Los días en el Bosque Verde pasaban con nuevas enseñanzas para Arvenien, estaba deseosa de conocer mucho más sobre los elfos y sus costumbres, así que pasaba mucho tiempo con las elfas quienes le compartían mucho conocimiento y le enseñaban palabras nuevas en ese hermoso lenguaje elfico, a cambio de contarles sobre las costumbres en Gondor e historias de hombres fuertes y valientes, las elfas sonreían tímidas al imaginar a aquellos valerosos guerreros.
- Créanme que no tienen nada que envidiar, los elfos de aquí son muy fuertes y mucho más hermosos que aquellos simples hombres, las mujeres de mi pueblo dieran todo por pasar una noche con uno de sus elfos.
Las elfas reían a carcajadas cuando escucharon las palabras de Arvenien quien las veía confusa "¿que dije que es tan gracioso?... bueno, al menos las hago pasar un buen momento" pensaba ella y trataba de reír al ritmo de ellas sin mucho éxito.
Otra cosa de lo que disfrutaba era de jugar con los niños elfos, eran tan tiernos y tan listos. La invadían con preguntas y ella contestaba cada una con mucha paciencia y cariño, eso le recordaba mucho a los niños del orfanato en Gondor a donde le gustaba pasar su tiempo libre, para ella después de estar en medio de batallas llenas de odio y maldad no había nada más refrescante que el alma inocente y curiosa de un niño, el cual alimentaba el amor puro de su corazón.
Las noches por supuesto eran para el rey, ella llegaba siempre antes de la hora de la cena, se encargaba de todo lo relacionado con la comida, al principio fue una pelea con los elfos sirvientes pues se negaban a que ella lo hiciese, pero por orden del rey le permitieron que ella se encargase.
- Por favor discúlpenme este atrevimiento, no quiero quitarles su trabajo ni mucho menos. Pero necesito sentirme útil para con mi rey y al mismo tiempo aliviarlos un poco a ustedes que desde el amanecer están al pendiente de él. Estoy muy agradecida y sé que el rey también lo está.
Con esas palabras Arvenien se disculpó con los sirvientes quienes estaban muy sorprendidos por la humildad de aquella mujer, habían conocido muchas princesas y damas reales muy caprichosas, y ella, la mujer del rey como le llamaban no pretendía pasar sobre ellos ni mandarlos a complacer sus caprichos, más bien, ofrecía su tiempo y fuerza a ayudarles. De hecho, la chica quien se ocupaba de su padre en Gondor, lo hacía también con el Rey del Bosque, el hecho de ser una guerrera no le quitaba sus obligaciones como mujer, su padre se lo decía: "llegaras a ser la esposa de un buen hombre y tu amor por él te motivara a dar lo mejor de ti para hacerlo feliz, y luchar con él con una espada no es precisamente lo que debes hacer para conservar su amor."
Thranduil esperaba con ansias las noches, sabía que su amada estaba esperándolo a comer y no se hacía esperar, las conversaciones durante la cena eran simplemente maravillosas, era un mundo para ellos dos y nada más. Después de cenar caminaban abrazados por el jardín a la luz de la hermosa luna o de las estrellas. Las noches eran cómplices de su infinito amor, si por Thranduil fuese amaría a Arvenien durante toda la noche, pero comprendía su delicadeza y sus fuerzas y respetaba todo ello, dejándole dormir entre sus brazos y verla segura y feliz a su lado. Nada le hacía falta al rey, eran días hermosos y pensaba con mucha claridad y resolvía los asuntos con certeza y autoridad, es increíble como el amor puede movernos a ser mejores personas.
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Las tres copas golpearon la mesa al mismo tiempo, a continuación un silencio, los dos elfos y la mujer en la mesa se miraban unos a otros, como esperando a que algo sucediera en cualquier momento, ansiosos.
- Dime Arán, - rompió el silencio la chica – ¿no sientes que ya es el momento?
- Para nada mi señora- respondió el elfo con una sonrisa en su rostro y con un brillo extraño en sus ojos – esto apenas empieza, ¿no es así Hyarion?.
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ESTELGALEN
FanfictionLa era elfica finalizaba, con la cuarta edad del sol comienza entonces la era del dominio de los hombres, por lo que los elfos y demás criaturas privilegiadas partirán hacia las tierras imperecederas. Dejando atrás una multitud de recuerdos y experi...