Cap 42: Sin mi te aburrirías, soy lo más

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Un ruido indefinido se produce al otro lado de la línea y creo oír otra voz.

—¿Quién es? —pregunto y corta la llamada— ¡Maldición!

Lanzo el celular al sitio en donde estaba antes y sigo comiendo. Lo único que hace la gente es molestarme.

Luego de comer me quedo mirando la televisión, buscando algo que ver, pero no hay nada divertido. Así que me quedo tumbada en la cama mirando al techo. Cuando ocurre eso lo único que hago es pensar.

Mi madre debe estar durmiendo, puesto que mañana debe irse a trabajar temprano, así que no pasaría nada si me levanto y bajo hasta la oficina de mi padre, sólo a ver un par de cosas, nada malo desde luego.

La curiosidad me carcome y termino saliendo de mi habitación.
Paso por la de mi madre y me encuentro con la puerta cerrada, no se oye ningún ruido, deduzco que debe estar dormida.

Siento como si estuviera asaltando una casa cuando entro a la oficina porque él nunca me deja entrar aquí, además vive encerrado en este lugar.

Abro los primeros cajones del escritorio en busca de algo, cualquier cosa que me diga lo que está sucediendo.
Lapiceras, papeles en blanco, sellos, eso es todo lo que encuentro.

Me acerco a la estantería y trato de sacar algunos libros de su lugar para ver si hallo algo entre ellos pero sólo hay polvo.
Abajo del gran mueble hay dos cajones enormes, abro uno de ellos, el cual contiene dos cajas, una tiene más de lo mismo y la otra dice "Recuerdos de Boston" en la tapa, escrito con marcador negro.

Hay medallas, trofeos pequeños y muchas fotos de mi padre cuando jugaba al fútbol en la preparatoria. También hay fotos con mi madre y con otras personas.

Sigo revolviendo rápidamente y me encuentro con varias cartas, todas parecen ser enviadas por amigos de mi padre o familiares. Los sobres son blancos, algunos un poco amarillentos por la antigüedad, pero uno es rosa claro y me llama la atención, pero no tanto como cuando leo el nombre de quien la escribió: Judith.

La llamada de hace un momento se me viene a la mente, esa mujer iba a decirme como se llamaba.

Desbloqueo mi celular y reviso el registro de llamadas, el número es el mismo del de la otra vez, cuando alguien me llamo en el baile de graduación. Es la misma mujer.

La carta es de un año después de que yo naciera, está bastante decorada y hasta tiene perfume.

—Oh cariño ¿Qué haces aquí?

Siento que el corazón se me para por un momento y no dudo en guardar la carta dentro de mi camiseta.
Fui tan estúpida de dejar la puerta abierta.

Mi madre me mira desde el marco de la puerta con los ojos entrecerrados, está media dormida aún.

—Eh nada, sólo venía a buscar alg... olvídalo, me voy a dormir —me apresuro a subir y ella se dirige a la cocina.

(...)

—¿Otra mujer? ¿En serio piensas eso?

—¿Y qué más podría pensar Jacque? En la carta le decía que quería reunirse pronto con él porque lo extrañaba y no soportaba la situación que estaba pasando

Luego de leer esa carta me quedé muy mal, y no pude evitar pensar en eso. Todavía no me hago la idea de que pueda ser real y aunque eso ya tenga varios años puede explicar muy bien los viajes de mi padre.

Desde que tengo uso de razón él siempre viajó a ese lugar con diferentes excusas y mi madre siempre se ponía mal, pero esto es algo que me doy cuenta ahora.

Lo aprendí de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora