Capítulo 6: ¿Y quién es?

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Miraba el triste y blanco techo de mi habitación en el hospital, el efecto de la anestesia habían pasado hace horas, los doctores no me darían de alta hasta mañana por la tarde.

Kido y Sakuma se fueron hace ya rato, deseando que me recupere pronto... Genda vendría a recogerme mañana o algo así.

Aun con el cuerpo algo pesado y dolorido, salgo de la habitación para ir a la 305.

Me quedo parado en la puerta, indeciso. Una parte de mi desea desesperada mente ver a Fubuki pero la otra temía verle dependiendo de esas maquinas.

Finalmente abro la puerta, una enfermera joven de pelo morado amarrado en un moño revisaba a Fubuki.

- Fuyuka - digo reconociéndola cuando voltea a ver quien abrió la puerta.

- Hola, Fudo-kun. Tiempo sin vernos... Aun que me hubiera gustado que nos viéramos en diferentes circunstancias - ambos miramos tristes a Fubuki.

- ¿Que le pasa?-

- Bueno, no es sencillo de explicar... Su cerebro se daño por el golpe no de forma física pero si interna, Fubuki debe repararlo por si mismo, esta en un sueño por así decirlo, pero es difícil determinar cuando despertará -

- "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"- Fuyuka me mira extrañada - Maldición - varios recuerdos me vienen a la mente en cada uno Fubuki esta sonriendo, llorando sobre mi hombro, jugando a mi lado, recargándose en mi... - Todo esto tuvo que pasar para darme cuenta - <Te quiero> dije en ese sueño...

- ¿Y que vas a hacer al respecto?- dice Goenji entrando a la habitación asiendo saltar a la joven enfermera - ¿Llorar y lamentarte todo el día?-

- Que más quieres que haga...- froto el yeso de mi brazo - Yo... No sé...-

- Fubuki solo esta dormido, despertara cuando tenga que hacerlo -

- Mmm...-

- Fudo, Fubuki sigue aquí, no esta muerto no actúes como si lo estuviera - me toma del hombro y me obliga a verle - Él despertara -

- ¿Cómo lo sabes? Mira como esta... - digo agachando la cabeza dejando que el flequillo oculte mis ojos.

- Si tuviera un balón ahora mismo te golpearía... Si quieres tirar todo por la borda hazlo - frunzo el ceño - Pero entonces no serías la persona que ama Fubuki -

- ¿Y quién es la persona que él ama?...- susurro enojado - Sólo... Lo lastimo... -

- No es verdad - dice Fuyuka, la miro extrañado - Fubuki-kun siempre es feliz a tu lado. Durante el FFI se cuidaban mucho el uno al otro. Siempre estás para él y él para ti para lo que sea. No lo dejes solo ahora, eso lo hará muy triste -

[...]

Al llegar a casa, Genda preparo la comida y me obligó a comer por más que le dijera que no tenía hambre, que no quería comer pues no estaba de humor, el insistió al grado de desesperarme y lo hubiera sacado a patadas de mi casa de no se por que mis heridas no me lo permiten.

Al final si comí algo, pese a que me sabía a tierra. No porque Genda fuera mal cocinero; lo mal que me sentía me impedía saborear lo que fuera.

- Bien, gracias por todo ¿ya te vas?- pregunté ansioso, quería estar solo más que nada.

- Me quedaré a dormir. Al menos para asegurarme que no cometas tonterías - dijo a lo que yo suspiré exasperado.

- Haz lo que quieras, pesado - molesto fui a mi alcoba.

Aquella mañana no me tome las molestias de mirar atrás.

- Vaya lío - la ropa que nos cambiamos está tirada por todo el suelo, las sábanas y cobijas medio en el suelo, medio en la cama, una de las almohadas sobre el buró cubriendo el despertador, las puertas del armario abiertas y las cortinas aún hechadas ondeando a merced del viento.

Suspiré. Aquí no hace falta hacer desorden. Sin más me fui a la cama.

Este lugar parece una cueva...

- ¿Ya te has dormido?- pregunta Genda abriendo un poco la puerta.

No respondo a lo cual el toma eso en afirmación a su pregunta. Entra y cierra la ventana.

- Dormiré en el sillón esta noche - dice en voz alta para que lo escuché.

Cuando sale escucho las gotas de lluvia golpear contra el cristal y el leve destello de un rayo atraviesa la cortina, poco después el retumbar del trueno no se hace esperar.

<Cueva, lluvia, rayos y truenos... A que me recuerda esto> me cubro con las sábanas hasta la cabeza y cierro los ojos tratando de espantar aquel feliz recuerdo del pasado.

Una Simple PreguntaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora