— ¡Fiesta descontrolada en mi casa hoy por la noche! —Gritó Alonso cuando bajábamos las escaleras para llegar a su vehículo. Los alumnos gritaron y celebraron....
— ¿A qué se debe esto? —Reí.
—No lo sé, solo quería fiesta descontrolada en mi casa hoy por la noche. —Sonrió elevando los hombros.
— ¿Y tus padres? —Cuestionó Jay.
—De viaje.
— ¿Tus hermanas? —Pregunté.
—Con ellos. Así que, puedo hacer lo que quiera.
—Eres un rebelde —Bromeé.
—Lo sé, lo sé querida sistah. —Carcajeó.Los mensajes habían cesado en tan solo dos semanas, y eso me ponía feliz. Jos estaba pendiente de mi móvil a cada segundo, parecía un agente secreto.
Nuestra relación iba bien.
— ¿Cómo es qué me hice amiga de éste demente? —Dijo Jay entre risas.
—Bájale a la velocidad, Alonso. Moriré —Reí.
—Vamos a una velocidad neutra.
—Con que doscientos kilómetros por hora es una velocidad neutra, Pena. —Habló Freddy— Entiendo que no estás drogado —Rió.
— ¡Hey! —Se quejó— Debemos ir al centro comercial por comida, estoy pobre y créeme que no tengo nada en el frizzer.
— ¿Y Jos? —Cuestionó Freddy.
—Dijo que tenía algo que hacer ahora, pero que no se perdía una fiesta descontrolada de Alonso Villalpando Camarena —Rodé los ojos.
—Quien como él.Alonso aparcó el vehículo y dos segundos luego, todos estábamos bajo éste.
—Bien. Necesito alcohol, comida, entre otras cosas —Habló Alonso.Jay y yo nos adelantamos, a decir verdad, estar con esos dos enfermos mentales cantando no sé qué canción, nos avergonzaba.
—Ustedes dos. —Oímos a nuestras espaldas, un gran gorila observaba a Alonso y Freddy de mala forma— No pueden entrar.
— ¡Eh, tío! ¿Sabes quién soy?, ¡Soy Alonso Villalpando!—Cuestionó Alonso.
Oh no, aquí vamos de nuevo.
— ¿Y tú sabes quién soy yo? —Habló el gorila.
—El gorila que no nos deja entrar.
—Es mi trabajo. Ustedes dos están drogados. —Los fulminó con la mirada. Jay y yo carcajeamos.
— ¡No es así! —Exclamó Freddy— ¡Ellas vienen con nosotros!, si quieres pregúntales. —Nos indicó con el dedo índice.
El gorila giró y se acercó a ambas.
— ¿Es eso cierto? —Cuestionó con cierta duda en sus palabras.
—Sí, lo lamento —Me disculpé— Son algo... idiotas.
—Así veo, vale. —Sonrió— Eh, ustedes idiotas. —Los llamó— Pueden entrar.Alonso y Freddy sonrieron ampliamente y corrieron a nosotras.
—Son unos estúpidos descerebrados —Dijo Jay entre risas.
—Hasta el guardia de seguridad cree que están drogados.
— ¡Eh tío, que él era español de España, coño! —Exclamó Freddy imitando su acento, carcajeamos.(...)
Personas drogándose, bebiendo, comiéndose a otros, entre otras cosas había en casa de Alonso. Jamás había asistido a sus descontroladas fiestas.
— ¡_____! ¡¿Por qué no vas por alcohol a la barra?! —Gritó Freddy a mi oído.
— ¡Estoy esperando a Jos! —Le grité.
La fuerte música no dejaba oír nada a nadie.
— ¡Ahí está! —Lo indicó— ¡Adiós!
— ¡Adiós! —Me despedí cuando se iba.
—Hola hermosa —Me saludó Jos mientras hacía que girara en mí misma. Luego besó fugazmente mis labios.
— ¿Qué tal Canela? —Sonreí.
—Más que bien ahora que estoy a tu lado —Sonrió.Le regalé una sonrisa tierna y uní nuestros labios en un beso lleno de sentimientos.
Es increíble como dos personas pueden hacer aquello sin mencionar palabra alguna.
—Vayámonos de aquí —Murmuró entre besos.
— ¿No querías estar en la fiesta descontrolada de Alonso? —Cuestioné con la respiración entrecortada.
—Prefiero estar contigo a estar rodeado de chicas semi desnudas y drogados —Sonrió.
—Eso es extraño en ti, Canela —Reí dulcemente.
—Huyamos de aquí, por ésta noche. Quiero estar solo a tu lado, sin nadie más.
— ¿Dónde quieres ir? —Musité entrelazando nuestros dedos.
—Sé de un lugar. —Juntó nuestras frentes— ¿Qué dices?
—Iría a cualquier lugar contigo a mi lado, José Miguel Canela. —Sonreí.
—Vamos. —Musitó mientras daba la media vuelta y esquivaba a la multitud.