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Nunca antes había corrido tanto en su vida, nisiquiera le importaba el dolor en cada parte de su cuerpo a medida que bajaba por la calle, y quiso haber llegado más lejos, pues a pesar de la distancia escuchó ese grito, y lo reconoció inmediatamente pues esa misma voz era la que siempre lo hacía sonreír, o lo consolaba, o le cantaba.

Se detuvo un segundo para mirar sobre su cabeza la avenida, e imaginar el punto exacto en el que se encontraba el edificio lejano y prohibido donde se cernía un aura de tristeza.

Después de detenerse no le quedaron fuerzas suficientes para seguir corriendo, así que siguio su camino entre las callejuelas caminando, arrastrando los pies como si llevara una carga enorme sobre los hombros. Nisiquiera podía ver a donde se dirigía a causa de las lágrimas, todo era oscuridad nebulosa y algún que otro auto que pasaba junto a él.

«No sé a donde ir...» Pensó MinSeok. No tenía ganas de ir a la casa de su madre, no quería explicarle la situación, ni quería que ella lo viera llorar. Buscar a Baekhyun tampoco era una opción, de hecho ningún conocido era una opción, nisiquiera había un alma que pudiera orientarlo para conseguir un hotel o algún otro lugar donde dormir. Bueno, no había casi nadie.

Lo mejor que pudo conseguir MinSeok fue una banca en una plaza a la que se accedía por un tramo de escalera. Mejor iluminada que la vereda, sin duda alguna. Quien sabe cuánto tiempo permaneció en la plaza empedrada y rodeada por una barandilla de hierro, solo supo que el azul salpicado por unas cuantas lucecitas cambió para ser el violeta anaranjado de una mañana silenciosa. Sus periodos de sueño intermitente fueron cortados abruptamente cuando sintió un golpe en su cabeza.

— Nhm...— MinSeok levantó la cabeza, aún adormilado y con los ojos enrojecidos.

Escuchó una voz del otro extremo de la plaza — ¡Lo siento! ¿Te hice daño?— Al volver a mirar hacia abajo vio una pelota de baloncesto.

— No, no pasa nada...— MinSeok sonrió, eso se sintió como un esfuerzo sobrehumano. Tomó la pelota del suelo y se acercó a devolvérsela al extraño. A medida que se acercaba, MinSeok se puso muy pálido, estaba agotado, adolorido, sintió que podría morir ahí mismo, de cansancio y frío, de todos modos siguió caminando con soltura hacía el extraño.

— ¿Oye, estás bien?— su voz sonó como un eco lejano.

MinSeok quiso contestar que sí, pero ya había agotado hasta su última gota de energía, por lo que simplemente se dejó caer, bastó un segundo y el pequeño ya se encontraba tendido en el suelo.

✳✳✳

— Me gustaría verlo...— Susurró Ji Yong para sí mismo. Tenía mucho miedo, principalmente le aterraba la idea de no volver a ver a MinSeok. Si es que el hubiese desaparecido como una presencia efímera, también le asustaba olvidarlo. Por horas pensó en su bonita criatura, el que era pequeño para su edad, el que tenía los ojos grises, dulces y sonrientes.

Ji Yong nunca había sido la persona más religiosa, nisiquiera creyente, pero es que en ese momento no sabía a quien recurrir.— Juro... que si escuchas mis suplicas nunca volveré a pedir nada más.— Tembló temeroso.

Si último miedo, quizá no tan grande, era que no tenía ningún lugar a donde escapar. No era nada sin Seunghyun.

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Nadie en esa casa advirtió el momento exacto en el que apareció el sol para alumbrar esa mañana. La dueña estaba demasiado ocupada velando el sueño de ese triste muchacho. Cada segundo era más grande su inquietud porque el chico parecía respirar con más lentitud a cada instante.

— ¿Qué haremos, Dae? ¿Lo llevamos al hospital?— Preguntó la voz femenina. Ella pasó una de sus manos por su corto cabello rubio.

— No lo sé Amber, nisiquiera sabemos su nombre...—

— ¡Pero esta lastimado!—

JongDae se arrodilló al pie de la cama para mirar mejor el pálido rostro. Desde que su hermana llegó cargando con ese niño a cuestas, todos sus esfuerzos se encaminaron en su recuperación.

— ¡Mira, abre los ojos!— gritó Amber, su hermano la miro con el ceño fruncido, le indicó que hiciera silencio.

MinSeok sintió que sus párpados pesaban, a pesar de eso tuvo la espantosa necesidad de despertar, para ver frente a él a un chico de brillante cabello negro, al igual que sus ojos curiosos y oscuros.

MinSeok se incorporó un poco sobre la cama — Ji...— Sopló casi como un reflejo involuntario, pero solo le sirvió para recordar más su actual estado.

— Hey.— El chico puso una mano sobre su hombro.— ¿Cómo te encuentras? ¿Estás mejor?—

—¿Cómo te llamas?— Preguntó la otra persona en la habitación, una rubia de ojos sonrientes.

— Soy MinSeok, no se preocupen, estoy bien.— Aseguró MinSeok mientras se ponía de pie, pero le dolía demasiado la espalda y las piernas por sobre todo. No quería recordar lo que le hizo Seunghyun, pero aún así lo hizo, y terminó llorando frente a esos dos desconocidos.— D-Debería irme...— sollozó.

A Amber en especial se le revolvió el estómago al verlo.— ¡No te vayas! ¡No puedes!— exclamó.— Por favor JongDae, díle algo.—

MinSeok miro de vuelta al chico de cabello negro, bastante avergonzado.

— Ella tiene razón niño. Es mejor que te quedes aunque sea sólo por hoy.—

— ¿Escuchaste?— Amber lo sujetó por los hombros.— No puedes irte en ese estado.—

En otra situación, MinSeok había rechazado la oferta con una sonrisa simpática, pero en ese momento aún estaba agotado y triste, así que se acostó de vuelta en la enorme cama de sábanas blancas y susurró un "gracias" por lo bajo y volvió a dormir.

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Tarde mucho 😧
Gracias por leer 😅😥

Make Daddy Proud || XiuDragon °Donde viven las historias. Descúbrelo ahora