Make Daddy Proud || XiuDragon °

31: 🍼

Cuando llegaron a la capital del estado, a MinSeok le impresionó demasiado ver las preciosas colinas ondeantes, y como se alternaba un camino entre empedrado y bosque hasta la vivienda de JongDae: una casa bastante grande en medio de una hondonada.
Las paredes estaban pintadas de naranja melocotón y tenía muebles bonitos, algunos de madera pintada de blanco. Además un viejo piano de cola negro en medio de la sala, sobre la elaborada alfombra blanca que absorbía hermosamente cada pisada.

Por dentro se veía aún más grande, parecía que se extendía hacia cientos de metros cuadrados, y que uno no podría terminar de recorrer nunca todas sus habitaciones y pasadizos. Echó una larguísima mirada a todas las cosas bellas que lo rodeaban.

Mientras MinSeok miraba todo con curiosidad, JongDae también lo observaba satisfecho. Durante un tiempo esperó a que algún suceso le diera nueva emoción a su aburrida vida. Tenía todo lo que se podría necesitar para ser feliz, y sin embargo no lo era, ahora que un niño curioso e ingenuo había entrado en su mundo, tal vez podría por lo menos sentirse útil. ¿Cómo sería salir de un país maravilloso y empalagoso para caer de lleno en un lago frío y oscuro?

MinSeok se quedó de pie frente al piano, y tocó un par de teclas, que sonaron como una delicada caricia.

— ¿Sabes tocar?— preguntó JongDae, mientras acercaba una silla al piano.

— Algo así, sólo un par de canciones.— confesó MinSeok con una tímida sonrisa.— ¿Le gustaría escuchar alguna?—

JongDae se quedó en silencio, minutos casi eternos que MinSeok aprovechó para sentarse y poner las palmas de mármol sobre el teclado. El mayor lo miró atentamente, y MinSeok se dio cuenta de que él y JongDae no eran tan diferentes después de todo. El médico se veía lastimado, incompleto de varias formas. Pero él aún podía curarse de alguna forma.

MinSeok empezó a tocar la melodía que llevaba incorporada en su corazón, la que mejor se sabía, y la que más le gustaba.

Se preguntó mientras tocaba, si alguna vez esa canción tendría letra. Ji Yong y él no tuvieron tiempo de escribir la letra, nisiquiera la canción estaba completa. Y cuando se supone que debía terminar, sin la delicadeza necesaria, MinSeok presionó las teclas de nuevo, sin calcular el pulso, cerró los ojos y empezó a improvisar. Tocaba con más rudeza que antes y había encorvado la espalda.

Terminó al cabo de cinco minutos, cuando no supo que otra nota agregar, esos momentos se sentían como un colapso en su mente, y después una pantalla negra. Se giró para mirar a JongDae, mientras intentaba calmar su respiración y erguirse de nuevo en la larga butaca.

JongDae mantenía sus oscuros ojos bien abiertos.— ¿Por qué lloras?—

—No lo hago.— repuso MinSeok confundido, hasta que tocó sus mejillas húmedas.

El del cabello rizado suspiró suavemente y se puso de pie junto a su nuevo protegido.— MinSeok, intento comprenderte lo mejor que puedo... Pero me cuesta trabajo creer que lo quisieras tanto.— Dijo mientras ponía una mano en la espalda del menor. Él nunca había querido a nadie hasta tal punto, nisiquiera había llorado por nadie, nunca. MinSeok tendría el corazón demasiado grande.

— Lo siento...— se disculpó MinSeok. ¿Siempre sería así?, se preguntó JongDae, ¿Sería verlo sonreír sin ganas, temblar y ocultar sus temores ante la gente?

— MinSeok...— JongDae acarició su espalda y se sentó junto a él. Sintió con sus labios la tibieza de su piel.

El aludido lo miró aún más confundido, frunciendo el ceño ligeramente. A JongDae le pareció tan extraño y dulce, que se permitió sonreír con los labios, curvándolos un poco en las esquinas.

— Conozco a una mujer que da lecciones de piano, se llama Park Bom. Desde mañana estudiarás con ella.—

JongDae no tenía la menor duda. MinSeok aprendería a tocar con suavidad y eficiencia, pronto sabría leer partituras, y tocaría canciones complicadas con solo haber visto sus notas una vez. MinSeok sólo necesitaba una nueva motivación, y su talento crecería tan rápidamente como una onda expansiva. Olvidaría al tal Ji Yong muy pronto, de eso estaba seguro. No podía vivir lamentándose por un pasado que se fue y nunca volvería.

Por su parte, MinSeok estaba tan asustado como excitado. Cualquier aficionado al piano conocía a Bom, quién estaba en la misma categoría que Min YoonGi, pero tenía algunos años más. Había tocado en los mejores teatros, como instrumental de ballet y ambientación para escenarios, en la radio y en toda clase de eventos importantes.

La ayuda que se le ofrecía, la agradecía de todo corazón, pero al mismo tiempo era como estar maniatado. Sin JongDae o Amber, ¿Qué le quedaba?, eso mismo debía sentir Ji Yong... ¡Pero el era demasiado valioso como para estar condenado a un hombre como Seunghyun! MinSeok volvió a sentir que el rencor crecía dentro de su estómago, y el odio le envenenaba cada parte de su pequeño cuerpo, uno que no estaba hecho para soportar esas grandes cantidades de sentimientos e ideas perversas.

Sin que se diera cuenta, JongDae tomó su mano de nieve plateada, y examinó con cuidado sus dedos cuidadosamente producidos, largos y con las uñas color carne.
Algo se empezó a agitar en la cabeza de MinSeok, la forma que tenía JongDae de mirarle era inquietante, con cierta admiración y más curiosidad de la que él mismo sentía por el contrario.

— ¿Hyung?—

Pero JongDae no respondió, sólo se quedó con el eco de la voz de MinSeok en la cabeza. Tan blanca y fría que le daba escalofríos, una voz más que bonita. MinSeok no apartó su mano de la de JongDae, sólo giró la cabeza, volvió a recordar en que lugar estaba, intentó pensar que sus decisiones eran buenas, y repitió su objetivo para no olvidarlo. Inclusoo anheló esas pequeñas excentricidades del chico al que quería tanto, las que lo hacían tan perfecto. Ahora que su amor se sentía tan vibrante y fuerte como el primer día, debía aprovecharlo para luchar y salir adelante.

Estaba en el lugar incorrecto, con la persona incorrecta, pero pronto eso cambiaría, entonces el pasado volvería, sin duda, muy radiante. MinSeok estaría listo para afrontarlo.

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Gracias por leer 😆