Parte 7

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CADA MAÑANA LAS LECHUZAS LLEGABAN BUSCANDO A SUS DUEÑOS PARA ENTREGARLES LA CORRESPONDENCIA DEL DÍA, el periódico o algunas cosas que le hayan pedido a sus padres porque lo habían olvidado; Penélope miraba todo sorprendida al igual que los jóvenes de la escuela de Beauxbatons, aunque ellos ya tenían varios días viendo eso cada desayuno, pero a Auguste le resultó tierno la mirada que tenía Penélope al ver como varias lechuzas entraban al mismo lugar y como varios alumnos recibían con alegría las lechuzas.

Ya llego el periódico— le dijeron sus compañeros mientras se amontonaban para leer la noticia del día.

"El palacio de las leyendas" — leyeron el título de la página principal y la princesa se tensó al ver la foto mágica de su palacio, que se encontraba destruido.

¿El palacio de una leyenda? — le pregunto a su nuevo amigo, que leía con atención el periódico matutino.

—¿Nunca has escuchado la leyenda de la realeza mágica? — le preguntó sorprendido.

Eso es imposible Penélope— le contesto André, que también escuchaba la conversación —Ese cuento mi madre me lo leía cuando no podía dormir por las tormentas en París.

Se dice que antes los magos éramos gobernados por una sola familia, eran como los reyes de los muggles, pero de la nada desaparecieron.

Jamás había escuchado esa historia— mintió Penélope mientras dejaba que sus compañeros de mesa leyeran con atención el periódico, pero su apetito se perdió cuando escucho varios cuerpos se encontraron en los pasillos del castillo, que habían roto algunos ventanales históricos.

—No te preocupes— le habló una voz muy tranquila a su lado izquierdo, que también leía un periódico, pero al revés, aun así, Penélope pudo observar la misma foto de su antiguo hogar —Sé que no fue tu culpa.

—¿Disculpa?

—Mi papá y yo estamos seguros de que fuiste atacada y que esos seres murieron por protegerte.

—No quiero sonar grosera señorita, ¿Cómo conoce esta información?

—Mi papá me ha enseñado que debo creer en todas las leyendas. Y tú eres la prueba viviente que eres la última princesa

—Me alegra saber que hay personas que todavía creen de manera ciega en el legado de mis antepasados— dijo con sinceridad

—Mi nombre es Luna Lovegood— dijo con una sonrisa sin mostrar los dientes.

—Mi nombre es Penélope Sofía V de Barreño— dijo inclinando su cabeza.

Debemos irnos pequeña Penélope— le dijo su amigo francés —Pero creo que te dejo buena compañía.

Te veré en la cena Auguste— le dijo con una sonrisa.


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Penélope y su nueva conocida hicieron una conexión instantánea cuando se dieron cuenta de que eran parecidas en el físico, cuando Luna se interesó por conocer más sobre el estilo de vida muggle que había tenido en los primeros seis años de su vida, y como cuando fue a vivir al su palacio, la princesa estaba encantada de responderle cualquier duda sobre su historia y sobre lo que realmente había sucedido con sus antepasados.

—Perdona que te interrumpa Luna— le dijo la princesa, al percatarse que varios alumnos utilizaban un extraño accesorio que cambiaba en cada tiempo.

—Dime princesa.

—¿Qué ha hecho el alumno Harry Potter para recibir tanto odio por compañeros de su mismo colegio?

—Todo empezó con el Torneo de los Tres Magos— le dijo Luna pidiendo que se sentaran en una banca cerca de varios alumnos —El campeón del colegio fue Cedric Diggory y en mi opinión, no existía mejor candidato, ya que Cedric cuenta con las cualidades que pocos tienen— hizo una pausa para observar como Harry caminaba hacia el primer campeón del colegio —Pero, alguien realizó un maleficio sobre el cáliz para poder obligarlo a que el nombre de Harry saliera, ya que solo los mayores de edad podrían escribir y arrojar su nombre al fuego

—Pobre joven Potter— dijo Penélope mientras se percataba que dos adolescentes tenían una conversación muy grave —Espero que pueda contar con todo el apoyo necesario para salir de estas pruebas.

—Draco Malfoy ha sido quien empezó a regalar esos botones, su enemistad empezó en su primer año cuando Harry rechazó su amistad con Draco— le dijo tomando su cuaderno para leerlo al revés —Desde ese entonces, ambos se han odiado y se han perjudicado en su rendimiento escolar y deportivo.

—Eso no lo harás— gritó un profesor mientras convertía en un hurón a un joven de cabello platinado y se divertía moviendo a su antojo al pequeño animal, ese grito interrumpió la conversación de las dos niñas de cabello casi blanco; Penélope esperaba a que llegara alguien de mayor poder, pero los únicos que llegaban eran alumnos disfrutando del espectáculo que había montado el profesor, y lo que más odiaba la princesa eran las injusticias que sufrían los que no tenían el conocimiento suficiente para defenderse.

—¡Usted tampoco debe abusar de su conocimiento sobre hechizos y encantamientos contra un joven estudiante! — alzó la voz Penélope mientras caminaba hacia el hurón y con su varita lo volvía a convertir a un joven asustado —¿Se encuentra bien? — le pregunto Penélope mientras lo ayudaba a pararse, pero el joven no le respondió mientras huía del profesor que lo seguía cojeando.

—Profesor Moody— llego la subdirectora y Penélope regreso a su amiga, dejando que la subdirectora resolviera los asuntos pertinentes contra ese detestable profesor

—Debo irme Luna, mis clases pronto empezarán—le dijo haciendo una reverencia mientras tomaba el mapa para guiarse a su casa correspondiente —Espero verte en la cena Luna, estoy segura de que los alumnos de Beauxbatons les interesara conocerte, al igual que me interesa conocer más sobre ti.

—Te veré en la cena princesa— le dijo haciendo la reverencia.

Una Princesa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora