SALDANDO DEUDAS

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Todo sucedió allá casi a finales de la segunda era del sol, corria un rumor entre los reinos de la tierra media, algo siniestro crecía en Barad-dur. Tanto hombres como elfos prevenian, los guerreros entrenaban arduamente día con día, se estudiaban posibles planes de batalla. En el caso de los dunedain, residentes de Gondor, se estableció un campamento, no muy lejos del gran bosque verde. Allí se enviaban grupos de hombres fuertes para adiestrarlos en la lucha con la espada, tecnicas avanzadas se habian desarrollado en el manejo de esas hojas filosas de metal.

Se cuenta que entre los elfos residentes en Valinor manejaban impecablemente la espada y con ella tecnicas de combate cuerpo a cuerpo, fueron pocos los numeroneanos que tuvieron el privilegio de ser instruidos cuando aún existia paz entre ellos, antes que Numenor fuese hundido por la ira de Iluvatar.

Unos cuantos fieles sobrevivieron a tal catastrofe y huyeron hacia la tierra media estableciendose en Gondor. Uno de esos pocos privilegiados instruidos por los elfos fue Rauros, quien en su juventud habia forjado una fuerte amistad con uno de los elfos de Valinor, este le enseño a detalle tecnicas de combate con espada, lo que lo llevo a ser todo un diestro en el uso de ellas. Rauros llegó a la tierra media junto a su familia, ya que resultaba ser pariente en segundo grado de Elendil y sus hijos Isildur y Anarion. Fue nombrado comandante principal del ejercito de Gondor, al servicio de su rey Isildur, en ese tiempo.

Este campamento estaba a cargo de él,  Rauros, hombre muy honorable y leal. Cada grupo que salia de aquel campamento era sin duda de los mejores, Gondor no podía estar más orgulloso. En una ocasión en esos tiempos antes descritos, mientras Rauros supervisaba el entrenamiento de sus guerreros, llegó un mensajero a caballo, Rauros estaba al pendiente de todo, y aunque era valiente siempre se alertaba al ver llegar a los mensajeros pues en cualquier momento podria iniciar una batalla.

- Comandante Rauros -dijo el mensajero- traigo este mensaje para usted me fue entregado a una milla de aquí por unos soldados elfos, me esperan con la respuesta, señor.

Rauros abrió de inmediato el pequeño papel el cual venia sellado, no reconocio el sello, pero si de quién provenia el mensaje:

"Mi buen amigo y comandante Rauros, te pido por favor vengas ante mi, deseo que conozcas mi hermoso reino y así mismo intercambiar palabras contigo. Estare aguardando tu visita.

                                  Oropher Rey del Bosque Verde.  "

Rauros y Oropher eran viejos conocidos, y sabia que tras de esa invitación habia algo más asi que aceptó. El mensajero partió de inmediato.

Tan solo dos días despues Rauros llegaba al Reino del Bosque Verde, era maravilloso lo que Oropher habia logrado, eran algunos pocos los que con él se habían ido a establecerse en esas tierras, y poco a poco fue haciendo un reino hermoso, lleno de vida y tan cercano a la naturaleza. Los cuatro hombres que acompañaban a Rauros, se maravillaban y murmuraban sus asombros.

Llegaron a las puertas principales y fueron bien recibidos, pronto el guardia los dirigió ante el rey Oropher, aunque ya dentro tuvieron compostura, para sus adentros las miles de exclamaciones florecian por tan bellas imagenes de tan hermoso reino.

- Mi señor Oropher. - dijo Rauros haciendo una reverencia, los demás le imitaron.

- Rauros, bienvenido! Agradezco le hayas dado prontitud a mi solicitud de verte. Como va todo en el campamento?

- Todo marcha bien, cada día aprendiendo mucho más.

- Eso me tranquiliza, y es precisamente por eso que te hice venir. Así que, tengo preparado un banquete especial para ti, ve tú y tus acompañantes a descansar un poco y allí hablaremos detenidamente.

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