Parte 60

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EL CALLEJÓN DIAGON AÚN REGRESABA A SU ANTIGUO ESPLENDOR, aún se podía notar el miedo en ciertos establecimientos; sin embargo, muchas tiendas volvían abrir, aunque siempre cuidadosos a cualquier sujeto sospechoso; excepto, claramente, el mejor local de bromas en toda Inglaterra "Los Sortilegios Weasley". Varios niños ignoraban los gritos de sus padres para acercarse a ver los nuevos productos que estos pelirrojos habían sacado, y por el próximo inicio de año escolar. Penélope no se animaba a entrar, podía ver por las ventanas que varias personas que la conocían estaban ahí, probablemente aún la odiaban al no ayudar como ellos querían, pero ella debía entrar para comprar algunas cosas para hacer más divertido su último año escolar.

—¿No vas a entrar?

—Me gustaría más que nada— le respondió sin voltearla a ver —Aún no estoy lo suficientemente preparada para soportar las miradas que podré recibir.

—Deberías entrar conmigo.

—¿Estás segura de que te gustaría que te relacionen con una persona que muchos dicen que es traidora?

—Me estarían relacionando con una persona noble que ofrece ayuda a cualquier familia que fuera afectada en la guerra.

—Es lo único que puedo hacer— le dijo con una mueca, evitando posar sus ojos en los ojos miel de la joven —En muchas ocasiones he visto que no soy la mejor monarca.

—Según los libros de tu historia, hasta ahora eres la mejor que el mundo mágico ha conocido— le tomo las mano y le regalo una sonrisa sincera.

—Gracias Hermione, tus palabras me han animado lo suficiente.

—Ahora entremos— jalo la mano de su acompañante —Yo también quiero hacer muchas bromas en el último año de Hogwarts.

—Pensé que tardarías más Hermione— le dijo Ginny mientras soltaba algunos productos para dirigirse a las dos —Hola Penélope.

—Buenas tardes Ginny.

—No hace falta la formalidad— le restó importancia la pelirroja —Nadie aquí te guarda rencor, y si te hacen algo, tenemos la ventaja que mis hermanos sean los dueños de la tienda.

—No será necesario recurrir a ellos— soltó una pequeña risa.

"Gracias por enviar ayuda para abrir mi local", "Gracias por hacer que mi mamá se haya recuperado más rápido", "Gracias por el elfo mientras mi papá se recupera". Era todo lo que podía escuchar mientras caminaba por los pasillos, agradecimientos sinceros de personas que querían recuperar su estilo de vida.

—Nadie te guardaría rencor si lo único que has hecho es ayudar— le dijo una voz soñadora detrás de ella.

—Tus palabras solo dicen sinceridad Luna— le dijo con una sonrisa, feliz de haber recuperado su antigua amiga y de formar nuevas en lo que quedaba del día.

—¡Qué bueno que ya están todas aquí! — hablo George depositando un beso en la mejilla de su amiga —Temía que no vinieras a la cena que mama ha hecho para ti.

—Jamás puedo rechazar una invitación de una familia muy amiga mía.

Todas las adolescentes esperaron en el departamento de los pelirrojos para cuando cerraran la tienda, se fueran juntos por Red Flu a la casa de la matriarca de los Weasley.

—Ya llegamos madre— dijeron los gemelos al mismo tiempo, causando un alboroto por toda la sala.

—Espero que hayan traído a las mujeres, porque si no...

—Aquí estamos Molly— dijo Hermione, evitando que los regañara por sus constantes bromas.

—Qué bueno que por fin me hicieron caso estos jóvenes— le dio un ligero golpe a cada uno en el brazo —Que bueno que pudiste venir Luna, ya tenía mucho tiempo sin verte.

—Ambos hemos estado ocupados— le dijo mirando fijamente el reloj que marcaba en donde se encontraba cada uno de los integrantes de esa familia. Penélope se sorprendió al ver como su amiga tenía las mejillas rosas.

—Pero no es impedimento para que no me visites— le dijo tomándole las manos —También es buen que también vengas tu Hermione, sé que Ronald no ha estado al pendiente de ti, pero no se salvara de un regaño.

—No se preocupe, yo tampoco lo he buscado— le restó importancia —He estado ocupada buscando los materiales para el séptimo año.

—Oh si, Ginny me dijo que por fin tomarían una clase juntas— la matriarca poso su mirada en la princesa, para tomarla en un fuerte abrazo —Y tu Penélope, ¿Cómo se te ocurre rechazar mis invitaciones para cenar? Sé que el castillo es muy solitario.

—Debí rechazar la invitación por motivos de mi trabajo, señora Weasley.

—Bueno, que bueno que mis hijos por fin te obligaron a venir— le tomo las mejillas —Estás muy delgada y pálida.

—Esa es su naturaleza mamá— le dijeron los gemelos, evitando no reír.

—Cenaremos en el patio, porque en esta casa no caben muchos— la matriarca empezó a empujar a todos sus hijos que habían llegado para que se fueran a sentar mientras ella llevaba la comida.

—¿En qué trabajas Penélope? — pregunto Bill, quien ayudaba a Fleur a sentarse.

—Mi deber es estar al pendiente de todos los magos del continente europeo y americano.

—Por eso no te estás alimentando bien— dijo la señora Weasley, sirviéndole doble ración, haciendo que todos los pelirrojos rieran —Debes estar agotada siempre y por eso te saltas la cena.

—Al contrario, generalmente solo estoy recibiendo y enviando cartas— tomo un pedazo de carne y sus ojos se abrieron —La comida es maravillosa, estoy segura de que ni mis elfos podrían preparar una comida tan rica.

Penélope no podía dejar de halagar a Molly por su talento culinario; la compañía también fue agradable, excepto las miradas de odio que recibía por parte del menor de los hombres; antes de que se hiciera más tarde, decidió partir a su castillo donde seguramente recibiría un regaño por parte de su tutor por no avisarle que no asistiría a cenar y por haber llegado tan tarde.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora