-Hace mucho tiempo ya, cuando nuestro señor Oropher decidió que el tiempo de ser gobernado por alguien más había acabado, así que decidió partir hacia estas tierras con su pueblo, había un elfo de noble familia quien deseaba partir con él, sin embargo había alguna razón la cual desconozco hasta hoy que no le fue permitido. Entonces Oropher le dijo que fuera paciente y que el encontraría la forma de hacerlo venir junto con su familia y otros demás elfos con él. – Hyarion sonaba más tranquilo tratando de ser completamente claro en su explicación y Arvenien no perdía ninguna sola palabra que salía de su boca – Antes de la guerra de la Alianza, mientras estábamos en el campamento, mi señor Oropher mediante comitivas hizo un trato con este señor elfo, la única manera en la cual podían ello salir de aquel lugar era mediante un evento importante para ambas familias. Oropher sabiamente sabía que después de esa guerra nuestro pueblo quedaría un tanto indefenso por las bajas, necesitaríamos más de los nuestros para que este pueblo vuelva a ser fuerte y poder defendernos ante cualquier ataque.
Hyarion se aclaró la garganta y trago saliva, vio por un momento a los ojos de la joven que aunque tenía su mirada perdida en el suelo prestaba atención.
-Este honorable señor de quien te hablo tiene una hija, Oropher prometió a mi señor Thranduil como esposo para ella. La idea es traerla acá con un grupo de elfos como compañía, para presentarse y que se formalice el compromiso, al llegar el día de la boda su familia tiene que salir con otro grupo más grande, se harán las celebraciones de la boda y ellos ya no volverán más, se establecerán aquí con nosotros para siempre, entonces el Bosque Verde tendrá su rey y su reina. Thranduil ya ha recibido varias cartas donde le exigen el cumplimiento de dicha promesa, al dar su aprobación, esta noble elfa será enviada de inmediato hasta acá. Eso es lo que Thranduil ha estado evitando...
- Por mí. – La voz de Arvenien era entrecortada, ahora comprendía todo y sentía dolor al pensar en la enorme pena de Thranduil.
- Lo lamento Arvenien, en realidad siento que Thranduil trata de encontrar una solución aparte, él definitivamente no quiere perderte, no sé qué pienses ahora, pero déjame decirte que va a ser muy difícil disuadirlo, a menos que tu no quieras hacerlo.
Arvenien suspiro profundamente, y le dirigió una suave sonrisa al preocupado elfo.
- Gracias amigo mío. No te preocupes más, a partir de este momento solo te pido que ese apoyo que me has dado este siempre allí, no importa lo que pase, ¿puedes hacer eso?
Hyarion sintió mucha pena al ver los ojos de la chica lleno de lágrimas.
- Siempre mi señora, siempre tendrás mi apoyo.
Camino a su habitación Arvenien sentía como el dolor se apoderaba de ella, sus piernas incluso las sentía débiles y sus pasos titubearon más de una vez. Quería gritar, había una voz fuerte en su pecho que llamaba a gritos a su padre hasta Gondor. Cuando al fin llego a su habitación le pidió a las elfas que la atendían que se fueran, quería estar sola.
Estando en su soledad Arvenien pudo desahogar su corazón, las lágrimas salían a torrentes de sus ojos, apretaba fuerte sus dientes impidiendo que salieran sollozos fuertes de su pecho y abrazaba la almohada contra su pecho como si de esa manera se pudiera sentir menos el dolor. Después de un rato, cansada pudo observar una pequeña mariposa que entraba por la ventana, sus alas tenían luz propia y poco a poco voló hasta posarse cerca de ella.
- Estas aquí – la voz de Arvenien era débil y triste – lo sé, siempre estas tal y como prometiste, maravillosa criatura de la tierra media, si tan solo tu pudieras ayudarme a hallar una solución a esto, esta hermosa tierra depende ahora de mí también y no quiero ser egoísta.
De pronto, sintió como un enorme cansancio cayo en ella, se recostó completamente en la cama y viendo fijamente a la pequeña mariposa quien movía lentamente sus alas, la imagen se fue nublando hasta que cayó en un profundo sueño. Entonces como en una densa oscuridad, escucho una voz, clara, aguda y pacífica.
- Otharelen, el más valiente de los guerreros que he conocido ¿acaso la mujer que en ti habita te ha llevado a la calamidad?
- Totalmente.
- Hasta el día de hoy cuestiono las decisiones de Eru al crear a la raza humana. Sin embargo, tu oh fiel Otharelen, quien me mostro que puede haber aun bondad y alegría, voy a mostrarte algo que te ayudara a tomar una correcta decisión, aunque creo que aun sin mostrártelo tomarías esa decisión por lo noble de tu alma. Ya que estas en el medio del caos del dolor, esto te llevara aún más a la desesperación, pero saldrás. Ve y busca a los que han sido parte de tu vida desde el inicio y confía en ellos tu futuro y tus planes, y recuerda que cuando necesites saltar al abismo, solo llámame con fuerza y yo te tomare en el aire. Oh dulce Otharelen, agarra fuerte tu corazón y no lo pierdas...
Arvenien entonces pudo verse en medio del jardín del Bosque Verde, usaba su traje de guerrero pensó entonces que estaba en un sueño extraño pues hacía mucho tiempo que no se vestía así, entonces algo llamo la atención, vio a un pequeño niño elfo correr en el jardín, era tan bello y dulce, llevaba consigo un pequeño arco y en su espalda una pequeña aljaba verde con pequeñas flechas, su cabello platinado jugaba con el viento y su sonrisa de felicidad la hizo sonreír, sintió una pequeña calidez en su corazón por la ternura de aquella imagen.
"Ada!!" grito el niño de repente y abrió los brazos, entonces pudo ver a Thranduil saliendo a su encuentro y tomando al niño en sus brazos, ambos sonreían felices mientras se reunían en un abrazo. "Mira quien viene..." le dijo Thranduil al pequeño, "madre, aquí estoy.." gritaba el niño con alegría.
Arvenien dirigió su mirada hacia el lugar donde el niño veía impaciente, y entonces pudo observar a una elfa hermosa, de cabello rubio y brillante y una hermosa corona, aunque no pudo ver su rostro su presencia era admirable, realmente hermosa e imponente. Vio a Thranduil abrazarla y besarla y juntos los tres caminar hacia el fondo del jardín. Aquella imagen entonces, lejos de causarle rabia y dolor, la consoló, supo que no era un sueño, era una visión del futuro de Thranduil, él era feliz y el Bosque Verde seguía existiendo, no importaba donde ella estuviera en esa visión, lo importante era que su amor estaba bien y volvería la felicidad hacia él y era ese rey que ella deseaba que fuera.
Cuando Arvenien despertó sabía muy bien lo que debía hacer, se incorporó de inmediato y tomo papel y tinta.
Más tarde, salió de la habitación apresurada en busca de Aran hasta que lo encontró con otros elfos tomando unas copas.
- Mi señora – dijo Arán sorprendido – ¿qué haces por aquí?
- Perdóname Arán, necesito tu ayuda, podrías por favor enviar esta carta por mí, necesito que la envíes en tu nombre a Gondor, no quiero que Thranduil se entere de ella, luego te explicare todo, ¿podrías ayudarme con eso?
- Claro que si Arvenien, no te preocupes la enviare cuanto antes, tu padre estará muy feliz de recibir también esta carta.
- No es para mi padre.... Es para Kael. Por favor asegúrate que llegue a él.
- Ehh, si... lo hare.
Arvenien se retiró, pero Arán no dejo de verla hasta que desapareció de su vista, en el tiempo que ella había estado allí le enviaba cartas a su padre pero ella misma se las daba al mensajero en presencia de Thranduil, era extraño ahora que recurriera a él para enviar una carta escondida a Kael. Pero como buen amigo obedeció de inmediato.
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ESTELGALEN
FanfictionLa era elfica finalizaba, con la cuarta edad del sol comienza entonces la era del dominio de los hombres, por lo que los elfos y demás criaturas privilegiadas partirán hacia las tierras imperecederas. Dejando atrás una multitud de recuerdos y experi...