Cap 37: Como tú digas, bella durmiente

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—¡Despierta Jessa!

Despego los ojos y la claridad del día me golpea la cara, haciendo que vuelva a cerrarlos ¿Cómo se les ocurre abrir las persianas mientras estaba durmiendo?

En realidad ya debe ser tarde, pero no me molestaría seguir durmiendo un poco más. No estoy acostumbrada a volver a mi casa a las seis y media de la mañana.

Thales me trajo y apenas pude subir las escaleras del dolor en las piernas que tenía por usar esos tacones.

Decido levantarme de una vez y con el celular en mano me dirijo hacia el balcón. Siempre que me levanto lo primero que hago es ir allí para ver cómo está el día y a veces es mi lugar de desayuno.

Mientras me estiro miro hacia abajo porque creo oír la voz de mi padre y me topo con un auto estacionado enfrente de mi casa que tiene un moño rosa en el techo. Me froto los ojos porque aún cargo con la pesadez de haber dormido mucho y me doy cuenta de todo.

Salgo corriendo de mi habitación sin hacerle caso al celular que lo aventé encima de la cama.

Una vez que llego al porche no dudo en abrazar a mi padre y luego a mi madre que vino tras de mí.

—¡Muchas gracias! —digo al tomar una pequeña cajita que me da mi padre. En ella está la llave, que tiene un llavero de cupcake y también hay una notita que casi hace que se me escape una lágrima.

Es un Mercedes Benz color negro y muy bonito. Por cómo se ve parece bastante caro.

Yo aprendí a manejar con el de mi padre, pero jamás tuve esta sensación de saber que el auto es mío y de ahora ser una persona más independiente. Que eso es algo que tal vez me dé un poco de miedo porque estoy muy acostumbrada a que mis padres estén en todo momento conmigo y que hagan muchas cosas por mí.

De la emoción que tenía cuando bajé ni siquiera me fijé que estaba en pijama y salí así a la calle pero en este momento no me importa.

El aroma que tiene es riquísimo, huele a fresas y a nuevo sobre todo.

Recorro el volante con mis dedos y trato de imaginar cómo me vería yo usándolo todos los días. Creo que jamás podría recompensar todo lo que mis padres me dan, por eso soy tan agradecida con ellos e intento ser un poco mejor y comportarme bien.

(...)

                  Squad de idiotas

Jacque: Louis deja de cambiar el nombre

¿Qué están haciendo?

Abner: Leo la carta de admisión a la universidad

Yo: Observo mi auto por la ventana

Lou: Vomito

Jacque: Wow wow wow wow

¿Universidad? ¿Auto?

¿Cómo escribes si estás vomitando?

Lou: Yo puedo hacer muchas cosas a la vez ¿Quieres saber?

Yo: No gracias Louis, no queremos. Deja en paz nuestras mentes limpias

Lou: ¿A caso dije Jessa?

Jacque: Sigo con las dudas CUÉNTENME

Yo: Me regalaron el auto!! Hoy por la mañana me desperté y ya estaba

Lou: Yo ya respondí y como no eres buena amiga y no me preguntaste por qué estaba vomitando te lo diré. Fue el alcohol

Abner: Oh que novedad.

Lo aprendí de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora