Cap 26: Ya deja de esperar su mensaje, idiota

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Abro la puerta de mi casa, tratando de hacer el menor ruido posible. Me siento bastante mal y no quiero que mi madre empiece a hacerme preguntas.

Es la primera vez que estamos "peleados" con Denise y no sé como manejar esta situación. De camino a casa vine pensando, buscando alguna solución, pero no sé como reparar esto.

—Hola cielo ¿Cómo te fue en...?

A penas entro la voz de mi madre me invade, está sentada en el sillón. Creí que estaría durmiendo.

—Hola mamá —la interrumpo con una sonrisa falsa, tratando de sonar lo mejor posible.
   La quiero mucho y no me gustaría que piense que la estoy tratando mal, pero no estoy de humor.

Subo lentamente las escaleras y cuando llego a mi habitación arrojo la mochila al piso y me acuesto en la cama.
  Si fuera por mi, la llamaría ahora mismo para arreglar las cosas, pero no debo hacerlo. No fui yo quien se enojó por algo sin sentido, ella es la que tendría que tratar de remediarlo. Pienso esto pero de algún modo no puedo dejar de sentir algo de culpa y no sé cual es la razón.

Les mandé un mensaje a las chicas para que vengan, necesito contárselo. No se lo dije a Abner porque él no sirve para dar consejos de este tipo, entonces se aburriría aquí.
   Somos amigos desde que éramos  muy chiquitos y nunca nos separamos, creo que ser tan diferentes fue lo que nos unió.

Mientras juego con un trozo de papel —que en algún momento fue un machete— ambas irrumpen en mi habitación. Jacque se sienta en la silla de mi escritorio y Jessa a los pies de la cama.

—¿Qué pasó? —me pregunta Jacque desesperada y Jessa me mira con los ojos bien abiertos, algo muy característico en ella.

Me echo a reír.

—Denise se enojó por algo muy estúpido —digo encogiendo los hombros.

—Oh por Dios —dice con un gesto de desagrado—. Yo sabía que esto iba a pasar.
   Jessa sólo mira la situación muy atenta.

—Discutió con Michelle a la salida del colegio, sólo porque hace unos días me había mandado un mensaje —sigo contando.

—En la fiesta del viernes, me preguntó por ella y yo sólo le conté lo que todos sabemos —me dice Jessa—. Me di cuenta que es muy celosa, no pensé que era así —añade mirando un punto fijo.

—Yo tampoco, y eso que nos estaba empezando a caer bien —dice Jacque y me levanto para sentarme junto a ella, en otra silla que hay en mi escritorio.

Eso me lo hicieron saber desde un principio, a ellas no les caía bien.

Mi celular está apoyado sobre el escritorio, lo dejé ahí cuando llegué y no lo toqué más. 

Me levanto y me siento al lado de Jacque, en otra silla que hay cerca de la mesa.

Los tres nos quedamos en silencio y yo miro fijamente el celular, pensando en que Denise debería al menos dar señales de vida.

Ya deja de esperar su mensaje, idiota—me dice Jacque muy seriamente, alzando la voz y lo levanta de la mesa.

Al levantarlo, casi se le cae, por lo que lanzo un pequeño grito.

—Usa tu iPhone para cosas más interesantes —sonríe y me lo extiende.

Jessa se empieza a reír desenfrenadamente y los dos la miramos.

—Jacque tiene razón. El que se fue sin ser echado, vuelve sin ser llamado —dice entre risas y finalmente los tres nos echamos a reír a carcajadas.

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