Capítulo 44

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Hoy que he vuelto al apartamento, lo primero que viví fue un fuerte golpe en la mejilla seguido de tener una discusión con SeYeon. Mi madre quiso meterse pero obvio no pudo, por parte de mi padre, simplemente me regañó.

Ahora me encuentro en la habitación con mi madre, le doy su comida y cambio las vendas, al parecer están mejorando.

—Madre— en un momento de nuestras vidas necesitados más que nada a nuestra mamá.

—¿Qué pasa cariño?— espero que me ayude a despejar mi mente.

—¿Qué piensas sobre JiMin?

—Oh, pues, es un lindo chico, es amable, cariñoso, gentil... ¿Por qué me preguntas eso?

—Sólo curiosidad.

—Cuéntame cariño, aprovechando que SeYeon se ha ido.

—Ay madre.

—¿Son novios?

—Claro que no.

—¿Entonces?— tomo valor para decirle.

—Nos besamos.

—¿Te gustó?

—Ese es el problema, me gustó y a cada momento quiero que me bese— se sorprende—. Todo comenzó cuando lo vi con un tipo desconocido, los vi como se basaban y todo eso; desde ahí una molesta sensación está en mi pecho.

—Ay JungKook.

—Sin embargo cuando estoy con JiMin todo se calma.

—Son celos.

—¿Q-qué?

—Si hijo, estás celoso que otro esté con JiMin— me mira con una sonrisa —me parece extraño después de todo lo que le hiciste.

—Lo sé...

—¿Dónde queda SeYeon?

—No lo sé, me siento agobiado de esta situación, esperaba tener paz aquí, pero llego y recibo un golpe.

—Necesito hablar con JiMin— Dice más para si misma.

—Que día, cuando abrimos la tienda, me detuve a mirarlo y escucharlo, cosa que no había hecho— recuerdo cada gesto —Me pareció interesante, comprensivo como dices tú y más cosas...

—Ve y hazle saber lo que sientes.

—No es fácil, no me va a entender.

—No te estoy diciendo que le digas que lo amas, si sólo es sexo háganlo, pero no lo ilusiones.

—No quiero hacerlo, ya no— tomo sus manos cuando m siento lleno de arrepentimiento.

—JungKook, te ruego que no dejes perder a un chico tan increíble como lo es JiMin.

Me despido de mi madre con un beso en la frente, tomo una manta y me voy a acostar al sofá; no sé cuándo llegue SeYeon y ni quiero saber, no quiero pelear ahora cuando tengo mis propios problemas.

Ayudo a mi padre ir a la habitación y luego me acuesto yo, con todo a oscuras me pongo a pensar cada cosa que ha ocurrido. Sin importar, me duermo con JiMin como último pensamiento.

...

A la mañana siguiente me despierto con el olor del café recién hecho, me levanto del sillón con dolor de cuello para luego ir al baño; allí dentro me cepillo los dientes y hago mis necesidades.

—Ya le he dado el desayuno a tus padres— me dice SeYeon pasando por su lado.

—Gracias— tomo un vaso y echo el café caliente dentro, junto con dos cucharas de azúcar, tomo unas tostadas y acabo con rapidez.

La puerta se escucha cayendo en cuenta que se ha ido sin despedirse. Me alisto con rápido y salgo del apartamento dejando el almuerzo listo en el horno para mis padres: espero que hagan ese pequeño esfuerzo de calentar la comida, lo siento mucho pero no puedo venir.

Saliendo más temprano de lo normal tomo mi maleta de entrenamiento y me subo al autobús hasta la escuela de Esgrima. Hace rato que lo tomo importancia como antes, hoy es hora de retomar eso.

—¡JungKook!

Mis amigos me saludan con entusiasmo y lo hago igual, me cambio para ponerme el uniforme blanco; me siento un hombre nuevo con esto puesto. Por último me coloco el protector empiezo a entregar con mis compañeros; un combate en el cual me pierdo, hago de cuenta que mi contrincante es todo lo malo que me rodea ahora.

Dando un paso hacia adelante haciendo que con la punta de mi sable de justo en su pecho, gano la partida.

—Sigues siendo tan bueno JungKook— me dicen mis amigos y algunos profesores.

—Gracias— me quito el protector sudando de pies a cabeza— El próximos.

Me enfrento de nuevo moviéndome con agilidad y experiencia, me pierdo en cas movimiento, ahora ya nada malo está en mi cabeza; parece como si todo se hubiese esfumado.

...

Llego al trabajo como un hombre renovado, saludo a los chicos y me cambio, alisto las máquinas y quedo a la espera de atender clientes.

—Buenos días— me dice JiMin cuando pasa a mi lado.

Necesito besarlo como nunca, pero tengo que contenerme, hasta la hora de salida; tengo un plan que nos va a gustar a los dos.

Como estos días la tienda cierra más temprano por la caída de nieve, el tiempo de espera se vuelve más corto.

Cerramos despidiendo al último cliente, nos cambiamos y estamos listos para irnos, pero con esfuerzos logro que TaeHyung se vaya tranquilo con su "amigo".

—Adiós JungKook— me dice JiMin y quedo estupefacto, no me he contenido para nada.

—Ven aquí conmigo— le hago señas para que entre.

—¡No!— hace el intento de abrir la puerta pero yo lo detengo y me lo llevo conmigo hasta el sofá.

—Bésame hasta que nos volvamos locos.

—Ya no eres JungKook, sino Romeo.

Me siento con él encima y atraigo su mentón hacia mí, sus labios rosados y gruesos me reciben con demasiado gusto. Nuestras bocas calientes al igual que nuestros cuerpos provocan que JiMin se agarre de mi cabello y yo de su cadera.

—Te deseo JiMin.

El chico del Esgrima (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora