Viviendo entre tinieblas

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Rodolfo lo divisó entre la gente. Estaba recargado su pie y espalda contra la pared mirando el piso. Escuchó un suspiro. Seguía atado a un pasado. Seguía muy dolido por lo que su hermano no había hecho por él, que de nuevo ese rictus volvió a aparecer en su rostro, el rictus que Rodolfo había identificado que prefería ser respetado a ser querido por su hermano.

También suspiró haciendo un mohín de preocupación. Su novio sólo necesitaba ser querido. Así que quiso mostrarle que podían completarse de manera extraordinaria a finales de octubre.

- Pero qué sorpresa - al caminar fingiendo no haberlo visto, sonriendo grande cuando sintió su abrazo por detrás; su aroma era increíble; una mezcla entre azahares y brisa marina.

- Lo sé - besando su mejilla, tomando la mano de su novio para caminar con él. Hacer el vago se había vuelto también algo habitual.

- Te propongo algo. Vámonos de puente - dijo bajando del taxi.

- ¿Solos? ¿A dónde? - la emoción lo atrapó de inmediato acercándose a su novio.

- Te propongo ir al chalet de mi hermano.

- Con, con, ¿con tu hermano? - mordiendo su labio.

Rodolfo sonrió y lo abrazó - pero tranquilo que no te va a comer. Y, sí te soy sincero se muere de ganas por conocerte.

- Pero... - Rodolfo le había hablado de su familia como mera respuesta a su pregunta sí tenía más hermanos. Ahora que lo pensaba, no sabía sí tenía padres, porque en ese momento se alegró de saber de que también tenía un hermano mayor.

- Por favor. Será divertido - suplicando con la mirada y ese puchero leve, que a Polo siempre le recordaba a Theo James.

- Le tendré que preguntar a padre - dándole un beso -, es más, vente a comer con nosotros y ahí saco el tema - abriendo la puerta.

- Vale.

Llegaron a comer a la casa de Polo, donde desde hace un par de semanas la cocina estaba viva y las viandas servidas a la mesa. "Un lugar más hoy" anunció el chico entrando de la mano de su novio. Era una alegría sentarse a la mesa.

- ¡Por supuesto! - respondió don Álvaro con una tranquilidad; claro que su hijo estaba preocupado por lo que haría sin él durante el fin de semana. "También tengo amigos, puedo apañármelas con ellos, también Amanda se va de puente con su novio" le puntualizó su padre. "Además, hay partido de fútbol, a lo mejor vamos por unas cañas y nos dormiremos tarde...", haciendo reír a ambos chicos. Se sentía bien tener más personas en casa con quién compartir la comida y algunas risas.

- Vale, entonces haré la maleta - dejando la mesa.

- Te acompaño.

No irían muy lejos, Valle de Abdalajís era el destino, así que en un par de horas estuvieron ahí. Estaba nervioso y emocionado a partes iguales. Pero se sentía tranquilo a pesar de eso. Salieron temprano por la mañana; el aire frío rozaba sus mejillas y el paisaje era algo por lo que amaba Málaga en general. Iba recargado sobre la puerta con el vidrio abajo, oyendo música de Rodolfo, "un tracklist de viaje"

"I'm gonna take you places you never been before..."

Sonrió -. Te quiero - cogiendo su mano. Rodolfo son dejar de ver al frente la acercó a él y la besó.

Para Polo era curioso llegar a pensar en pasar el resto de su vida con Rodolfo. No pedía nada más. Todo lo tenía cuando estaba con él. La ilusión trascendía de su cama con los besos que Rodolfo le daba a su alma. Cerraba los ojos al sentir lo reconfortante de ese pensamiento. Y claro que para Rodolfo era lo mismo, lo veía todo el tiempo, ayudado por el cielo, conspiraba para estar junto a Polo, agradecido de conseguir estar juntos pese a todo lo que habían pasado.

Mírame: te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora