III

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Polo

Algo era cierto. Me había aburrido de pasarme el día entero en mi habitación, así que decidí ir de vez en vez a la tienda para ayudar. Con su amigo habían abierto una red de tiendas de segunda mano; las cuales se habían popularizado por ese concepto de 'Vintage' y desde se abrió la de Málaga ha ido a las mil maravillas. Mi padre por lo general se encarga de gestionar los recursos y enviarlos a diferentes fundaciones, algunas de caridad, otras contra alguna enfermedad, por lo que me la paso solo desde las once hasta pasadas las cuatro en que vuelve de la oficina.

Y en medio de mi aburrimiento me puse a pensar en él. Alfonso fue lo más cercano que tuve a un amigo en el Insti. La mayoría de los compañeros ya fuman y se van de marcha con DNIs falsos, me invitaron un par de veces pero... la verdad es que no quise preocupar a padre. Ya había y sigue teniendo suficiente con Lucio, que desde hace un par de años había dejado de vivir con nosotros, pero que se vino con nosotros porque era el único trabajo estable que había tenido en un largo tiempo a sus veintitrés años. Me turno y trato de evitarlo cada vez que puedo. Porque como no sean el Merino-Mendoza de nuestro padre y el Oliver de nuestra madre, poco o nada más teníamos en común. En carácter era más fuerte y temperamental. Él me tilda de sentimental y débil así que ya se imaginarán la de peleas que tenemos.

La campanilla del local sonó y entraron tres chicos. Era bastante normal ver a entusiastas de un pasado que jamás conocieron pero del que sentían una gran nostalgia. Entran haciendo un par de bromas entre ellos.

- Buenas... - me dicen dirigiéndose a la sección de ropa. Yo les miro desde mi lugar y medio sonrío.

Les sigo con la mirada y pronto me percato de que ahí está el camarero del restaurante. Sin demasiada gomina en su cabello liso peinado en tupé y vestido de calle —vaqueros negros ajustados, playera blanca y zapatillas NB— que fácil es verse bien para algunos, le sonrío discretamente y lo analizo. Es alto. Aplasto mi cabeza sobre mi mano, "cualquiera es más alto que yo", incluso Amanda y más si usa tacones. Su cabello es zaino pero a contraluz tenía tantos contrastes de su tono castaño original, pasando del cobre al oro más fino y brillante. Serían buena pareja él y Amanda.

- Hola - saludé algo abrupto que saltó tan pronto verme. Sus ojos era grandes, de un ámbar denso, pero con una claridad...

- Hola, hola, hola - traté de no reírme, le había pillado y sí bien sus mejillas no estaban coloradas, esos tres "hola" habían sido en tres tonos diferentes... - ¿te he dicho ya hola?

- Sí - confesé conteniendo una risa, jamás había visto a un chico enamorado -, un par de veces. ¿Buscas algo en específico?

Él, mira a sus amigos están lejos. Se rasca la nuca, me mira, se pone más nervioso que suelta leves risas y yo no dejo de mirarle.

- Yo... busco una cazadora de denim - bajando sus manos directo a sus bolsillos. Mostrando débilmente sus dientes -. Yo no sabía que trabajabas aquí...

Respingué mi nariz y le miré con curiosidad. No tendría por qué saberlo pero...

- Sí. Mi padre es el dueño. Yo sólo le ayudo para no aburrirme - le digo soltando una sonrisa. Él me ve y se queda sin palabras.

- Que bien... - me dice.

- Bien - le digo recordando lo que me había pedido -. nos acaban de llegar un par...

Se las muestro en talla mediana, se las prueba; con ellas se logra ver un poco más corpulento, de hombros anchos y cintura angosta y en cierto modo rebelde. Se mira al espejo, calibra los acabados de cada una y al final me pregunta:

- ¿A ti cuál te gusta más?

Nadie me había preguntado nunca eso, pero me mira seguro.

- Pues... esta te sienta de maravilla - tomando sus hombros para verlo mejor - y... - dirigiéndome a otra caja -, sí quieres un toque un poco más Punk, tengo estos parches - poniéndoselos en la mano -, que te puedo pegar sin cargo extra.

Mírame: te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora