Louis Tomlinson es uno de los dominantes más codiciados en Europa.
Entre pagos y deudas atrasadas consigue a Harry, hijo de Des un drogadicto con muchas deudas.
Louis impone
Harry impone
Pero Louis le enseñará a ser el sumiso perfecto
POR PROBLEMAS...
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Señor Tomlinson cada vez me da más motivos para odiarlo.
Me sentía usado, había permitido que un hombre engreído y egocéntrico me volcara sobre su regazo y me azotará hasta tener que rogar y llorar perdón.
Ese hombre se gana mi odio cada vez más.
Sentí como la puerta de mi habitación se abría, por ahí se observaba al mismísimo rey de Roma, Louis Tomlinson.
—Bueno días, Princesa — dijo mientras caminaba a la cama. Lo único que pude hacer fue darle la espalda para ignorarlo. —No me ignores, Harry, no quieres que te vuelva a castigar ¿Verdad? — seguí sin contestar —Acuéstate sobre tu estómago— ¿Me volvería a azotar?
—¿Para qué? — Pregunte aun dándole la espalda.
—Necesito aplicar pomada en tus muslos para que puedas caminar, hoy tendremos que salir — Habló mientras posaba su mano en mi espalda, pero inmediatamente me alejé de él.
—No voy a salir a ningún lado y mucho menos con usted, no necesito su ayuda y mucho menos su compasión — Estaba acorralado entre el borde de la cama y él, pero antes me dejaba caer al suelo en vez de dejar que él me vuelva a tocar.
—Harry no me retes, por favor acuéstate sobre tu estómago y déjame curar tus muslos — No me moví y Louis suspiró —Lo hacemos por las buenas o lo hacemos por las malas, tú decides — Seguí sin moverme, esperaba que entendiera la indirecta, pero en vez de eso solo sentí un tirón en el hombro que hizo que en el movimiento brusco mis muslos ardieran contra las sábanas —Te dije que lo hiciéramos por las buenas, Harry — Su brazo detenía firmemente mi cintura, pero aun así no quería que él volviera a hacer algo a mi cuerpo, así que sacando la fuerza dentro de mí me solté de su agarre, los muslos me dolían, pero eso no era la importante en ese momento.
—¡Y yo le dije que no! ¡No voy a ir a ningún lado con usted! — Louis se acercaba a mí, yo retrocedía hasta que choqué con la pared y el me acorraló, por una vez no veía el rastro de burla en su expresión —¡Y mucho menos voy a dejar que usted vuelva a tocarme! — Dije eso golpeando su pecho y tratando de salir de su agarre — ¡No quiero que vuelva a acercarse a mí y mucho menos a tocarme! —Fue el momento en el que mi palma chocó contra su mejilla cuando me di cuenta que la había cagado.
Los ojos de Louis volvieron a oscurecerse y juraría haber visto una llama reflejada en sus pupilas, él estaba muy enojado.
Louis tomó mi cabello con su puño y me jaló de él, no sabía a donde íbamos y el dolor en la cabeza aumentaba al mismo tiempo que él hablaba.
