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—JiMin— logro escuchar como me llaman y pataleo con fastidio, veo a JungKook muy cerca mío.

—Mmg ¿Qué sucede?

—Te traje el desayuno.

—¿Qué hora es?

—Las dos de la tarde.

—Dormí mucho.

—Eso no importa.

Me siento y recibo con una sonrisa el desayuno, tomo el tenedor para comer un trozo de fruta pero JungKook no me deja, come primero él.

—Fue inevitable.

No suelta el cubierto y decido tomar mi café con el pan relleno de arequipe.

—Abre.

—¿Para?

—Sólo abre la boca— ¿Qué le está pasando hoy?

Haciéndole caso abro mi boca y recibo la fruta hasta no quedar nada, a pesar que su actitud es rara conmigo, no digo nada porque lo disfruto.

—¿A dónde vas?— me pregunta cuando hago el amago de levantarme.

—A bañarme— no lo permite y me cubre con las mantas hasta el cuello,e siento bien cuidado.

—No— es mi imaginación o se acurruca conmigo.

...

Abro mis ojos encontrando el rostro de JiMin enterrado en mi cuello, bastante incómodo me levanto con cuidado, llamo a SeYeon mientras me coloco la ropa e ir al hospital. No necesito pensar en labios gruesos y rosados; JiMin es un problema para mí y necesito quitarle.

Visitando a mis padres me quito un peso de la espalda. A pesar que estuviesen emigrando por su vida, una enfermera me dice que ya están fuera de peligro. Me despido de ellos así no sepan que estoy aquí por estar con sedantes. No tenemos donde vivir pero quiero tenerlos de nuevo a mi lado.

Pago los cuidados que han tenido con ellos con lo último de dinero que queda en mi tarjeta de crédito. Salgo del hospital con rumbo hacia el restaurante donde SeYeon me espera.

No es lejos así lleno en unos minutos, la veo sentada tan linda como siempre. Me acerco con cautela pero advierte mi presencia; nos saludamos de beso en la mejilla.

Sé que es la persona indicada.

—Tengo que decirte algo SeYeon.

—Yo también JungKook— juega con un mechón de su cabello.

El chico del Esgrima (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora