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Con solo leer esas palabras me derrumbo de nuevo, mi supuesta mejor amiga me acusa de algo que no hice ni soy capaz de hacer. Claramente no envió ese mensaje por algo bueno, jamás sería capaz de hacerle daño a JungKook, con él hubiera querido una relación bonita, llena de afecto.

Dejando mi teléfono a un lado me acuesto en la cama con mi expresión seria, unas inmensas ganas de llorar amenazan con revelarse, con mi mano alcanzo la mano mi amigo aferrandola a la mía para no sentirme tan débil.

—Si quieres duermete— dice TaeHyung —Te despertaré temprano.

Con un pequeño susurro le afirmo, dando media vuelta quedo de espaldas a él, con las mantas me cubro hasta mi cuello dejándome llevar por la calidez.

...

Después de la furia llega una madrugada llena de sexo como forma de pedir perdón por tratarla mal, la tomo de su cintura algo estrecha hasta quedar su espalda junto a mi pecho.
Su tranquila respiración me hace recordar lo que pasó hoy, no me arrepiento de decirle tales cosas.

Sus lágrimas salían sin ningún arrepentimiento ante mí al igual que la bofetada, es como una competencia de quien es mas ofensivo, cosa que sin duda soy yo. No me importa lo que tenga que ver con él o lo que haga, que si quiere seguir siendo un cualquiera que lo haga; no me importa en lo absoluto porque tengo a SeYeon.

...

—Buenos días señora Jeon.

Con una linda sonrisa me corresponde el saludo, con mi ayuda la siento en una silla del comedor para luego yo sentarme al lado suyo empezando a desayunar los dos, o bueno, yo le ayudo a ella.

—Eres un chico muy gentil— dice ella.

—No todos piensan lo mismo— le digo con una sonrisa triste.

El ambiente se vuelve silencioso y melancólico, queriendo correr hasta un oscuro rincón y empezar a llorar hasta ya no tener más ganas o hasta que este sentimiento de dolor y traición se borren de mí para volver a ser el mismo de antes; sólo enfocado en trabajar e ir a la cafetería, pero aquí estoy con un montón de problemas que me agobian más y más llevándome al borde de la desesperacion.

—¿Sabes JiMin?— dice ella.

Atento a su palabras levanto la mirada de la comida hacia su rostro.

—¿Qué pasa?— le pregunto.

—Espero que él algún día se de cuenta del error que cometió.

El chico del Esgrima (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora