14: 🍰

1.1K 168 31
                                    

No nos enamoremos, porque aún no sabemos como nos irá.

Limpiar la casa y ordenar la despensa fue la parte fácil de su día, pero ese — recuerda perfectamente— no fue un día normal. El lunes por la tarde MinSeok llegó al departamento «Lo siento Yongie, no quería preocuparte pero quede con un amigo y no pude avisarte antes» se disculpó antes de salir corriendo a buscar refugio en su habitación.

A Ji Yong le pareció un poco extraño el tono de piel del pequeño, se veía de nuevo muy pálido. Con lo contento que estaba el mayor cuando vio que sus mejillas empezaban a tomar un color damasco. Ahora volvían a verse blancas como el papel. Al parecer su compañero estaba decayendo de nuevo... O él era muy paranoico.

Como sea el punto es que su tez no fue lo único que le pareció extraño. Si ese fuera un día normal, MinSeok se habría sentado con el en el sofá de la sala, sus ojos hubieran viajado desde la ventana hasta el reloj en la pared, y de nuevo hacia la ventana, y probablemente después el pequeño habría sugerido jugar una partida de naipes para matar el aburrimiento.

Pero como ya lo dije antes, ese no era un día normal, porque MinSeok estaba encerrado en su cuarto en lugar de estar apostando cosas ridículas en la sala, confiando en su suerte en las cartas. Sin tener ninguna consideración en cómo afectaría esto a Ji Yong, su salud mental y su partida de naipes.

No nos hagamos promesas que nunca sabremos sí las cumpliremos, pero te digo esto de verdad, tú me gustas... 

Pasaron aproximadamente dos horas en las que Ji Yong trató de no verse como un loco desquiciado, pero ¿Qué podía hacer? Si ya había tocado la puerta de la recámara de MinSeok varias veces y la respuesta del interior variaba entre «Ahora no Ji, tengo sueño» y «Estoy muy cansado, vete ya». Si MinSeok lo conociera tan solo un poco sabría que su hyung era muy persistente.

— ¡Por última vez MinSeok, abre o tendré que forzar la cerradura!—

—¡Hyung!— se quejó desde el otro lado.

— ¡Qué hyung ni que nada!— Gruñó Ji Yong, ya no tenía paciencia. Como el niño predilecto de Seunghyun, él sabía donde están las llaves de repuesto.

No me preguntes nada que no podré darte una respuesta, estamos tan felices como estamos ahora... 

Ji Yong se escandalizó cuando entró a la habitación y vio al niño envuelto en un suéter blanco, totalmente pálido, decaído, frío. MinSeok enfermo. El mayor se acercó a la cama — su compañero hacía un infantil mohín, enojado — y tocó su frente, ¡Su piel ardía!

— ¿Qué te pasó?— cuestionó Ji Yong sentándose en la cama.

— Es sólo un dolor de cabeza Ji, no pasa na...— Pero MinSeok no pudo terminar, porque su mayor había salido corriendo de la habitación. Escucho como se abrían cajones y puertas, sonaba a Ji Yong poniendo la casa de cabeza.

Y él volvió al instante, con cobijas, pastillas, películas de comedia, golosinas, ramen instantáneo, peluches e incluso una almohadilla térmica.

— Deja que hyung se haga cargo de ti.— Sonrió, y MinSeok se echo a reír.

No trates de enamorarme, quedemonos como estamos ahora, lo estas haciendo más difícil, ¿Porque?

Ji Yong estaba acostado junto a MinSeok, el pequeño envuelto en mantas, con la respiración irregular. Su hyung le acariciaba la cabeza y se entretenía mirándolo. MinSeok olía a castañas, rosas y menta, sus labios estaban ligeramente abiertos y Ji Yong sólo podía pensar que besaría esa piel ardorosa sin pensarlo dos veces.

Después de medir su temperatura por primera vez — 39,5 grados — Ji Yong con todos sus esfuerzos había logrado reducir el número en el termómetro a 38,2 en un lapso de media hora.

— ¿Te sientes mejor?— Preguntó sin dejar de acariciar los cabellos negros.

— Sí...— Susurró. Sonriéndole inocentemente a él o hacia la nada.

— Te prepararé algo de comer. No has probado bocado desde que llegaste.— Anunció mientras se ponía de pie. Sólo necesitaba agua hirviendo para su sopa instantánea de pollo.

Pero se detuvo cuando sintió la mano de MinSeok tocando la suya, preocupantemente tibia.— Quédate Ji.— suplicó.

Ji Yong se sentó de nuevo en la cama junto a él.— Pero...—

MinSeok puso sus delicadas manos sobre las mejillas de su mayor y lo acercó rápidamente a sus labios. Tibios, escarlata, tan suaves como la primera vez que Ji Yong los probó lo tenían atrapado en un baile inocentemente dulce. Sus labios.

Ji Yong pensó con claridad por primera vez y se dio cuenta de que MinSeok lo había salvado del manicomio. Si no hubiese vuelto a probar esos labios de nuevo habría enloquecido de la desesperación, finalmente se dispersaban las mariposas de su estómago, todo por esa boca de niño y por saber que MinSeok quería besarle tanto como él.

Se separaron, se miraron y se volvieron a besar. Ninguno de los dos sabía porque.

— Sabía que te gustaba.— Sonrió Ji Yong y MinSeok soltó esa risita infantil.

El resto de la noche el pequeño se sintió mucho mejor, vieron películas, comieron e incluso jugaron videojuegos. A Ji Yong le fascinaba ver a MinSeok reír tierno, indeciso en cuando al puntaje, alegre.

Durmieron juntos, una típica noche de amigos. A la mañana siguiente despertaron con las manos entrelazadas, ambos con fiebre.

No esperes demasiado de mi, no quiero perderte ¿Me entiendes? No sonrias de esa manera

No tratemos de mencionar la palabra amor cuando estemos juntos, porque se convertirá en una codicia que no podrá ser llenada... 

No nos enamoremos

Gracias por leer ^^

Make Daddy Proud || XiuDragon °Donde viven las historias. Descúbrelo ahora