Parte 17

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EL VERANO EN FRANCIA SE PODÍA RESPIRAR EN CUALQUIER PARTE, el viento era caluroso, pero no lo suficiente para sudar, y los árboles cumplían muy bien su función de refrescar a cualquiera que decidía sentarse bajo su sombra; Penélope había estado al pendiente de cualquier carta que recibía por parte de aquellos magos o brujas que vivían en Inglaterra, pero por el momento nadie decía nada o los medios se dedicaban a desmentir lo que dos adolescentes afirmaban.

Aunque la situación en Inglaterra fuera delicada, Penélope no podía dejar de ser una adolescente y querer pasar un día lejos del estrés con sus seres más queridos, en este caso sus guardianes, que también estaban cansados de estar en constante recolección de datos; es por eso, que les pidió a los elfos que preparan una comida deliciosa y la pusieran en una canasta, hoy cenarían fuera de la mansión, harían un pícnic.

—¿A qué se debe que saliéramos de la mansión? — pregunto John mientras seguía a la princesa, que había preparado todo para que fuera una sorpresa para sus guardianes.

—He notado que todos hemos estado en constante presión, cada uno a su manera— les dijo con una sonrisa —Para darnos un respiro, les he preparado un pícnic.

—¿Un pícnic? 

—Sé lo mucho que les gusta estar al aire libre— dijo con una sonrisa —Y tome las precauciones necesarias para que todos disfrutemos de esta velada.

—Muchas gracias Sofía— le regalo una sonrisa sincera el pelirrojo mientras tomaba asiento en la manta —No debiste molestarte.

—Algo fuera de lo que estábamos acostumbrados es lo que necesitábamos— afirmo Filip mirando los emparedados.

Los cuatro empezaron a disfrutar del anochecer, comiendo algo sencillo, pero a la vez delicioso, empezaron a bromear sobre la posible relación de Alejandro con la alumna de Beauxbatons, y también a regañar a John por querer seguir en comunicación con la alumna de Hogwarts, Felicia.

—Debe ser mi noche de suerte, encontré a la princesa— dijo una voz.

—¿Quién es usted? — demando Filip, listo para atacar. La voz no respondió, al contrario, solo se escucharon gruñidos de donde estaba anteriormente; ninguno entendía lo que estaba pasando hasta que salió un lobo, no era como Filip lo era, este era un hombre lobo.

Omsorg! — grito Penélope al ver que su guardián -convertido en lobo- atacaba al intruso de esa noche, Alejandro estaba luchando contra unos magos, los mismos que habían atacado su castillo; John se había convertido en coyote para cuidarla con su forma animal.

—¡Filip! — grito aún más preocupada, al ver cómo era mordido —Déjalo en paz, los hombre-lobo tienen una debilidad— se acercó Penélope a ese ser, que se sentía intimidado por la presencia de la adolescente, que poco a poco se convertía en un ser que nadie sabía que existía —Fenrir Greyback, vete ahora o te convertiré en lo que más temes, un simple mago— hablo con voz grave mientras con un hechizo lo convertía en humano, a pesar de que todavía la luna estuviera brillando.

Las plantas empezaron a marchitarse y las hojas de los árboles a caerse, todo lo que aquel ser de cabellos y ojos negros pisara, moría; la destrucción estaba bajo su mano y esperaba que los que la atacaran, huyeran.

Legeremens— hablo con voz cortada Filip, buscando entrar a la mente de aquel ser que quería destruir todo a su paso —Desmaius— dijo logrando que la princesa cayera dormida.

—¿Estás bien Filip? — dijo John corriendo para auxiliarlo —Te llevaré a un hospital rápidamente.

—Alejandro, lleva a la princesa con Dumbledore y explica la situación— dijo Filip con pocas fuerzas —Y hasta que no me recupere, tú serás quien tomara mi lugar como tutor.

—Lo haré— Alejandro recito un hechizo para tapar la herida y evitar que saliera más sangre. Tomo a la princesa y desapareció, intentando llegar lo más rápido al castillo.


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Penélope leía la nueva carta que John le había escrito, después de una semana por fin había tenido buenas noticias, había despertado su guardián, pero aún quedaba descubrir si estaba infectado y si sería un hombre lobo para siempre. Había mando a su fwooper personal cuando la puerta se abrió, dejando el paso para el viejo director, como siempre con una sonrisa calmada.

—Perdón por mi intrusión— le dijo el director —¿Alguna noticia? 

—Filip ha despertado— le contesto la princesa con una sonrisa —Aún queda el veredicto de los doctores.

—Tengo un amigo— le dijo sentándose en frente de la princesa —Que también es hombre lobo, por si gustan conocerlo.

—Con gusto director— respondió —Sin embargo, creo que estos momentos no es el adecuado. No sé cómo Filip podrá reaccionar.

—En eso tiene razón princesa, este tema es algo delicado para hablar con el señor Dalr— dijo sacando de su túnica un dulce de limón —He venido para pedirle un favor.

—¿En qué puedo ayudarle?

—El ministro se ha negado en creer realmente en el regreso del Señor Tenebroso— dijo suspirando —Y dudo que lo haga, para no generar temor entre los magos de Inglaterra.

—El ministro Fudge nunca ha tomado en consideración mis propuestas, a pesar de solicitar mis consejos. No puedo que pueda ayudarlo en convencerlo director, es una persona demasiado centrada en conservar el poder que buscar el bienestar y la buena convivencia entre los magos.

—Lo sé muy bien princesa, pero ese no es el favor que me gustaría pedirle— dijo dándole una palmada sobre su mano, causando que Penélope lo mirara confundida —Me gustaría que formaras parte de un grupo, un grupo que busca detener a Voldemort.

—¿Sabe lo que me está pidiendo? — se paró de su silla —No puedo pertenecer a un grupo que busca matar a otro mago. Sabe muy bien mi naturaleza y mi deber, debo cuidar a cualquier ser mágico, no importa si sea malvado o no, si crea en mi gobierno o no.

—Lo sé, pero tiene contactos en todas partes del mundo— rogó el profesor —Podría facilitar información y aliados que buscan parar a este hombre.

—Lo pensaré Dumbledore, pero no prometo nada.

—Gracias princesa— le dijo con una sonrisa mientras le daba un papel —Que nadie lo vea, tendremos una reunión el jueves y ese es el lugar.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora