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Me quería golpear contra la pared por lo idiota que soy, claramente había llegado muerto de entrenar y me había dormido de inmediato, pero también me había enfermado un poco, nada de otro mundo que no se pueda quitar fácilmente, pero aun así, el solo hecho de sentirme enfermo hace que mi humor este hecho un lio, de forma negativa, irritable y malhumorado. Hoy será un día largo, pensé mientras continuaba comiendo mi almuerzo.

Durante la mañana había evitado hablar con Sawamura, sin embargo, chocamos miradas más de una vez durante el desayuno, claramente quería evitar a toda costa que él se enterase de mi estado algo penoso, lo conocía, sabía que él haría todo un escándalo por esto, y dejarme en claro que era un pésimo capitán si ni siquiera podía cuidar de mi propia salud.

Ahora que lo pienso, estas cosas suceden desde que lo conocí, no hablo de mí enfermándome, más bien, hablo de su persistente preocupación, bueno, más bien mutuo, y si lo analizamos desde afuera, claramente nos veíamos como una pareja desde mucho. Solo que no nos dábamos cuenta.

Pero ahora se veía bastante claro, vaya, asique, puede que en realidad nadie se asombre ni le extrañe si llegasen a enterarse que dé ya estamos en algo oficial. Levanto la vista y miro a mi alrededor, claro, mi mirada no choca con nadie esta vez y en realidad lo agradezco un poco, sé que estoy algo avergonzado por mis pensamientos.

Termino de comer y me pongo en pie rápidamente, comienzo a caminar hacia la salida y escucho algo de ruido a mis espaldas, no hace falta mucho esfuerzo para llegar a la conclusión de que es Sawamura, al menos eso esperaba y cuando escuche como me llamaba supe que estaba bien, sin embargo, una idea no muy inocente paso por mi cabeza.

Fingiría no haberlo escuchado, este claramente me seguiría sin dudar, yo terminaría por guiarlo hacia algún lugar apartado y, bueno, supongo que lo que planeo hacer después ya se lo pueden figurar por si solos.

Y como predije, todo sucedió como lo había dicho, él me siguió y yo lo guie hacia un lugar apartado, aunque, me haría las cosas mucho más fáciles si dejara de gritar mi nombre completo como si de verdad yo estuviese sordo, vamos, Sawamura, ya deberías imaginarte que puede que todo esto sea un plan, pero al parecer no lo hace y cae en mi trampa.

Doblo la esquina de un edificio y espero a que el doble también, en cuanto lo hace lo tomo del brazo y lo acorralo contra la pared, no espero como la noche anterior, la verdad es que siento un hambre tremendo de esos labios y ya aguante toda la noche, además de enfermarme un poco debido a esto. Me merezco un beso ahora, es lo único que pido.

Y él me lo concede.

Esta vez lo dejo participar más en el beso, no dejo que tenga el completo control, pero si dejo que al menos se mueva un poco, y la verdad es que dejarme besar por él es igual de satisfactorio que él besarlo yo. Pongo ambas manos a cada lado de su cadera y lo presiono con mi cuerpo contra la pared, no al punto de que sea aplastante y desagradable, pero si hasta el punto donde no le permita alejarse en lo más mínimo de mí.

Pero al ver como el respondía al beso, como pasaba sus manos en mi espalda y me abrazaba contra él, me quedo en claro que no tenía la intención de alejarme, todo lo contrario. Lo beso, él me besa y nos perdemos ambos en lo que estamos sintiendo.

Hasta que me separo de sus labios, más que nada porque sentía que mis pulmones explotarían. Ambos retomamos el aire, cerré lo ojos un momento e intente controlarme, pero al sentir como Sawamura se removía en su lugar me hizo volver a abrir los ojos.

- Miyuki, muévete – me pide con sus ojos algo llorosos, claramente si tengo esta imagen frente a mí, no tendría planeado por nada del mundo dejarlo ir.

Creo que es graciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora