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—Ya voy— Ni miro la hora para saber quién ha llegado.

—Hola JiMin.

—Hola Yoona, ¡Hola Minju!— ella se abalanzó hacia mí, mientras su madre se va.

—¿Ya desayunaste?

—Por supuesto JiMin.

—¿Entonces qué haremos mientras llega la hora?

—Por si no te enteras, no falta mucho para que tengas que llevarme— miro el reloj de la cocina, la dejo viendo televisión mientras que yo busco algo que ponerme.

Me meto a la regadera durando máximo diez minutos, me quedaría aquí más tiempo pero no puedo. Salgo con una toalla en la cadera y otra secando mi cabello; me visto rápidamente, salgo de la habitación hacia la cocina para tomar un yogurt y galletas.

Las carreteras no están tan colapsadas así que llegamos más rápido con mi sobrina, sin yo tener la oportunidad de comer algo.

Llegamos y la mayoría ya estaban, MinJu se va a cambiar mientras que yo me siento cuidando sus cosas y aprovechando para comer.
Aquél chico se viene a mi mente y empiezo a buscarlo inconscientemente con la mirada. Recuerdo entonces que no cepillé mi cabello, cuando se seque quedará un desastre.

Perdido en mis pensamientos me sorprendo cuando se escucha un portazo: miro y es a quien buscaba, al parecer también se le hizo tarde.

Mi teléfono suena.

"Aló."

"JiMin."

"¿Con quién hablo?"

"¿No me recuerdas?"

"No."

"Ya no recuerdas a tu mejor amiga."

"Lee Seyeon, no te recordaba, como ha cambiado tu voz."

"Estoy aquí en Seúl."

"Oh, que gran noticia."

"Te llamo para invitarte a tomar algo, como en los viejos tiempos."

"Claro, tú sólo dime."

"Te mando la dirección por mensaje."

"Adiós."

Guardo mi teléfono y coloco mi vista en el chico guapo; no le estoy siendo infiel a YoonGi, simplemente es curiosidad lo que siento.

...

Nunca había llegado tarde, pero hoy sucedió, todo por haberle hecho caso a mi madre de desayunar, si no lo  hubiese hecho estaría a tiempo aquí. Me acerco a mi grupo pero no estoy de humor hoy, prefiero alejarme un poco.

Fueron pasando las horas, entrenando y entrenando hasta pensar que es suficiente. Tomo mi bebida energizante para luego sentarme donde lo hacen los acompañantes, miro mi alrededor notando como este año hay más personas; de cierta manera me alegra. Miro el grupo de los menores y una sonrisa decora mis labios en todo el día, la niña que me hizo tropezar aparece; se nota que se esfuerza. Con disimulo miro hacia atrás buscando al chico que supongo es su hermano.

No lo encuentro y me sorprendo, pero dura poco cuando lo veo hablando con una profesora. Con su cabello rubio resalta en todo el lugar, le entrega una maleta y se va del lugar, dejando a la pequeña sola.

Miro su reacción buscando algún indicio de llanto o desespero, pero no hay nada. La detallo con detenimiento y por lo que puedo recordar del chico, es cachetona al igual que él; puede ser la hermana o su hija.
La dejo de mirar cuando ella me voltea a ver. Me pregunto cuán importante pudo haber sido la situación para que se fuera dejándola sola.

El chico del Esgrima (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora