Capítulo 4- La peor respuesta

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Abrí un poco los ojos al sentir un cosquilleo en mi mejilla.

Veo a Fubuki acurrucado en mi pecho, refugiándose.

Extendí la mano al reloj despertador. Faltaban cinco minutos para que empezara con su ruido de siempre...

Decidí desactivarlo, le rodeo con mis brazos suavemente, - mi corazón late a tal velocidad que me da miedo que despierte - y por un segundo me dejó llevar por esos raros pero hermosos sentimientos hacia él.

[...]

- ¡10:30 AM!- grita haciéndome saltar.

- ¿Que pasó?- <¿en qué momento me volví a dormir?>

- ¡Nos quedamos dormidos!-

- C****a*os - susurro y rápido me empiezo a cambiar de ropa.

Le lancé una de mis camisas a Fubuki.

- Cámbiate también-

- S-si - dice nervioso y se empieza a cambiar su ropa por la mía que le queda grande, tiene que remangarse los pantalones para no tropezar al caminar.

- Que gracioso te ves - me río pues mi ropa no va con el para nada, luce raro vistiendo el pantalón negro con cadenas en los bolsillos, la camisa morado oscuro de manga larga con un rayo en el pecho y la chaqueta negra que es para completar el conjunto.

- Cállate y vámonos de una vez - salimos del departamento con las mochilas en la espalda corriendo al estacionamiento.

Cuando estamos en el estacionamiento le quito la cadena a mi harley davison color rojo cereza, mientras Fubuki mete las mochilas en el compartimento de almacenaje.

- ¿Y el otro casco?- pregunta sosteniendo el casco negro que saco del compartimiento.

Golpeó mi frente con la palma de la mano.

- Lo deje en el apartamento-

- Tomemos el camión, entonces -

- No hay tiempo y lo sabes-

Tras tres minutos de discusión, arrebato el casco de sus manos y se lo pongo a el.

Subo a la moto.

- Akio, es peligroso...- lo ignoro y tiró de su mano para que suba.

A Fubuki no le queda de otra que abrazarse a mi.

Enciendo la moto y arranco a toda velocidad dejando de lado las reglas de transito y las de velocidad también.

Estábamos por llegar, solo debía doblar la esquina...

Se escucha un fuerte estallido y luego una gran mole viene a nosotros, trató de maniobrar la moto para evitar el golpe...

Pero...

El sonido de metal contra metal, derrape y vidrios rotos es lo que escucho antes de sentir un horrible dolor por todo el cuerpo al rodar por la calle.

- ¿Están bien? - pregunta alguien pero su voz suena apagada y mi visión se torna borrosa, aun así levanto un poco la cabeza y busco a Fubuki.

Esta algunos metros tirado, tenía la ropa rota en las rodillas y brazos, no parecía consiente no movía ni un musculo, pero más allá de algunos magullones y cortés se ve ileso.

Escucho las sirenas de la ambulancia y después todo parece moverse rápido y lento a la vez en una serie de sombras: paramédicos aparecen y revisan mis signos vitales rápido, me suben a la ambulancia en una camilla...

Camino al hospital perdí la consciencia.

[...]

Estaba sentado sobre una banca de algún parque, miraba las estrellas que brillan con fuerza debido a que no está la luna que opaque ese brillo.

La brisa suave mese mis cabellos y acaricia mi cara dejando un toque frío en mis mejillas.

Este lugar es muy tranquilo, no hay mas ruido que el de la brisa, puedo escuchar mis pensamientos sin dificultad, todos relacionados a...

- ¡Akio! - ...la única persona que me llama por mi nombre. Sonrío y busco la dirección de donde me llamo.

Esta a varios metros frente a mi, su pelo plateado y alborotado es mesido por la brisa y de donde estoy distingo sus ojos grises y su semblante sonriente.

- ¡Fubuki! - grito y voy a con él.

Pero no lo alcanzo, así que corro pero el resultado es el mismo.

- ¿Pero qué demonios? - digo extrañado y molesto a la vez.

Fubuki solo sonreía. Me empezaba a desesperar, ¿qué pasa? Corrí más rápido esta vez, tome impulso y salte...

Por fin lo alcance, rodeé su cuerpo con mis brazos riendo, aliviado por estar con él.

El caso es que, al tomar tal impulso en el salto caemos al suelo, rodando un poco y de alguna manera Fubuki termina encima de mi.

- Jajajaja - ríe divertido, se separa poniendo ambas manos a lado de mi cabeza - tan impulsivo como siempre - dice.

Me siento con el sobre mis piernas.

- Así me amas, no lo niegues - el se sonroja y me mira no hacía falta palabras, en su mirada se reflejaba su sentir.

Sonrío y pego mi frente con la suya y suevemente, sin perderle la mirada a sus encantadores ojos grises digo:

- Yo también te amo, Shiro - ansiaba besarlo, lo ansiaba con locura.

Pero cuando estoy por acercarme a sus finos labios...

Abro los ojos.

Miraba al techo gris. Me sentía aturdido, con el cuerpo pesado y a dolorido.

<¿Qué ocurre? No estoy en mi casa>

- Fudo - susurra Sakuma - Kido, ya despertó -

- Si, eso veo, Sakuma -

Me siento en la cama cosa que me causa un fuerte dolor de cabeza y al tratar de llevarme las manos a la cabeza el brazo derecho no me responde pues esta enyesado.

Y otra vez los recuerdos de lo que pasó en el accidente me asaltan.

- ¿¡Y Fubuki?!- Me trató de levantar de la cama.

- No seas tan impulsivo - me recomienda Kido pone sus manos en mis hombros para obligarme a recostar pero no lo hago - Te abriste la cabeza hubo que coser y en cuanto tu brazo pusieron placa ya que se rompió en dos partes -

- ¡Sé que estoy hecho una mierda! ¡Carajo!- Les grito enojado y asustado - Responde, por favor - le pido - ¿Y Fubuki? ¿Esta bien? - siento mi voz romperse.

Ambos comparten un rápida mirada de angustia.


- Fubuki... Esta en coma - dice Sakuma sombrío.

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Cha cha chan... Un poco de drama ¿Qué tal? Nos vemos la próxima.

Una Simple PreguntaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora