"Te Seguiré A Donde Quiera Que Vayas"

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Cuando el alba comenzó a despuntar, los guerreros empezaban a alistarse para continuar el viaje seguro hacia el Bosque Verde y llevar con seguridad a la dama elfa.

Otharelen cepillaba al hermoso corcel de Kael, extrañaba mucho al suyo y esperaba de todo corazón que hubiese encontrado el camino a casa, y que al llegar allá probablemente lo encontraría, de no ser así, deseaba pensar que viviría su vida libre como un corcel salvaje al fin.

-          Me lo estas consintiendo mucho ¿sabes? – la voz del muchacho interrumpió los pensamientos de la guerrera.

-          Déjame, se merece que lo consintamos así ha sido un buen chico. – le dijo ella sonriendo y sin detenerse.

Kael se acercó peligrosamente hacia la chica y tomo su barbilla

-          ¿Al menos dormiste bien?

-          Estoy bien, dormí unas horas y es suficiente, sabes que últimamente no duermo mucho.

-          Lo sé, tienes que estar fuerte. Es una comisión peligrosa y debemos estar al cien.

-          Sí, no te preocupes… - la chica ya no pudo continuar, Kael le planto un pequeño beso en la punta de su nariz y luego uno largo y profundo en su frente mientras la apretaba contra él.

La calidez del muchacho lleno de ternura el corazón de Arvenien, sabía que entonces su decisión de hacer una vida con él era lo mejor. Sin duda, podría ser feliz una vez más.  Cuando al fin se separaron Arvenien no dudo en regalarle un beso en la mejilla,  - “Gracias” – le dijo tiernamente.

-          ¡¡Mi señor Otharelen!! – La voz de la dama elfa se escucha del otro lado del caballo, el cual cubría, Gracias a Eru las pequeñas demostraciones de afecto de estos dos seres. Kael soltó una pequeña carcajada al escucharla.

-          Creo que tu admiradora está buscándote.

-          Déjame en paz.- le respondió Arvenien tratando de no reír.

-          Atiéndela por favor, además ella es nuestra distinguida huésped.- Kael tomo la rienda del caballo y se lo llevo consigo, mientras una Arvenien sonriente quedaba detrás, trato de mantener su compostura antes de voltear y saludar a la dama elfa. Cuando se giró, dio un respingo hacia atrás ya que Eildeth estaba ya justo detrás de ella y sus caras quedaron demasiado cerca la una de la otra, fue una sorpresa incómoda para Otharelen pero para la elfa había sido algo muy emocionante pues sus mejillas se tornaron completamente rojas con este pequeño acto.

-          Bu... buenos días mi Lady ¿Cómo se encuentra? – dijo Otharelen con una pequeña reverencia hacia la elfa y con un dejo de vergüenza.

-          Oh, lo siento mi señor… no fue mi intención acercarme tanto a usted.

-          No se preocupe por ello mi Lady. Qué bueno que ya está en pie, ya es hora de continuar nuestro viaje esperamos, según nuestros planes antes del anochecer llegar a su destino, si Eru desea a salvo de igual manera.

-          Y ¿usted durmió bien?

-           Oh si, dormí un poco y creo que lo hice bien. Venga conmigo hay unos caballos para usted y sus acompañantes para que no tengan que caminar mucho.

La caminata empezó, un grupo de guerreros iba al frente y otro atrás, por supuesto adelante iban dos centinelas vigilando los caminos y cualquier cosa que se tornara extraña. Eildeth tomó las riendas de su caballo y se abrió camino para poder colocarse justo a la par de Otharelen quien iba conversando con Kael.

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