaba un sombrero que daba ternura, Penélope se dedicó a aplaudir con gran entusiasmo cuando menciono que el jefe de la casa de Slytherin, Severus Snape, por fin había conseguido el puesto como maestro en Defensa contra las Artes Oscuras, Snape era su profesor favorito por toda la paciencia que le tuvo, incluso se podía decir que eran muy cercanos por el cariño que este le tenía a una bruja muy poderosa, pero al mismo tiempo humilde.

—¿Cómo has estado princesa? — le hablo una voz soñadora a su lado —Espero que no te haya molestado que me haya sentado aquí.

—No soy nadie para impedir que una alumna de Ravenclaw se sienta en su propia mesa durante el banquete de inicio.

—Me refería que me hubiera sentado a tu lado.

—No guardaba el lugar a nadie en específico, eras bienvenida a sentarte donde te sientas más cómoda— hubo un silencio incómodo entre las dos adolescentes, Sofía tomo una jarra para servirse del jugo de manzana que habían puesto en frente de ella, estaba segura de que Gerda tenía que ver con esa bebida.

—El Quisquilloso ha vendido muchos ejemplares gracias a la entrevista que hizo Harry el curso pasado.

—Me alegro por tu familia, es bueno saber que siguen informando de manera verídica a pesar las dificultades.

—Espero que las vacaciones de verano hayan sido fructíferas.

—Muchas gracias por tus buenos deseos, lo fueron— respondió mientras limpiaba sus labios.

—Sofía— le hablo, pero solo logro que se levantara rápidamente de la mesa, evitando seguir con una conversación que no llegaría a nada.

—Espero que la cena de buen provecho para usted, con permiso.

Salió del comedor antes de cualquier alumno, sabiendo que recibiría muchas miradas, pero quería llegar pronto a su parte especial, aunque Filip le haya dado permiso para irse a la torre de Ravenclaw; sin embargo, Penélope prefería estar con su pequeña familia.

—¡Sofía! — gritaron detrás de ella, se detuvo al escuchar las pisadas que avisaban que estaba corriendo.

—Buenas noches— hizo una reverencia.

—¿Por qué te fuiste antes que Dumbledore diera permiso? 

—No le debo explicaciones a usted— dijo a la evasiva, no confiaba en la persona con quien estaba hablando —Si me permite, debo ir a mis aposentos.

—No te vayas, debemos hablar, por favor.

—Me gustaría saber alguna buena razón para seguir con esta inútil conversación.

—Has cambiado —se sorprendió el adolescente al escuchar como hablo —He visto que traes el cabello suelto, me dijeron que estás usando vestidos obscuros y que ya no sonríes como tanto.

—Eso no le interesa a usted— le dijo evitando que los alumnos que pasaban por ahí escucharan su conversación.

—Quiero saber que le está pasando a una de mis amigas.

—Quedo claro que mi amistad no le importó al momento que se corrió un rumor sobre mi persona, diciendo que era una traidora, señor Creevey.

—Fue una tontería, lo siento.

—Lamento si no acepto sus disculpas— se irguió y Colin se sintió intimidado —No tengo tiempo para estar con gente hipócrita que dicen ser mis amigos, y en el primer momento donde se dude de mis principios y mis creencias, en vez de apoyarme o entenderme, me dan la espalda.

—Penélope.

—Con todo respeto, no hay la confianza suficiente para que me hable por mi nombre, y no por mi título.

—¿Qué puedo hacer para recuperar tu amistad? — le tomo el brazo, impidiendo que se alejara más.

—Le suplico que me deje, no tengo intenciones para seguir esta conversación.

—¿Qué está pasando aquí?

—Buenas noches Theo— recupero su postura Penélope, jalando su brazo aprovechando que Colin estaba distraído.

—Le estoy pidiendo disculpas a Penélope— dijo rodando los ojos, evitando sentirse intimidado por una serpiente.

—No me hablas sangre sucia— la princesa ahogo un grito al escuchar cómo era llamado —No debes acercarte más a la princesa, ya tiene suficientes problemas para que tu acoso se convierta en un uno.

—¿Tienes problemas? — dirigió su pregunta a quien alguna vez llamo amiga.

—No es de su incumbencia, señor Creevey.

—Vámonos— le ofreció su brazo.

—No es necesario Theo, la llevaré yo— dijo Draco detrás de ellos, quien había esperado al final para salir del comedor —Debes cumplir tus deberes de prefecto.

—De acuerdo— acomodo su corbata —¿Estarás bien Sofía?

—Lo estoy, gracias por intervenir—.

Draco le ofreció su brazo y la llevo muy lejos de ahí, aunque no pareciera, se preocupaba por ella, porque era su único apoyo en estos momentos tan difíciles.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora