Ella tenía razón

795 80 3
                                    

Estaba emocionado. Su primera etiqueta en otra foto, en la de Oriol para ser exactos. Parecía tonto pero esos tres "follow" lo ponían de buenas y más porque no publicaba cosas interesantes. Las últimas dos salidas con los chicos habían sido las mejores desde hace años. Flipaba por ver que habían pillado a Rodolfo mirándole y se había quedado plasmado en la foto. Recordaba que había sido porque lo había visto algo serio antes de tomar la foto así que hizo un poco el oro para que Polo sonriera. Sonrió una vez más.

- Perdona - dijo soltando una risilla al sentir el tropezón del que se había librado -,   Ha sido mi culpa - cogiendo su macuto de nuevo -, ¿estás bien? - guardando su móvil. Estaba tan de buen humor que no le importó mucho.

Aquel chico le miró, por un momento estuvo de gritarle pero se detuvo a verlo. En definitiva Polo se veía majo sonriendo-.  Si. Estoy bien, ¿tú?

- Si. Lo siento - volviendo a reír -, es que iba pensando en... nada - apretando su bolsillo.

Aquel chico seguía sin decir nada que puso algo incómodo a Polo -. Bueno pues... nada. Nos vemos.

- Adiós... - dirigiéndose a su clase.

Durante el recreo nada cambiaba, seguía siendo sólo ellos dos en la mesa con la pintada. Miraban a todos y todos los ignoraban, pero parecía no importarles.

- Venga, vamos al baño... - pidió Mateo antes de volver a clases.

De camino a ellos, ambos miraban sus móviles, intercambiando memes que se encontraban, así que, Polo volvió a chocar con alguien.

- Bueno, dos veces en un día - dijo el chico algo entusiasmado. Se la había escapado la primera vez pero no ésta.

- Hola de nuevo - reaccionando al recordar que le había visto esa misma mañana. En verdad estaba tan distraído que no había visto su rostro. Sólo recordó que había chocado con alguien y seguro que era él.

Su amigo quedó en medio de eso. Y eso, el chico de cabello rubio oscuro lo aprovechó; - Mateo, chiquillo. Has el favor... - este miró al que hasta ese momento le había parecido un intruso sin entender a qué se refería  -, preséntanos - mirando de nuevo a Polo.

- Ah. Benjamín, Polo. Polo... - haciéndolo con las peores maneras pero que su amigo no veía porque le parecía gracioso -, Benjamín. Ahora sí me disculpáis... me estoy meando.

- ¿Os conocéis? - se acercó Polo al chico para conversar un poco.

- Sí. Es mi vecino. Nuestras madres se conocen y tal. Pero no nos vemos muy seguido - meciéndose en sus pies.

- Ya - viendo lo rápido que había salido su amigo.

- Oye, ¿te apetecería ir después de clases al Starbucks? Hoy hace un día espléndido para tomar algo frío.

Mateo había oído eso, y trató de pensar en algo rápido pero no pudo. No había visto venir la intenciones de aquel chico.

- Suena bien la idea - aceptó Polo sonriendo.

- Vale. ¿Quedamos a eso de las tres?

- Vale.

- Bien. Adiós - dedicándole un gesto rápido a Mateo y a Polo de despedida.

Por supuesto que hacia un día espléndido; el sol no dejaba de brillar como sí anunciara la llegada del terral, para el cual nunca se está preparado en la costa, ni para lo que ahí había comenzado.

- ¿Y a ti qué te pasa? - viendo extraño a su amigo que seguía con la mirada a Benjamín. Lo había pensado por la mañana pero no lo creyó, ahora que había pasado esto...

Mírame: te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora