Cap 15: No me di cuenta que hoy estás muy linda Cherry

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Esta mujer tiene una voz que asusta. Rápidamente le suelto la mano a Thales y volteo a verla.

Trae una camisa blanca con una falda de vestir color negra, un chaqueta fina bordó y unos zapatos con un poco de taco.

Está muy bien maquillada y trae un peinado perfecto. Todas las veces que la vi está así.

—Mamá, ¿que haces aquí? —le pregunta Thales con el ceño fruncido.

—Salí un momento de la empresa y vine a buscar una cosa aquí en la biblioteca —le responde con una sonrisa— ¿Tú no deberías estar en el colegio? —se dirige a mi con un gesto extraño.

Cierto, la clase de deportes, ya lo estaba olvidando. Miro mi celular y veo que ya voy quince minutos atrasada.

—Se me hizo muy tarde, debo irme —digo y tomo mi mochila que antes había dejado apoyada en una sillón de ahí.

Saludo a ambos muy rápido y bajo las escaleras volando. Cuando estoy por la mitad de ellas escucho pasos detrás mío.

Me dirijo hacia la puerta y Thales me grita.

—¡Jessa!

Volteo y lo veo bajando las escaleras igual de rápido que yo.

—No piensas irte caminando, ¿o si? —me dice acercándose a mi.

Me alarmé tanto y no me di cuenta que no voy a llegar al colegio a pie, puesto que vine en auto. Voy a tardar como veinte minutos en llegar y me perderé toda la clase.

Me quedo callada, pensando en que decirle.

—¿Quieres que te lleve? —me pregunta con un gesto divertido ante mi cara de confusión.

—Claro —le digo con el ceño fruncido.

Son las dos de la tarde y tengo sueño, además de una larga mañana soportando a profesores amargados y compañeros estúpidos e insoportables, a penas puedo mantenerme de pie y pensar.

Abre la puerta del auto y se sube. Yo me quedo parada enfrente de la otra puerta, pensé que me abriría. Finalmente entro al auto y arranca sin más. Enciende la radio y justo empieza a sonar Paris de The chainsmokers.

En un momento veo como va tomando velocidad y comienzo a asustarme. Hay muy pocos autos en la calle, pero de todos modos me da miedo estar en el auto de alguien en quien no tengo confianza, y encima de todo a más velocidad de la que está permitida.

—No estamos en una película de Rápido y furioso —le digo mirándolo mal, aunque él tenga la vista puesta en la avenida.

—Tienes razón Cherry —me dice aún sin mirarme. Sujeta con fuerza el volante y pisa el acelerador a fondo, con una sonrisa de maldad.

El auto toma una velocidad impresionante y al estar las ventanillas abiertas, mi pelo comienza a revolotear.

—¡¿Qué diablos te sucede imbécil?! —le grito sujetandome del asiento y entrecerrando los ojos por el viento.

—¡¿A caso quieres llegar más tarde de lo que vas?!—grita soltando una pequeña risa y mirándome por primera vez.

No debí dejar que me llevara. Sabiendo de lo que es capaz, y lo poco considerado que es.
Sé que llego tarde pero al menos quiero llegar sana y salva.

Decido no contestarle y me quedo dura en el asiento, con los ojos cerrados.

Finalmente, frena de golpe y mi cabello pasa a cubrir todo mi rostro.

—Llegamos —escucho que dice y sé perfectamente que tiene una de sus típicas sonrisas socarronas, aunque no lo esté viendo.

—No lo había notado—le digo separando el cabello de mi cara, como si fueran cortinas y lo miro con exasperación, confirmando la sonrisa burlona que lleva en su rostro que, sinceramente, no puedo dejar de decir que es muy bonita, más la hermosa luz solar que hay, se torna más singular.

Lo aprendí de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora