Recibí un golpe en la mejilla tan fuerte que me tiro al suelo.
— ¿¡Qué carajos te pasa!? ¡Ya te dije que no sé dónde está mi mamá!— le dije a Maito enojado mientras me levantaba.
— ¡Tienes que saberlo! Es tu madre —
— Me abandonó hace años... Y según recuerdo fue tu idea — le reclame.
— ¡A ti te puede abandonar pero no a mi!—
— No es Tan divertido estar del otro lado ¿verdad? — le dije fríamente — Me largo de aquí — y dicho y hecho me di media vuelta para marcharme del parque en el que habíamos ido a hablar. Me habían abandonado por varios años y ahora se cree con el derecho de venir a exigirme cosas que no sé. Quisiera estar con mi mamá y claro que quisiera saber dónde está pero, ¡no lo sé!. Pensaba en eso mientras salía del parque estaba muy cansado y enojado... Mis pensamientos se arremolinaban tanto en mi que parecían espirales cada vez más profundos de los cuales no podía salir...
Mi mamá había abandonado a Maito y parece que llevan cinco años de eso. Si es así, ¿porque no se pone en contacto conmigo? ¿Está bien o le pasó algo Tan malo que no puede hablar conmigo? ¡Maldicion! Entre más lo pienso más confundido estoy... Siento una fuerte opresión en el pecho que no puedo dejar... Siento que... Todo vuelve a ser oscuro y sin vida.— ¡Akio!— aquello fue toda una sorpresa para mi, no imaginé que Fubuki aparecería de repente. El solo escuchar su voz me hizo despertar un momento.
— ¿Qué haces fuera del hospital?— le regañé.
— E-Es que, te vi con Maito y me preocupe —
— Eres un entrometido — suspiré molesto. Al agachar ligeramente la cabeza vi que no tenía más que esos zapatos de tela del hospital, que ahora estaba todos sucios.
— Vamos al hospital — me puse en frente de él mientras me agachaba para que él subiera a mi espalda. Lo hizo sin rechistar.
— ¿Qué sucede?— me pregunta.
— No es nada, solo vino a preguntarme algo —
— Ya veo — lo conocía y sabía que quería preguntar más. Pero, él también me conocía y sabía que no quería responderle. Mientras caminábamos las hojas caídas de los árboles, las hojas carmesí, amarillas y marrón caían a nuestro alrededor movidas por una brisa suave y fresca.
— Akio, mira — señaló un puesto donde estaban vendiendo batatas al vapor con mantequilla — Quiero una —
— ¿Acaso soy tu mamá para comprarte esas cosas?—
— Nop, eres mi amigo y de entre los dos tu eres el que trae dinero — aquello me hizo sonreír — Esa es la sonrisa que quería ver —
— Está bien pero lo hago solamente porque la comida del hospital es horrible — me acerque al señor y le pedí tres batatas. Nos sentamos en una banca cercana. Reía viendo los gestos de Fubuki ya que era como un niño pequeño, se quemaba la lengua o sus ojos brillaban por degustar el dulce sabor de la batata.
Al terminar la batata regresamos al hospital donde Fuyuka nos regañó pese que yo no hice nada para merecerlo.
— Nos vemos mañana y no vuelvas a salir —
— Akio — me detuve en el umbral de la puerta de su habitación y lo miré. Parecía que quería decirme algo pero no encontraba las palabras — Buenas noches — susurró al final.
— Descansa Fubuki — le respondí sonriendo un poco forzado.
[***]
Al llegar a casa puse la batata que había comprado extra en las escaleras de entrada. Desde hace unos días un gato blanco venía y buscaba comida. Yo le daba algunas de mis sobras. Una vez dentro de mi apartamento me recosté en la cama y busqué debajo del colchón, ahí estaba la única foto que tenía de mi familia antes de que todo se fuera al caño.
La limpié un poco y miré el sonriente rostro de mi mamá, su cabello era castaño y ondulado, sus ojos parecidos a los míos aunque su personalidad cambió mucho, ella era alguien amable que no solía preocuparse por si misma pero si por los demás. Tal vez, eso fue lo que terminó rompiéndola. Tal vez debí cuidarla a ella también para que no terminara con alguien como Maito. Cerré los ojos un momento y me dormí sin pretenderlo.[***]
Al día siguiente, en la entrada del hospital me encontré a Kiyama.
— Hola — me saludo sonriendo — Me enteré de la aventura nocturna de anoche —
— ¿Vienes a regañarme tú también?—
— ¿Fuyuka-san se puso pesado contigo?— le mostré mi celular donde había varios mensajes de regaño de parte de Goenji — Y-Ya — dice aguantando la risa — Supongo que has tenido bastantes regaños... Me esperaré a que sea mi turno — dice riéndose.
— Ja-ja ¿donde está el helado de pistache que siempre está contigo?—
— ¿Porque siempre me dicen helado? Eso no tiene ningún sentido — dijo Midorikawa llegando con (Adivinen) un helado de pistache en mano.
— No tengo idea — le dije sarcástico mirando el helado y luego a él.
— Mmm — dice frunciendo el ceño un momento antes de sonreír y comer su helado.
— Fubu-chan está con Goenji en consulta — me dice Midorikawa — Saldrá en unos minutos—
— Gracias por la información — dije dándome media vuelta para entrar.
— Fudou, deja de hacer que Fubuki se preocupe por ti — me detengo al escuchar eso de Midorikawa — Cuando se preocupa por ti se olvida de sí mismo y eso no es bueno para su salud —
— Shh, Ryuji — lo calla Kiyama.
— Solo digo la verdad... Fubu-chan puede llegar a romperse un día si se sigue preocupando por alguien egoísta como Fudou —
— ¿Quieres decir que soy la causa? — susurre haciendo puño mi mano — ¿Soy el que causa que esté enfermo?—
— Si lo quieres ver así, si... —
— ¡Ryuji ya basta!— le dice Kiyama alzando más la voz para regañar a Mido.
— No le estoy diciendo nada malo, él es quien lo ve como algo malo — se defiende — No lo entienden — susurra molesto. Se da media vuelta para marcharse.
— Fudou, perdón por lo que...—
— No te disculpes por el— me giré levemente para verlo — Ya lo dijo, nada lo enmendara — aún molesto como estaba entre al hospital dejando a Kiyama solo.
No dejaré que a Fubuki le pase lo mismo que a mi madre. No puedo permitirlo, el es... Es el quien hace que mis días sean brillantes.
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Una Simple Pregunta
FanfictionTal vez no sea el Fuego y Hielo al que estas acostumbrado pero, nada cuesta darle una oportunidad ¿cierto? Para Fudou, el amor es algo nuevo, descubrirá que el sentimiento hacia su mejor amigo Fubuki no es solo amistad, es amor. Tendrá que pasar por...