Cap 17: ¿Qué relación?

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—Adiós hija, por favor compórtate y solamente traerás a Jacque a esta casa. Volveré en la madrugada

—Si mamá, adiós —ruedo los ojos.

Me sonríe y sale, dejándome con la enorme casa vacía.
Suspiro y volteo. Me encuentro con Mary, una de las amas de llaves que me informa que ya es hora de irse. Ahora si estoy verdaderamente sola.

Son las siete de la tarde y Jacque me ha dicho que vendría a esta hora, pero aún no llega. Se quedará a dormir porque mi madre va a salir con sus amigas y vamos a poder estar solas y tranquilas. 

Louis quería venir también, pero sabemos que si él viene es sólo para embrollos.
Louis más casa sola, igual problemas.

Hace tiempo se han quedado los tres a dormir, una noche que mis padres no estaban. Queríamos hacer una pijamada normal y corriente pero él, al enterarse de que estábamos solos, terminó haciendo una fiesta, invitamos a algunos chicos más.

Nosotros no queríamos, pero él nos terminó convenciendo.
Al otro día mis padres me regañaron y aunque mi amigo dijo que él tenía toda la culpa, igual me castigaron.

Subo las escaleras y me dirijo hacia mi habitación, esperaré a que venga Jacque.

Está todo tan ordenado, a simple vista puedo ver algo que está tirado en el suelo, es el libro que Thales me prestó. Lo levanto y comienzo a hojearlo.

En algunas páginas hay garabatos, y cosas escritas por él, sin sentido.  

Sonrío al recordar aquel día que fuimos en su auto a toda velocidad. Me enojé bastante, pero tengo que admitir que fue increíble.

El sonido del timbre hace que sacuda la cabeza, borrando así mis pensamientos. Dejo el libro en donde estaba y bajo deprisa.

—¡Noche de chicas! —gritamos Jacque y yo a la vez, cuando le abro la puerta.

Trae dos bolsas y una mochila. Si, cada vez que viene a mi casa parece que se quedará una semana.

—Traje chocolate—dice levantando una bolsa con una gran sonrisa en su rostro— y golosinas —agrega levantando la otra.

—Yo compré helado, nos faltaría algo para comer ahora —le digo al cerrar la puerta.

Abrimos la enorme heladera, y aunque haya mil cosas para cocinar no tenemos ganas. A Jacque se le da pésimo en la cocina y a mi más o menos, por eso decidimos encargar pizzas.

Llamo al delivery y le pido dos. Mi amiga me mira con una mueca divertida, sabe que hoy romperemos la dieta.

Mientras esperamos a que llegue, nos quedamos en el sillón, mirando televisión.

Una vez que tenemos todo, lo llevamos a mi habitación. Nos ponemos el pijama y comenzamos a comer. Siempre comemos aquí cuando estamos solas.

—¿Que hay de Thales? —me pregunta al darle un mordisco a la porción de pizza— Su libro está tirado ahí

—Se me ha olvidado levantarlo —me tenso.

—¿Por qué te pones nerviosa?, ¿a caso te incomoda hablar de él? —sonríe burlona.

A mi parecer, Jacque debería ser psicóloga, siempre sabe lo que le pasa a todo el mundo y si alguien está mal o necesita ayuda sabe como resolverlo.

—Jacque, no has venido para hablar de chicos ¿o quieres que te pregunte lo que te sucede a ti? —digo ladeando la cabeza.

Yo sé que ella está con alguien y no me lo quiere contar. La conozco muy bien.

Lo aprendí de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora